Seré directo y escueto. Adelanto que este post no va a entusiasmar ni ilusionar a la mayoría de los merengues. Vamos, como cuando llegó a su despacho Pablo Laso el verano de 2011.
El último enfrentamiento por la lucha de un título entre el Real Madrid y el Barça ha dictaminado varias obviedades. La cosa fue justa pero al final los blancos se volvieron a llevar el gato al agua (72-67). Que Campazzo sigue siendo el mejor base de Europa por talento y porque es un animal competitivo. Que se irá a la NBA (bastante) antes de que acabe la temporada. Que es irremplazable. Que Alberto Herreros fichará a alguien en su posición. Que habrá un día en el que también estén Higgins y Kuric, y Saras Jasikevicius consiga desarrollar su juego.
No sé si coincidirá con los que habéis jugado a baloncesto alguna vez pero, en mi caso, aunque no a un gran nivel, he jugado en dos tipos de equipos. En una mayoría en los que, en los momentos en los que se decidía un partido importante, dudamos sobre si íbamos a ganar o perder. Y en un par en el que, en los momentos en los que se decidía un partido importante, nos preguntamos cómo ganarlo. En ese último equilibrio mental se encuentra, desde hace un buen puñado de años, el equipo que dirige Pablo Laso. El “y si” por el “cómo”. Así de simple, así de difícil.
La comentada e inminente marcha de Madrid del de Córdoba (Argentina), la efectiva obsesión de Jasikevicius de ir de menos a más y una plantilla blaugrana despampanante son, para cualquiera que se agarre a su intuición, demasiados factores para que esta temporada no se decante la balanza para los catalanes y empiece así un nuevo ciclo. PERO, si hacemos memoria y tiramos de empirismo, no deberíamos descartar poner el foco sobre el base suplente del equipo merengue, Nico Laprovittola. NL fichó la temporada pasada y su rendimento ha generado muchas dudas. Ahora, os digo... si hay un tío con talento que pueda suavizar la pérdida de Campazzo, ese es él. Si hay un entrenador que puede hacer rendir más a un base, ese es Laso.
Los que hemos seguido de cerca a Laprovittola en Badalona sabemos que este tío puede decidir un partido andando. Por su colocación, lectura, creatividad, reacción, frialdad, inteligencia, calidad.
La salida de Campazzo supondrá tener mucho dinero para fichar a un base de muchos quilates pero, por bueno que sea, necesitará un tiempo para encajar en el equipo. A los que ya crucifican a Laprovittola les diría que revisen el juego de Sergio Rodríguez en la NBA y vuelta a Europa con Messina en el RM. Un juguete roto. También el papel que desempeñó el ‘Facu’ cuando aterrizó en el RM (2013-14) y que, de paso, refresquen que las dos siguientes las jugaría cedido en Murcia. Entremedio de éstas, su renovación.
Y acabo, y si me lo permitís, lo hago recogiendo las recientes palabras de Laso sobre Luka Doncic. “La gente dudaba cuando iba a subir al primer equipo y cuando iba a ir a la NBA”.