Me encanta, allí donde voy, hablar de baloncesto. Lo he hecho en Internet durante los casi veinte años de existencia de Solobasket, -los cumplimos el próximo mes de noviembre-, y también en los eventos a los que acudo. Los basketmaniáticos somos así, lo argumentamos todo y creo que eso enriquece. Ayer mismo en Mataró, durante la presentación del libro “Historia del Baloncesto en España”, tuve la ocasión de hablar con mucha gente del baloncesto como Esteve Rubio, -padre de Ricky-, Carmen Famadas y Jordi Bonareu, -una y uno de las mejores jugadoras de la historia para el desconocimiento de una mayoría que debe rebuscar entre los grandes hitos de los 50 y 70-, o los clarividentes Laura Antoja y Quique Spa. “Luka Doncic no explotará en la NBA como la gente cree, no será una superestrella allí. Le falta velocidad”. Ante ello, yo soy de los que piensa que sí lo será, -y allí mismo lo debatí-, por una sencilla razón, él hace mejor a sus compañeros, por consiguiente, el hace mucho mejor a su equipo, da igual que sea el Real Madrid o la selección de Eslovenia. A retos más grandes, más mejorará. No será el más veloz físicamente pero sí mente. Aquello del IQ. En la toma de decisiones. Es duro y tiene carácter. Hace un año escribí un artículo donde lo ensalzaba a su edad sobre intocables legendarios como Sabonis, Petrovic o Kukoc. Recibí bastantes comentarios donde se mostraba cierta indignación. La sociedad retroalimenta los fenómenos y los hace más fenómenos. Luego hay peligro que quedo poco o nada sobre más amplias reflexiones que acojan trayectorias. No obstante, desearía que fenómenos y despedidas no nos desborden en lo que queda de Liga Endesa, hecho que haría un flaco favor al propio jugador que, por cierto, tiene 19 años. No lo olvidemos. Le espera un duro camino en la NBA donde va a llegar con la estela de mejor jugador europeo y sigue siendo un crío que tendrá que gestionar la tensión y presión, psíquica y física, de rivales y entorno.
Doncic fue galardonado por la Euroleague como MVP de la final de la Final Four de este curso, pero en la final de la cita, para muchos de nosotros, fue su compañero Fabien Causeur, quién fue más decisivo. Anuló a jugadores que producen a la más mínima, léase el caso de Kostas Sloukas, además de anotar y asistir una y otra vez en momentos clave. Por ello, surgieron diversidad de opiniones. ¿Globalidad o el partido más importante, ese que concede títulos? Euroleague apostó por globalidad.
Estoy de acuerdo en que no es lo mismo destacar en un equipo grande, que además suma grandes títulos, que en otros más pequeños. Sin embargo, no todo es blanco, no todo es negro. Me gustaría compartir con ustedes el feedback que me dio un jugador internacional y destacado ACB que acabó jugando en los 90 en la segunda mejor liga nacional. “Carlos, no es tan fácil destacar en equipos pequeños. Es cierto que puedes tirar más y jugar más minutos pero las defensas están más pendientes de ti, recibes peores pases, finalizan peor tus asistencias. Hay veces que pierdes la confianza en tus compañeros y, finalmente, en ti mismo. Hay más presión en un descenso o ascenso que en la pérdida de un título”. Él había luchado por todos esos objetivos. Mi intención es que, por unas pocas décimas, no nos olvidemos de la terrific temporada que ha hecho Gary Neal (1.93m/1983). A lo largo de la historia he visto anotadores compulsivos de todos los colores pero pocos que realmente hicieran subir varios peldaños al equipo en el que jugaban. Sin embargo, el máximo encestador de la liga regular ACB (20.6 puntos) es mucho más que eso. No es un jugador comúnmente extraordinario. Sus lectura de juego (3 asistencias), selección de tiro (lo que, sumado a una gran puntería, le ha permitido tener grandes porcentajes: 52% Tiros de dos puntos, 43% Tiros de tres puntos), absorción de la atención de las defensas han hecho que en Zaragoza el año que viene vuelvan a tener un equipo en máxima competición. Lo del de Baltimore me ha recordado al concurso de los mejores norteamericanos que pasaron por España: Andre Turner, Brian Jackson, Charlie Bell, Chandler Thompson Mark Davis... Porque para mí, por todo lo listado anteriormente, más el liderazgo e impacto en el juego que Neal ha ejercido, hoy, ÉL es mejor que los fantásticos Sylven Landesberg, -con quien ya hicimos una comparativa-, Edwin Jackson, Darius Adams o Jaycee Carroll.