En mi humilde opinión, ayer Saras Jasikevicius y su cuerpo técnico se equivocó en el planteamiento del partido o, al menos, en no considerar cambiarlo en la segunda parte. Pero entiendo a Jasikevicius. Para él no hay grises: hay negros o blancos. Jugársela le ha llevado hasta donde está, como jugador, como entrenador. Ayer, en la toma de decisiones acertó en algunas ocasiones y puso contra las cuerdas a un Efes, que atesora la pareja de bases más desequilibrante de Europa. En cambio, él no contaba con el suyo titular, Nick Calathes, que no estaba ni al 50% de su habitual concurso. Calathes es su extensión en la pista. Además, su lucha, profesionalidad y competitividad es el ejemplo al que se agarra el coach lituano en cada partido, en cada entreno. Así los suyos, lo dan todo en la pista pensando como equipo.
"Calathes es un luchador. Hará lo necesario para estar en pista. No ha tenido una gran noche, pero no olvidemos el partido de semifinales que hizo. Necesitamos más gente como Nick Calathes" comentó Saras en la rueda de prensa donde también se mostró muy enfadado con la actuación arbitral.
Pero los de Ataman, han desplegado un juego genial en ambos lados de la cancha, un juego que ya dominó la Euroleague en el interrumpido curso 2019-20. Merecido campeón este Efes. Ayer el Barça necesitaba a un entrenador que diera en el clavo constantemente para batir a este Efes. Muy pocos errores durante el partido y geniales planes B, C y Z antes de éste. Saras ha jugado muchas finales como jugador y sabe que en una final del calibre de la de ayer, la Final Four, un tío con el talento y la mentalidad adecuada se ventila al jugador del momento por mucho que haya destacado en Liga Regular, y/o en Playoffs. De ahí que se decidiera por jugar con sólo dos bases. Tío, si la cagas te voy a sentar, te voy a gritar, te voy a presionar pero... vas a volver a salir. Así que sal ahí fuera y juega sin miedo. Sabe que esa confianza es capital para que no se te coman los nervios y la presión en un partido así. Por ello, prefirió a un líder y base puro pero cojo como Calathes en pista. Lo que certifica la influencia que tiene el base griego en sus compañeros. Como todos sabemos, NC se lesionó en semis con la suficiente gravedad como para no estar al nivel que se necesitaba en una cita así. No obstante, Saras lo prefirió a un combo defensivo como Hanga. No hay duda de que Hanga habría podido contener algo más a la genial dupla Micic/Larkin y aportar más en ataque que Calathes pero Saras pensaba que Ataman hubiera ideado, con más comodidad, varias formas de colapsar el ataque de los barceloneses y... también su confianza. SJ simplemente no quería dos escuderos. Ni Bolmaro (obviamente por su juventud) ni Hanga pueden llevar, ni de lejos, los tiempos del partido como Calathes, como vimos ayer, quien puede dirigir andando. Eso le dio seguridad a sus compañeros. Sin embargo, el sueño de los catalanes acabó tras el descanso cuando Micic y Larkin camparon a sus anchas para ganar el título. No sin que antes ambos talentos sufrieran la genial defensa de Claver y Davis, en los cambios, ante su persistente y usualmente mortífero pick and roll.
Tenemos bastante claro cuándo un/a jugador/a aún está en periodo de aprendizaje. En cambio, nos paramos a pensar si un entrenador/a, y sobre todo, un/a árbitro, está en ese proceso. Simplemente es malo/a, no vale. Choca, porque negamos una máxima, lo normal es que con trabajo y tiempo seamos mejores durante un considerable periodo de tiempo. Aquello de que... la experiencia es un grado. Hace poco lo recordaba en un contexto diferente, concretamente con Àlex Mumbrú. Escribí un puñado de líneas afirmando, -antes de que dirigiera sus últimos decisivos 5 partidos que le darían derecho a seguir en la Liga Endesa-, que era mejor entrenador que en la temporada pasada. Por ello recibí alguna crítica. Para mí, este año Saras también es mejor entrenador que el de la pasada temporada.
Como dije al principio del texto, Saras no estuvo especialmente acertado en la final de ayer pero ha conseguido que los blaugranes vuelvan a ser un equipo con personalidad, con muchísimo talento pero también duro. Combinación vital para volver a optar a ser el mejor equipo de Europa. También que Bolmaro y su entorno tengan que valorar más si frenar su salto a la NBA la temporada que viene y sigan apostando por su entrenador y club. Ellos lo han hecho permitiéndole jugar 25 minutos en una Final de la Euroleague. Bolmaro no lo sabe pero ahora, es otro jugador. De nuevo, gracias a una experiencia que será capital.