Pero era 2007 cuando los rumores de una posible implicación de la NBA en China se hicieron más insistentes. En Enero del 2008 se anunció la creación de ‘NBA China’, una empresa destinada a gestionar los intereses de la NBA en China (lo dice el nombre) encabezada por un antiguo directivo de Microsoft y una más que notable participación de varias franquicias de la liga. Se hablaba abiertamente de la próxima creación de una nueva competición en el país que “canibalizaría” a la CBA local y sería gestionada por la NBA. Mucho menos revuelo ha levantado el discreto anuncio de que esos planes habían sido abandonados.

En Octubre la NBA admitió públicamente que las negociaciones para crear y gestionar una competición de baloncesto en China quedaban en suspenso sin fecha prevista para su reanudación. La liga estadounidense seguirá cooperando con el baloncesto chino, pero esa colaboración se limitará a iniciativas como el programa de formación para entrenadores chinos que se inició hace unos meses. Como la NBA no se ha herniado precisamente dando explicaciones ni tampoco se las ha pedido nadie, es difícil determinar con seguridad las razones de este fracaso. En habiendo google, eso no es motivo para no intentarlo, ¿verdad?

El primer aviso serio se produjo el verano pasado, cuando el Vice Ministro de Administración General para los Deportes Cui Dalin repasó la pobre situación del deporte profesional en el país. “La organización de todas las ligas deportivas nacionales corresponderán a las asociaciones deportivas chinas [equivalente a las federaciones], que organizarán los torneos y los partidos. Estaremos interesados en socios cooperantes, como ligas y organismos de fama mundial, pero la gestión y organización del deporte quedarán en manos de nuestras asociaciones.” Esta evidente referencia a la NBA fue la primera prueba de que pasados ya los juegos, la voluntad política de las autoridades chinas no era precisamente acogedora.

Tampoco la NBA parecía tan interesada una vez que se hizo evidente la extensión de la crisis financiera internacional. Será difícil convencer a los propietarios de las franquicias para que sigan metiendo dinero en una aventura de resultado aún incierto en un momento en el que el negocio “troncal” de la NBA no pasa por su mejor momento. Se hablaba de que la “NBA China” disponía de un presupuesto de cientos de millones de dólares, aportados principalmente por la NBA, y además de eso estaba la sociedad formada por la NBA y la corporación AEG para construir y gestionar pabellones de ultimísima generación por toda China. El primero fue el Estadio Wukesong en Pekín, construido para los Juegos Olímpicos, y se espera finalizar otros dos el año que viene en Shanghai y Guangzhou. Cada uno de estos estadios costará más de 200 millones de dólares, y el plan original hablaba de edificar alrededor de una docena por todo el país.

Por si fuera poco, la situación de la liga nacional china hace que semejante inversión se parezca más bien a una ayuda solidaria a fondo perdido. La CBA (Chinese Basketball Association) intentó reforzarse la temporada pasada buscando quizás convertirse en posibles socios de la NBA en el futuro, para lo cual amplió a dos el número de extranjeros por equipo, duplicó el número de partidos del calendario, y promovió un estilo de juego más rápido y físico. El resultado, sin embargo, fue desastroso: la llegada masiva de extranjeros relegó a los jugadores nacionales a papeles secundarios, el aumento del número de partidos provocó una epidemia de lesiones y el juego más físico dio como resultado un elevado número de trifulcas que ensuciaron la imagen de la liga. Y lo peor es que cerraron la temporada con unas pérdidas de 17 millones de dólares, amenazando la supervivencia de los equipos más pobres.

Para terminarlo de empatar, la selección perdió en casa la final de los Juegos Asiáticos, cuando Irán aprovechó la ausencia de Yao Ming y la mala actuación de Ji Yianlian para meterles un buen repaso: 70-52. Después de esta derrota quedó claro que el baloncesto en China está en una situación mucho más débil de lo esperado. No poseen apenas jugadores nacionales de nivel, carecen de una infraestructura adecuada y económicamente todo el apoyo debería proceder del extranjero. “Como resultado,” declaró David Stern, “hemos decidido dejar para otro día, un día del futuro, las negociaciones sobre una posible cooperación relacionada con la creación de una liga.” A juzgar por sus declaraciones recientes sobre diversos temas, ese día del futuro tendrán que empezar a primera hora porque ya se les amontonan los asuntos: la NBA China, la expansión a Europa, la incorporación de mujeres… Si uno fuera suspicaz, casi diría que prefiere dejar que su sucesor se encargue de temas tan espinosos.

Es posible que no sea ése el caso. La NBA ha invertido mucho dinero en la aventura, y si la economía norteamericana se recupera en un plazo razonable pueden aprovechar la debilidad de la CBA y forzar unos términos de cooperación más favorables. Si algo he aprendido de David Stern es que sólo colabora en iniciativas que controle de manera casi absoluta, y ya hubo otra CBA a la que prefirió dejar morir para crear su propia liga sin oposición. “Aún disfruto cada día al venir a la oficina”, dijo una vez. Me lo imagino diciendo esa frase sentado en un enorme sillón giratorio mientras acaricia a un gatito.