Abril de 2012, Mannheim, Alemania. La U18 española logra la victoria 76-65 frente a Serbia en la final del considerado mundial oficioso. En esa selección, dirigida por Juan Antonio Orenga, jugaban algunos de los cracks que ya nos hemos acostumbrado a ver a través de la televisión. Willy Hernangómez, Ilimane Diop, Alberto Díaz... La generación de jugadores españoles nacidos en 1994 lleva unos años patruyando la élite del baloncesto europeo (y mundial). Como todo en la vida, el baloncesto es cuestión de tiempos. Mientras que los ya citados han logrado brillar a una edad muy temprana, algo no muy habitual, otros jugadores han tardado más en hacerlo, aunque llegan con mucha fuerza. Es el caso de Edgar Vicedo. Algo similar le ha ocurrido al alero madrileño en su equipo, el Movistar Estudiantes. Jugadores como Jaime Fernández, Juancho Hernangómez o Darío Brizuela han ocupado todas las conversaciones sobre el futuro del club, mientras que a Edgar le ha tocado asumir el mismo papel, siempre desde la sombra.
Edgar Vicedo Ayala, nacido en Madrid el 24 de agosto de 1994, es hijo del conocido jugador y seleccionador de voleibol Benjamín Vicedo. Edgar inició sus andadas en el mundo del baloncesto en el CB Colmenar Viejo, aunque a penas un año después su historia con el equipo del Magariños daría comienzo. A partir de entonces, iría escalando: desde la categoría cadete hasta el equipo EBA del aquel entonces Asefa Estudiantes. En la temporada 2013-2014 hace su debut con el primer equipo, aunque a los 15 partidos es cedido al Peñas Huesca en LEB Oro, donde disputa dos temporadas. En abril de 2015 vuelve al primer equipo del Estudiantes para intentar quedarse. Dos años de trabajo duro y esfuerzo le han traido a la actualidad.
Diciembre de 2017. El Movistar Estudiantes no termina de despegar en ninguna de sus competiciones. A pesar de contar con una de las plantillas más equilibradas de los últimos años y las pilas recargadas, parece que hay algo no funciona. Vale, la situación aún no da pie al alarmismo de otros años (en Liga Endesa el equipo está situado dos partidos por encima del descenso y en la competición continental se encuentra a tan solo una victoria del primer clasificado), pero es más una cuestión de sensaciones, de la imagen que dejan en el campo. El equipo de Maldonado no acaba de encontrar el ritmo en la cancha; en defensa se producen muchos despistes, y en el aspecto ofensivo solamente algunos momentos de brillantez de jugadores como Landesberg salvan la falta de fluidez. Es en este contexto cuando se necesita del liderazgo de veteranos como Cook o Medley y del descaro y la intensidad de Brizuela, Hakkanson o Vicedo.
Si tuvieramos que destacar un aspecto positivo de las últimas semanas en la dinámica del equipo madrileño, sería el potencial de mejora que tiene por delante. En la guía Liga Endesa 2017-18 decíamos que era una temporada clave para la consolidación de Brizuela y Vicedo en la élite, y seguimos pensando que sus minutos de juego deben servir de revulsivo para los estudiantiles. Sin duda está siendo su temporada más completa, jugando más minutos que nunca y dejando muy buenas sensaciones. Sus medias hasta el momento están siendo de 7.8 puntos, 3.3 rebotes en 20 minutos de juego. Si bien nunca ha destacado por sus recursos en ataque, a base de trabajo duro y muchas ganas se ha situado como un pilar defensivo y un más que interesante recurso desde la línea de tres puntos. Hace unas semanas, durante los partidos clasificatorios para el mundial con la Selección Española, contribuyó a las victorias de los de Scariolo, haciendo un gran papel en la defensa de jugadores más grandes. Vicedo representa perfectamente los valores de esta selección 2.0, construida desde el trabajo defensivo y la intensidad.
Más allá de todo esto, Vicedo representa a todos aquellos jugadores que se han forjado a base de trabajo duro y ganas por mejorar, los jugadores que si bien no proyectan el baloncesto más llamativo y espectacular hacen que este deporte sea algo maravilloso. Edgar Vicedo es un trabajador nato, una pieza fundamental para su equipo que juega cada partido desde las sombras del Palacio de los Deportes. SIn jugadadores como Edgar Vicedo el baloncesto no sería posible, y sin baloncesto, amigos, la vida no sería igual.