El día que el sueño del baloncesto de élite se hizo realidad en Alicante
- El 2 de junio de 2000 fue el del nacimiento del baloncesto de élite en Alicante. Un equipo de ACB era algo impensable pocos años antes y se convertía en realidad
- El Lucentum ha tenido una trayectoria de extremos. Ascensos, descensos, Playoffs, Copas... Una existencia no apta para cardiacos
‘Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver’, esa cita de James Dean podría servir para definir la historia del Lucentum. Un club que en su relativamente corta historia en la élite (ascendió a ACB en 2000) ha vivido más momentos de gloria que otros clubes con antigüedad parecida.
Aunque aquí hemos venido a contar una ‘historia’. La historia del día en que el baloncesto se marcó a fuego en mucha gente en Alicante, vista desde mi historia personal.
A eso de mediados de los noventa, Alicante no conocía lo que era baloncesto de élite. Una ciudad dominada por el omnipresente fútbol y a la que solo los éxitos pretéritos del balonmano en las décadas de los 70 y 80 habían posicionado en el mundo del deporte de élite. En medio de ese panorama, un grupo de apasionados del basket dio un paso al frente y en 1994 nacía el CB Lucentum.
En aquellos años, el Hércules estaba en línea ascendente y los primeros éxitos de aquel joven club de baloncesto pasaban casi desapercibidos, a pesar de que en el año de su debut en la EBA se quedaron a una sola canasta de alcanzar la ACB. Esos primeros escarceos lucentinos yo los viví de refilón. Era más asiduo al fondo norte del Rico Pérez.
Por aquellos años mi baloncesto pasaba por la época dorada del Joventut, por aquellos años en los que podías reconocer los quintetos de tus equipos favoritos. De aquel doloroso triple de Djordjevic en la final de la Liga Europea del 92 hasta otro de Corny Thompson en 1994 que daba la Liga Europea al equipo de Obradovic. Un baloncesto de ver por televisión en una ciudad como Alicante, que por aquellos años no podía ni imaginar con ver ACB en directo.
Tendríamos que llegar a mayo de 2000 para que el baloncesto 'en carne y hueso' llamara a mi puerta. A la salida de un partido del Rico Pérez un buen amigo periodista deportivo de la ciudad me invitó a que me pasara por el Centro de Tecnificación, donde jugaba el Lucentum el último partido de la liga regular ante Melilla. Le hice caso y, junto con mi compañero de batallas futboleras, pasamos un buen rato en unas gradas casi desiertas. El Lucentum alcanzaba el Playoff de ascenso y mi amigo periodista nos siguió ‘facilitando’ la entrada a los partidos. Dos partidos de cuartos ante Cajasur Córdoba, con sendas victorias lucentinas. 3-0 en la serie y aquello parecía que iba enganchando.
La siguiente eliminatoria era la decisiva. El rival: otro novato en estas lides, el Caprabo Lleida. Un equipo debutante en la categoría y que contaba con jóvenes como Roger Grimau, Albert Oliver, Lucas Victoriano o Jaume Comas. La eliminatoria discurría con todos los alicientes necesarios para enganchar a la afición: igualdad, polémicas arbitrales, tensión entre aficiones y todo teniéndose que decidir en un quinto partido a vida o muerte. 2 de junio de 2000, una cita con la historia.
Aquel día, como durante el resto de eliminatorias yo tenía previsto acceder a las gradas ‘gracias’ a mi amigo periodista. Pero ese día iba a ser diferente. A las 16:00 recibo una llamada. Mi amigo me decía que si queríamos entrar tendría que se haciéndonos pasar por técnicos de sonido ya que se habían agotado las localidades y no iba a ser posible colarnos. Aquello suponía entrar al pabellón 3 horas antes del partido. Agravante: aquel día era el cumpleaños de mi novia. Tocó posponer celebraciones. Aquel día iba a ser único. Nunca en la historia se había llenado el Centro de Tecnificación. Se palpaba algo especial en el ambiente.
A la hora acordada, mi amigo y yo cogimos cada uno una maleta de cacharros de la radio y con mirada de confianza sorteamos la puerta de servicio. Estábamos dentro. Nosotros solos en todo el Pabellón. Tocaba disimular. Toma un cable por aquí, te dejo esta clavija por allá… ante la mirada del presidente del club, que bastante tendría con sus nervios. Situación incómoda hasta que se abrieron las puertas, comenzó a entrar gente y llegó el momento de diluirnos en la grada. Misión cumplida.
Más de 6500 almas abarrotaban gradas, escaleras, salidas de emergencia y las sillas de madera que se pusieron en cada rincón del recinto. Llegaba el momento de la verdad. El partido discurría con ventajas para Caprabo Lleida (35-44 al descanso). Joe Bunn, Victoriano y Grimau hacían estragos a un Lucentum muy desdibujado. Pero en la segunda mitad emergió la figura de un joven malagueño, David Gil, que empezó a anotar un triple detrás de otro, así hasta seis y sin fallo. Alguno de ellos lo recuerdo como si fuera ayer. Una remontada espectacular que volteaba el marcador y que hizo vibrar a todo el que lo vivió en directo aquel inolvidable día.
A pocos instantes del final del partido la gente ya estaba virtualmente invadiendo la cancha y cuando sonó la bocina se desató una locura colectiva como se ha vuelto a vivir. Ese día el baloncesto entró a fuego en mi corazón y en el de otros muchos alicantinos que jamás habrían imaginado poder tener a un equipo de ACB en nuestra ciudad. Ese día se marcó un antes y un después para el baloncesto en Alicante.
Aquel equipo estaba marcado por la juventud de sus jugadores. Un imberbe Calderón vivía sus primeras alegrías como profesional, pero también jugadores como Jorge García, Guillermo Rejón, Francis Sánchez, David Gil que luego firmarían amplias y exitosas carreras deportivas, todo bajo el liderazgo de un enorme Reggie Fox y bajo la batuta de Andreu Casadevall.
El Lucentum comenzaba así un camino que pocas veces ha tenido términos medios. Cuatro ascensos deportivos, dos descensos deportivos, dos participaciones en Copa del Rey, tres participaciones en Playoff, un descenso por motivos económicos, dos participaciones en ULEB Cup, una salvación milagrosa e histórica en 2004, un liderato de la ACB en 2005 tras arrancar la liga con 9 victorias,… pocas temporadas se podrían definir como tranquilas. Todo ello jalonado por el mal endémico del club, las malas gestiones que han terminado obligando al club a dar vuelta atrás y volver a los orígenes.
La triste ‘guinda’ a esta azarosa vida la ha puesto el ‘descenso’ a Primera Nacional tras haber logrado ascender a Liga Endesa este año. Adiós a diecinueve años de baloncesto profesional en Alicante. Los caprichos del destino hicieron que el último partido que ha disputado el Lucentum como equipo profesional en el Centro de Tecnificación también fuera un 2 de junio de 2013 y con un pabellón a rebosar en aquel cuarto partido de la serie final ante River Andorra.
Además de experiencias inolvidables, el Lucentum ha regalado a su afición la posibilidad de ver a auténticos mitos y jugadores de renombre y cotizados en su momento vistiendo los colores de su equipo. Muchos de ellos vivieron una etapa dulce en el Lucentum, otros llegaron en su ocaso. Una lista que podría comenzar con Lucio Angulo, Jose Manuel Calderón, Iñaki De Miguel, Alain Digbeu, Tyrone Ellis, Serkan Erdogan, Reggie Fox, Berni Hernández, Kaloyan Ivanov, Oriol Junyent, Martin Keane, Larry Lewis, Pedro Llompart, Darryl Middleton, Ademola Okulaja, Velimir Perasovic, Pablo Prigioni, Nacho Rodríguez, Lou Roe, Pepe Sánchez, Kyle Singler, Mike Smith…
En mi caso, todo esto lo he podido vivir gracias a aquel 2 de junio de 2000. Si aquel día no hubiera entrado al Centro de Tecnificación haciéndome pasar por técnico de sonido hoy seguramente no estaría aquí contando esta historia.
Ahora el Lucentum va a comenzar una travesía por el desierto que promete ser larga. La semilla que se sembró aquel día del primer ascenso seguro que es fuerte y puede superar estos momentos, al igual que los pinos saben sobrevivir tras los incendios y volver a repoblar el bosque pocos años después.
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Comentarios
vicent9 ha respondido el
No soy hincha de Lucentum pero me da mucha nostalgia esos tiempos, no hay más que ver el pabellón a reventar, caras de felicidad y despreocupación, con Canal 9 y la Generalitat Valenciana copando la mayoría de publicidad del estadio, apoyando el deporte de la Comunidad, con equipos fuertes económicamente (sea por apoyo público o no)..en fin, la era de las vacas gordas. Qué tiempos aquellos.
TETE ACB ha respondido el
Algo parecido estamos sufriendo los aficionados al Tenerife Baloncesto desde hace dos temporadas. Las malas gestiones nos han llevado a la primera autonómica aunque tenemos la esperanza de recuperar viejos tiempos algún día. Aún recuerdo un increible partido frente a Alicante en LEB Oro, donde nos jugábamos el liderato los dos equipos, con un Alicante hasta ese entonces intratable en liga. Antwain Barbour firmó nada menos que ¡50! puntos, incluyendo un triplazo que forzó la prórroga donde el Tenerife pudo conseguir finalmente la victoria. Ojalá Alicante y mi Tenerife se vean de nuevo las caras en categoría nacional, más pronto que tarde. Suerte!