- Hablamos con Marisa Gutiérrez, psicóloga clínica, para que nos explique cómo debe comportarse el adulto ante el niño.
- También contamos con la opinión de árbitros, entrenadores y padres/madres.
Todo el mundo sabe o debe saber que la sociedad actual premia el éxito inmediato por encima de cualquier otra cosa. Hace ya más de cinco siglos, Maquiavelo afirmó de manera (des)afortunada la frase hoy ya conocida por todos: "el fin justifica los medios". En la península, esta máxima fue introducida por Baltasar Gracián a través de una de sus obras más conocidas y desde entonces se ha convertido no solo en un modo de conseguir los objetivos, sino en una metodología común y diaria donde el tópico del "todo vale" está a la orden del día. Y desgraciadamente, muchas veces, quienes sufren las consecuencias de que actualmente nos hallemos en una sociedad altamente competitiva son los deportistas, y especialmente el colectivo más vulnerable son los niños. Esta situación de cambios nos ha llevado a las siguientes preguntas: ¿Es lícito exigir tanto para conseguir los mejores resultados? ¿Están algunos entrenadores en el camino correcto cuando utilizan la estrategia del "todo vale" para alcanzar la cima? ¿Cómo debe actuar el padre cuando su hijo falla una entrada, pierde un balón o comete una falta?
Desde Solobasket.com hemos decidido, en este artículo, adentrarnos en el mundo de la psicología deportiva y, en especial, hemos puesto el foco en los niños, en los jugadores en etapa de formación. Para ello, hemos charlado con la psicóloga clínica especializada en psicoanálisis Marisa Gutiérrez, quien nos dará las respuestas y las claves para saber cómo apoyar y ayudar al niño o a la niña cuando practica el baloncesto. Además, para completar este artículo, hemos contactado con padres y madres, con entrenadores y con árbitros, con el fin de que nos aporten su punto de vista.
En primer lugar, hay que adentrarse mínimamente en la mente del niño para saber qué necesita y qué repudia aunque no lo verbalice. Tal y como afirma la psicóloga Marisa Gutiérrez, "en ningún caso el niño debe sentir que tiene que ser perfecto; todos cometemos errores, debemos saber perdonar y aprender de los mismos". Además, Gutiérrez dice que "no es conveniente enfatizar en exceso los logros de los hijos, ya que así corren el riesgo de estresarlos más". En este punto, es interesante comprender el significado del estrés y cómo debemos gestionarlo en relación a las exigencias de este deporte y a la edad de formación. "Por un lado, el estrés prepara al cuerpo para afrontar los retos con concentración, resistencia y un nivel de alerta adecuado. Por otro lado, un exceso de estrés puede agotar la energía y el empuje del deportista, provocando una sensación de agotamiento y de sentirse 'quemado', sin ganas", asegura la psicóloga.
Así pues, tanto los agentes de socialización más cercanos al niño (familia más próxima) como aquellos agentes que dirigen su actividad baloncestística (entrenadores, ayudantes, psicólogos deportivos) deben incentivar una práctica deportiva gratificante por encima de la obligación. Asimismo, no se le debe imponer un castigo al niño por faltar a un entreno o cuando comete un fallo. Más bien todo lo contrario: estas personas "deben elogiar el esfuerzo del hijo siempre, ofrecerle críticas constructivas, fomentar el trabajo en equipo, el compañerismo, la superación de retos, el saber ganar y el saber perder, pues son valores que todo padre debería transmitir al hijo", añade Marisa.
Es resumen, es importante siempre valorar el esfuerzo realizado por el chico o la chica; siempre será mejor que reciba mensajes positivos relativos al esfuerzo antes que mensajes que tengan que ver con la calidad innata que posee. En este sentido, en los partidos es imprescindible que el chico o la chica, al equivocarse, no reciba mensajes -o inputs-, pues acabaría por frustrarse en exceso, y quizás la consecuencia podría ser el hartazgo hacia este deporte. Un aspecto a tener en cuenta es el tono al que te diriges al niño o a la niña: si es un tono agresivo, generarás más rechazo que si utilizas un tono que se adapte a las circunstancias.
Hay que tratar al jugador o a la jugadora desde una vertiente más personal. De hecho, tal y como aclara la psicóloga: "cada jugador tiene un nivel hasta donde puede soportar o tolerar la presión sin perder eficacia. De ahí la importancia de no generalizar, sino de tratar a cada jugador desde la individualidad de sí mismo".
También es muy importante gestionar bien las emociones en las derrotas, ya que "la victoria como fuente única de satisfacción puede producir sensaciones de frustración, decepción, desconsuelo y fracaso. En muchos casos, estos sentimientos negativos se aplican también a otros ámbitos de la personalidad, es decir, hacen que la persona se sienta fracasada en su totalidad, repercutiendo no sólo en el campo de juego sino en todos los aspectos de su vida diaria, dejando, por ende, secuelas psíquicas: problemas de autoestima, falta de seguridad en sí mismo, problemas de rendimiento escolar por falta de concentración, falta de desarrollo de la propia responsabilidad…", argumenta Gutiérrez. Y es que a veces, los comentarios que los adultos reproducimos en la cancha de baloncesto repercuten más de lo que nos podemos llegar a imaginar en la mente del niño o de la niña. "Las consecuencias en varios casos es que los niños y jóvenes no pueden soportar no conseguir ciertos objetivos fijados y presentan síndromes de sobreentrenamiento, crisis físicas e incluso trastornos de la conducta alimentaria", concluye la experta.
Por último, Marisa Gutiérrez nos comenta que "muchos padres me preguntan de qué forma ellos pueden ayudar. Bien, antes de todo, es importante que la familia sepa detectar la diferencia entre si el niño sufre estrés o no, y si este es positivo o negativo. Detectarlo es relativamente fácil, estando alerta en las interacciones del niño durante el partido es una buena forma de identificarlo." El siguiente paso a la detección es apoyar al niño o a la niña para hacerlo partícipe de un crecimiento, no solo baloncestístico, sino personal, pues es una de las razones por las que los chicos y las chicas juegan al baloncesto: para adquirir unos valores.
A continuación, exponemos la opinión de las personas cercanas al jugador o a la jugadora en una cancha de baloncesto: un padre, una madre, un árbitro y un entrenador.
En primer lugar, Ramón Juan, padre de un niño en edad de formación, defiende que "en edades tempranas, lo principal debe ser que el niño se divierta y acuda motivado a entrenamientos y partidos". Este padre, como muchos otros, es un enamorado del baloncesto, pero prima por encima de todo que su hijo se lo haya pasado bien: "Cuando acaba un partido, la pregunta que se le debería hacer al niño o a la niña es '¿cómo te lo has pasado?' en lugar del clásico '¿cómo habéis quedado?". "Lo ideal sería que los clubes de formación y sus entrenadores priorizaran la formación a los resultados, algo que muchas veces no se ve", concluye Ramón. Sònia, por su parte, es madre de una jugadora, y en su opinión, "soy de las que cree que trabajando se consiguen las cosas y eso es lo que le transmito a mi hija. Esta temporada ella está lesionada, pero acude a todos los entrenamientos y a todos los partidos. Excepto algunos casos en que comentamos cosas en 'petit comité', los mensajes que transmitimos siempre son de ánimo hacia las jugadoras. Pero creo que el problema que tenemos los padres es este, que somos padres y a veces perdemos la objetividad".
Michel, árbitro de chicos y chicas de categorías inferiores, nos comenta lo siguiente: "Creo que se le da demasiada importancia a la competición y no tanto a la formación. Ese es el caso de jugadores todavía en edades de Premini y Mini, en cuyos partidos el entrenador prefiere ganar el partido que formar a los jugadores". Pero el papel del árbitro, en estos partidos, no se queda solo en el hecho de señalar faltas y violaciones, sino que su trato con el chico o la chica es recurrente. "Cuando señalizo una falta o una infracción, trato de explicar al jugador por qué la ha realidado, siempre con un tono tranquilo, para que el jugador pueda oír y asimilar mis explicaciones. El árbitro también forma", concluye Michel.
Por último, Sergi, entrenador de un equipo de formación, cree que "es más importante hacer que el niño o la niña entienda el motivo del error cometido. Y, sobre todo, es imprescindible una corrección basada en la explicación del error -falta cometida, mala defensa, etc- y la posterior explicación sobre cómo solucionar ese error. De esta manera, ellos mismos son capaces de comprenderlo y rectificarlo -a veces cuesta más y debes corregir bastantes veces el error-". Como prácticamente todo el colectivo que engloba el engranaje baloncestístico que rodea al niño, Sergi también defiende que "hay muchísimos entrenadores, en categorías de formación, que deberían centrarse más en el progreso de los jugadores y no tanto en las victorias y derrotas; la liga debería ser un 'plus' para la motivación de los niños, pero no el principal objetivo".
En resumidas cuentas, en el día a día en las canchas, se producen situaciones cuando menos cuestionables para conseguir la victoria. Aun así, afortunadamente hemos comprobado que todavía quedan muchas personas que tratan al jugador desde su individualidad, ya que cada jugador es único, y todo mensaje positivo -pese a que hayan cometido algún error en la pista- será bienvenido. A veces, el resultado es una satisfacción mínima, en comparación con el orgullo que se siente al ver a un jugador feliz y que haya adquirido unos valores jugando a lo que muchos amamos: el baloncesto.
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Comentarios
tronker ha respondido el
Como padre de una niña de 8 años empezando en esto, leerlo me ha tocado la fibra. Enhorabuena por el artículo!!
borjarevertlu ha respondido el
¡Muchísimas gracias! Sin duda, es uno de los artículos que más me ha llenado y del que probablemente haya aprendido más. Aunque, todo sea dicho, este artículo no tendría sentido sin la colaboración de Marisa y de las demás partes implicadas, puesto que baloncesto somos todos (ha sonado a anuncio de Hacienda, pero no iba con esa intención).
LuisLOA ha respondido el