Durante el pasado Mundial de Japón pude vivir in situ, en la Sexta, el día a día de un verdadero maratón de baloncesto. Muuuuy lejos del sofá. Mediapro, ante inversores invisibles, decidió jugársela realizando una cobertura impresionante: 8 horas de "BA-LON-CES-TO", como diría Pepu. La más grande de la historia en España. Todo salió redondo.
sportcenter.jpg
23960_0.jpg
No fue fácil: un espacio nuevo, un grupo humano nuevo, 24 equipos, muchos desconocidos y un carrusel tan atractivo de ver como infernal de producir.
Si la selección fue un equipo, creo que en La Sexta también lo fuimos, tanto en Barcelona como en Japón. Nos pasábamos información los unos a los otros, llamadas para que todo estuviera OK...
Incluso los analistas de los partidos que iban pasando por allí se asomaban para echar una mano: gracias Javi, gracias Malo.
En el SportCenter, localizado en el edificio Imagine, en Esplugues (Barcelona), todo el mundo estaba pendiente de su trabajo pero con un ojo en el espectador: "Carlos ¿cómo van los foros en Internet, qué te cuenta la gente?" Solía preguntarme casi cada día César Nanclares, director del SportCenter.
LO QUE EL OJO NO VE, LO QUE LA OREJA NO OYE
Mucha tensión, nervios, presión, el riguroso directo, muchas imágenes, sonido. Todo tipo de apoyo visual y efectos que de forma colosal producían sin descanso muchos tíos de bandera desde el anonimato: editores, redactores, técnicos y largo etc, siempre auxiliados por excelentes productores como Jo Gallager, Enric Álvarez, Marçal o Virginia.
El resultado de la emisión y su contenido se fue produciendo de una forma regular ante los ojos de los televidentes, no obstante, los primeros días fueron duros para la organización entera, más de 70 personas intentando definir del todo sus roles lo que dio paso a una coordinación mejor.3342_0.jpg
En las estadísticas estaba el hombre más rápido y eficiente del oeste, Toni Forteza, hijo del mítico Joaquín, preparador físico de la mítica 'Penya' de los 80 y 90. Siempre al momento y calentitas. Un tío que acompaña una gran ética de trabajo que siempre ofrecía su mejor sonrisa. Si hacía falta, se colaba por el plató para que todo el mundo estuviera a la última. Allí estaba Pep, el realizador de ese espacio, experiencia y temple. Y Muchas otras personas con las que no coincidí, perdón a las mismas y también felicidades por su trabajo también.
DECENAS DE NOMBRES ILUSTRES EN EL SPORTCENTER, ANÉCDOTAS ILUSTRES EN LA SALA DE INVITADOS
cris_y_carlos.jpg

Todos los tertulianos fueron muy amables y se mostraron muy abiertos. Por poner un ejemplo, recuerdo a Antonio Martín, hermano del legendario Fernando, como un gran conversador. Se puede hablar de cualquier cosa, aunque, claro, la ocasión requería baloncesto. Sobre su retirada, a los 29 años y en buen estado de forma, Martín comentó que "ahora lo veo algo diferente, por entonces habían equipos italianos (Cantú) que me querían para formar pareja de extranjeros, incluso dos años después de mi retirada me decían que fuera a entrenar. Tan sólo eso, y ver la ciudad". Un detalle muy curioso fue que el Messaggero de Roma le quiso a toda costa en una temporada en la que el club albergaba mucho dinero. "Me querían. Iban a hacer un gran equipo de mucho presupuesto, luego ficharon a Danny Ferry". Para los más contemporáneos decirles que Ferry ese año, 1989, había sido elegido en el número 2 del Draft por Los Angeles Clippers y dijo no a la franquicia angelina para fichar por los romanos. Busquen antecedentes. Otro momento interesante de nuestra conversación fue que Martín no sabía que un ex compañero suyo, Anthony Frederick, había fallecido hacía poco: "no lo sabía ¿cuándo fue? Era un tipo divertido, una pena".
Mocho López también tuvo buenas experiencias que compartir, entre ellas, haber entrenado a jugones de los más díscolo o de caracter explosivo como Loe Roe, Terquin Mott o Pete Mickeal. "Con Roe nunca tuve ningún problema, me entendí muy bien con él siempre" explicaba. Sobre Mott afirmó que "he tenido otros que me dieron más problemas, lo único a destacar es que a veces aparecía su coche a primera hora en el pabellón y él no estaba, finalmente descubrí que se ponía a jugar en la pista de cemento de fuera de pavellón con chavales o con su novia. Luego, antes de empezar nuestro entramiento, le veías ya a tope de hielo y te extrañabas, claro"
.
Otra conversación curiosa fue la que tuvo con Richard Scott que me contó que quiere trabajar en el FBI cuando se retire. También tengo en mente a Lucas Victoriano, como a otros jugadores argentinos que visitaron el plató, les va más seguir el fútbol que el baloncesto, así como otras muchas historias Top Secret que me vi obligado de dejar en el tintero.
Lo dicho, el mejor premio de cualquier aficionado a nuestro deporte es compartir baloncesto.
Comentarios
el mejor momento de esta historia, y lamentable conversión al cortijismo.