
Historia del Eurobasket, historia de Europa
- El medallero está encabezado por dos países que ya no existen, la URSS y Yugoslavia, que vivieron sendos procesos de desintegración a partir de los 90
Calentamos motores para el inminente Eurobasket y lo hacemos con el dato principal de que, por primera vez, su fase final será acogida por cuatro países distintos. Todo un ejemplo de la globalidad de nuestros tiempos, del fin (casi) de las fronteras, de la colaboración entre distintas sensibilidades.
Croacia se bajó del podio de 1995 para protestar contra Yugoslavia (Foto: Gigantes).

No es raro. La historia del Eurobasket ha sido siempre la historia de Europa, o al menos la historia de la Europa de la edad contemporánea. Se puede seguir en cierto modo lo que ha pasado en el continente a nivel geopolítico en los últimos 80 años a través de lo que ha sucedido sobre las pistas desde que el torneo se crease en 1935.
En las últimas semanas he trabajado en un proyecto que, a través de Espacio Liga Endesa, pretende recopilar episodio por episodio el camino de la competición. Aquí pueden leerse recopilados los capítulos hasta ahora publicados y que tendrán fin el 22 de septiembre con la edición del 2015. Intento realizar una narración algo esquemática, pero fácil de leer, amena, deteniéndose no tanto en los resultados (que también) como en las curiosidades, las circunstancias, las pequeñas historias de cada momento.
4 – Modestas Paulauskas, un lituano clave en la URSS durante los 60 y 70.

Letones, lituanos y estonios no volvieron al Eurobasket hasta entrada la década de los 90, un largo camino en el que sus jugadores compitieron, y muy bien, bajo las cuatro siglas soviéticas. De Janis Krumins a Arvydas Sabonis, de Modestas Paulauskas a Valdis Valters, siempre hubo bálticos decisivos en el ‘abuso’ de la URSS acumulando oro tras oro. En sus 21 participaciones no se bajó nunca del podio, y en 14 de ellas ocupó el cajón más alto
Quizás como metáfora de la desmembración que se le venía encima a su imperio, en 1991 el equipo no consiguió la clasificación para la fase final de Roma, eliminado por sus derrotas en la previa ante Israel y Checoslovaquia fuera y Francia, en la última jornada, en casa. Y no era mala generación, eh. Baste recordar que un año antes había sido subcampeona mundial en Argentina, solo superada por Yugoslavia, ya por entonces con solo un báltico en sus filas, el letón Gundars Vetra. Gente como Sabonis y Valdemaras Homicius ya habían renunciado a seguir defendiendo la camiseta roja y las letras CCCP.
Rarezas
El horror de la Segunda Guerra Mundial afectó a todos, incluyendo rostros baloncestísticos como el del estonio Heino Veskila, el mejor jugador de su selección en el Europeo de Letonia-1937 y cuya muerte en 1941 como prisionero de guerra a manos de los nazis está documentada. Como es evidente, el torneo fue otra víctima y no se disputó desde 1939 a 1946.
Desde 1945 a 1989 solo hubo un cambio en el mapa de Europa: la separación de Alemania en dos estados en 1949. Así es que los dos bloques, el capitalista y el comunista, estuvieron durante tantos años tan bien definidos (aunque no siempre bien avenidos) que el baloncesto también se convirtió en un deporte polarizado.
2 – Cartel de torneo que se jugó en Egipto en 1949.

No faltaron rarezas aquellos locos años de baloncesto recién exportado desde América. Por ejemplo, que en 1949 el Eurobasket lo organizase y ganase Egipto. Siria y Líbano estuvieron en la exigua lista de siete participantes, la más baja de la historia. Y los partidos se disputaron bajo el sol de El Cairo, que ya en mayo no era precisamente suave, como se quejaron los franceses, finalistas.
Los egipcios tendrían una participación más en el torneo, en 1953 en la URSS, pero poco más tarde fueron al fin asignados a la nueva división africana de la FIBA. Y, ojo, en 1959, Irán acudió a participar a Turquía. Aquel mismo año debutó Israel, once años después de proclamar su estado, y ya siempre se quedaría compitiendo en Europa a la vista de sus dificultosas relaciones con sus vecinos de Oriente Medio.
Irán desfila en 1959 en Turquía (Foto: FIBA).

A esas alturas, las dos Alemanias, la occidental y la oriental, se evitaban mutuamente. Nunca llegaron a enfrentarse en una fase final, aunque coincidieron en Yugoslavia-61 y URSS-65. El decimocuarto puesto de la RDA en Finlandia-67 supuso su última participación, y eso que todavía faltaban 22 años para la reunificación.
5.Buscató es defendido por Slavnic en la final España-Yugoslavia de 1973 (Foto: Fernando Font).

El gran terremoto
Precisamente la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 fue el desencadenante de que parte de Europa diese un giro radical. Como ya hemos comentado, la URSS se atomizó en un buen número de países (además de los tres bálticos, lograrían rápidamente la independencia otros como Ucrania, Bielorrusia, Georgia…), mientras que Yugoslavia también empezó un proceso mucho más sangriento.
En el Eurobasket de 1991 se vivió un episodio que mezcló abiertamente política y deporte. El esloveno Jure Zdovc, encuadrado en aquel ‘dream team’ yugoslavo, fue reclamado en mitad del torneo por su país, que acababa de declarar su independencia de Belgrado. Si no lo hacía, sería considerado un traidor. Así es que no pudo ni recoger la medalla de oro a la que contribuyó durante los primeros partidos.
El esloveno Jure Zdovc, antes de marcharse de la selección yugoslava en 1991 (Foto: Gigantes).

En 1993, precisamente en la Alemania unificada, Europa presumía de su nueva piel. Debutaron Bosnia-Herzegovina, Croacia y Rusia (la obvia heredera de la URSS) y Estonia y Letonia regresaban. Lituania, que había sido plata en los Juegos de Barcelona-92, no volvería pisar un Eurobasket hasta 1995 (reeditó los oros de 1937 y 1939 en Suecia-2003, por cierto). Quizás como síntoma de los nuevos tiempos, en aquel 1993 la nueva Alemania consiguió el título de forma sorprendente, aunque todos sus jugadores procedían de la zona occidental.
En 1995, en Atenas, se produjo otro incidente de índole político que conviene recordar: tras recoger su medalla de bronce, la selección de Croacia se bajó del podio para no estar presente mientras que Yugoslavia se colgaba su oro. Los croatas reclamaban que se mantuviesen las sanciones internacionales que impidieron a los yugoslavos jugar en 1993.
La denominación de Yugoslavia se mantuvo hasta el campeonato de 2001 ganado en Turquía. En 2003 y 2005 compitió siendo Serbia y Montenegro y, tras la separación de esta última república, es únicamente Serbia desde 2007.
Por cierto que el de 2005 fue el primer campeonato en 70 años de historia en el que ningún país del bloque oriental aparecía por el podio (si exceptuamos ‘aquello’ de Egipto-49). Y tuvo que ser en Belgrado, ironías del destino. Grecia (oro), Alemania (plata) y Francia (bronce) coparon las medallas.
Chris Welp festeja el título de 1993 de la Alemania unificada (Foto: Gigantes).

Otro jaleo colateral al colapso balcánico fue el que todavía protagonizan Macedonia, que proclamó su independencia en 1991, y Grecia. Los helenos rechazan la denominación que se autoimpuso el país ex yugoslavo, ya que coincide con la de una histórica región griega, así es que internacionalmente a menudo se le denomina FYROM (‘Former Yugoslavian Republic of Macedonia’).
Más inadvertido pasó otro hecho: la separación en dos de Checoslovaquia, otrora potencia europea (oro en 1946, además de seis platas y cinco bronces). En 1993, Chequia (que no debutó en un Eurobasket hasta 1999) y Eslovaquia (que todavía no lo ha logrado) separaron pacíficamente sus caminos para volver a la situación de 1918.
¿Qué deparará el futuro? Seguro que el Eurobasket sabrá absorber bien los cambios que hipotéticamente haya en los atlas. Se trata, no olvidemos, de una competición en la que su medallero está encabezado por dos estados que ya no existen: URSS y Yugoslavia.
Yugoslavia festeja en el 2001 su último título antes de su desaparición (Foto: Gigantes).

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