Un 24 de febrero de 2019, la selección de Polonia de baloncesto conseguía algo histórico, la clasificación a un mundial después de 52 años sin estar en uno. Uno de los jugadores principales de ese hito fue Mateusz Ponitka, que en ese partido ante Croacia (77-69) anotó 20 puntos y capturó 8 rebotes y jugó su papel de estrella.
Meses después, Polonia arrancaba un camino de ilusión en el Mundial de China 2019, en el que acabaron en octava posición, tras caer en cuartos de final. Ponitka hizo su papel, su mejor partido fue ante China con 25 puntos y 9 rebotes, pero nadie duda que fue el líder de su selección en un mundial en el que un país se ‘enganchó’ al baloncesto.
El mejor partido de Pontika coincidió con el de mayor audiencia televisiva, en un país en el que el fútbol manda, y en el que el baloncesto tiene una posición muy secundaria. La hazaña que Ponitka y compañía hicieron en China no pasó desapercibida y muchos auguran que ayudará a aumentar la popularidad del baloncesto. Y una de las piezas es la de Mateusz Ponitka, un jugador que ya es una estrella del deporte en Polonia y cuya carrera puede que esté en su mejor momento.
LOS PRIMEROS PASOS
Mateusz Ponitka nació hace 27 años en la ciudad polaca de Ostrów, cerca de localidades más grandes como Póznan o Breslavia, y allí fue donde comenzó con el deporte de la canasta. Su madre, profesora de educación física, y su padre, inculcaron a sus hijos la practica de deporte, y Mateusz, así como su hermano Marcel, fue como se decantaron por el baloncesto.
Desde bien pequeño, Mateusz Ponitka destacaba por su buena lectura de juego, su potencia en defensa y por tener una destreza especial para el liderazgo de equipo, algo que aún se puede apreciar en su juego. Eso le llevó a empezar a ganar torneos con el equipo de la escuela y a destacar.
De Ostrów a la capital, Varsovia, para jugar en el Politechnika Warszawska, en el que pronto destacaría. Su primera carta de presentación al mundo fue su MVP en el campus “Basketball Without Borders” en Barcelona en 2010. Y de ahí, a veranos en Estados Unidos, donde se codearía con jugadores como Kevin Pangos o Anthony Davis.
En 2012, cuando contaba con tan solo 19 años, llamaría la atención de uno de los equipos polacos principales de baloncesto, el Asseco Gdynia. Le costó hacerse un hueco, sobre todo por su juventud, pero poco a poco, se hizo más importante, debutó en Euroliga, y le llegó la confianza para emprender un viaje fuera de su hogar.
EL INICIO DE UN VIAJE
Su primera parada fue Bélgica. Dos temporadas estuvo con el Ostende de la liga belga, en la que iba madurando como jugador. Allí ayudó a ganar una liga, pero ese verano de 2015 estuvo trabajando con equipos NBA y se habló de que estuviera en el Draft. Ponitka no fue escogido y eso le hizo que se centrara en Europa, además el jugador ha reconocido que no se veía jugando allí, por lo que sabía que su lugar estaba en el baloncesto europeo.
En Polonia ya se hablaba de una estrella en potencia por el papel que haría en el Eurobasket 2015, y así volvió Mateusz a su país natal, al Zielona Gora, y esto marcaría su salto. Con el equipo polaco volvería a la máxima competición europea, aunque acabarían en la Eurocup, en cuya temporada Mateusz Ponitka fue nombrado como Rising Star tras hacer unos números de 13.5 puntos y 6.5 rebotes con tan solo 23 años.
Su liderazgo y buen papel en el Zielona Gora le hizo ser uno de los codiciados en el mercado del verano de 2016. Tras rechazar a varios equipos, el polaco se decantó por el turco Pinar Karsiyaka, y allí siguió dando muestras de su talento. Así, en la temporada siguiente dio el salto a una de las ligas más competitivas, como es la ACB, con el Iberostar Tenerife, donde coincidiría con Nenad Markovic, que ya había sido su entrenador en Turquía.
Estaría también solo una temporada en Tenerife, pero le bastó para dejar huella. Su talento no pasó desapercibido en la isla, donde promedió 13.6 puntos, 5.6 rebotes y 18 de valoración. Su mejor partido fue ante el FC Barcelona con 26 puntos, 11 rebotes y 36 de valoración, solo después de haber conocido en el hotel de concentración que su abuelo había fallecido. Le dedicó su mejor partido en ACB.
RUSIA, SU GRAN OPORTUNIDAD
En la ACB demostró que su talento y su carrera iba en carrera ascendente, y marcharía en el verano de 2018 hacia tierras rusas para fichar por el Lokomotiv Kuban. En Rusia encontraría su lugar, una vuelta al pasado al volver a jugar EuroCup, esa competición en la que destacó siendo joven. No fue una mala temporada, pero lo mejor estaba por llegar: el mundial de China 2019.
Ese momento histórico de volver a un mundial de baloncesto con su selección sería el punto álgido para denominarlo una estrella del deporte en su país, y Ponitka fue el gran líder que Polonia necesitaba.
Su actuación le valió un premio como uno de los mejores deportistas polacos de 2019, una gala en la que coincidió con otras estrellas del deporte como el futbolista Robert Lewandowski o la tenista Agnieszka Radwańska y en la que el baloncestista reconoció sentirse sorprendido cuando se le acercaban para felicitarle por lo sucedido en China. “Entonces me di cuenta que había merecido la pena todo”, declaró en una entrevista en un medio polaco.
Y tras ello, vuelta a la Euroliga con su nuevo equipo, el Zenit San Petersburgo en el que coincidió con antiguos compañeros y en el que le ha sido fácil adaptarse, ya que admite que el hablar ruso hace que le traten como uno más y donde vive su madurez deportiva. Las lesiones no le han respetado, puede ser que el esfuerzo del mundial esté pasándole factura, y en febrero paró. “Con tal cantidad de partidos y minutos no es fácil jugar a un mismo nivel”, contó Ponitka en una reciente entrevista.
Ponitka, aficionado a las carreras de speedway con las que descarga adrenalina, se sente importante en el Zenit y en la selección polaca. Tiene 27 años y ya ha disputado varios Eurobasket, un Mundial con su selección, ha destacado en Eurocup y ahora comienza a hacerlo en Euroliga. El tiempo dirá como progresa la carrera de este jugador, pero lo que si que es claro es que ya ha marcado al baloncesto polaco, y será uno de los recordados en esa generación que enganchó a un país a la televisión a ver baloncesto. Él prefiere ser cauto, y vivir el presente: “lo disfrutaré más cuando mi carrera haya terminado”, declara.