LA PREVIA. MÁS CERCA DE LA GESTA
Tras alcanzar las 17 victorias, una cifra ya histórica por sí sola, Valencia Basket afronta en 8 días el asalto definitivo al Playoff de la Euroliga. Las derrotas en el día de ayer de Real Madrid y Zenit habían allanado además un camino que se antojaba favorable. Olympiacos, ya sin opciones de clasificación, sería el primer obstáculo hacia el sueño. Los de El Pireo, eso sí, aterrizaban en la capital del Turia con Sasha Vezenkov en el mejor momento de su carrera. Por su parte, Ponsarnau mantenía la baja de Martin Hermannsson, y dejaba fuera del roster a Josep Puerto por decisión técnica.
SIN VIDA MÁS ALLÁ DE LA ZONA
En el arranque, la propuesta local encontraba con facilidad la canasta rival. Tobey en la continuación del bloque directo, y Kalinic utilizando la puerta atrás a discreción. Así sumaba Valencia Basket, de dos en dos (12-9, min. 5). Pero la formidable puesta en escena ofensiva no tuvo continuidad en cancha propia. Sloukas, 11 de valoración al descanso, circuló el balón con comodidad, encontrando incluso a Vezenkov (19) o Printezis (18) en el perímetro. Además, el cuadro heleno elevó de repente la intensidad y cortocircuitó el ataque enemigo, que acabó muriendo una y otra vez en el 6.75. El parcial era de 0-10, una dinámica que se mantuvo hasta la conclusión del primer cuarto (19-23).
CONTRA LAS CUERDAS
En mitad de la precipitación, Joan Sastre recompuso la pegada de su equipo. Siempre desde la larga distancia. Una amenaza que no se mantendría en el tiempo; no había rastro de Klemen Prepelic. La flexible barrera griega desactivaba cualquier opción de conexión interior. Spanoulis haría el resto. Dando coherencia a cada posesión, Vasilis se alió con Koufos o Jean-Charles para tomar la pintura. La brecha era ya escandalosa (28-44, min. 18). Con Dubljevic perdido en la maraña de cambios foránea, ni siquiera el empuje de Van Rossom se erigía en solución. Al paso por vestuarios, las sensaciones no podían ser peores (31-44).
PRINTEZIS, UNA DAGA EN EL CORAZÓN
En la reanudación, la defensa taronja bajaría un escalón más. Incapaz de llegar al pase extra, cedió ante cada movimiento de Kostas Sloukas. El de Salónica firmó 11 de las 25 asistencias que repartió Olympiacos. Printezis sería el encargado de materializar buena parte de ellas. En un tercer cuarto primoroso, Georgios castigó la actitud indiferente del conjunto local. Las ganas de Kalinic eran un oasis en mitad del desierto (38-69, min. 28). Tras 30 minutos de hostilidades, los hombres de Bartzokas solo habían cometido 4 pérdidas de balón. Lo mejor que podía pasar en el último periodo es que no hubiera lesiones. El marcador era un reflejo fiel de lo ocurrido hasta ese momento (41-74).
SAN EMETERIO, EN BUSCA DE LA ÉPICA
¡NO SE QUIEREN IR DE LA #EuroLeague!
— DAZN España (@DAZN_ES) March 31, 2021
Triplazo de @saneme9 para poner a nueve al @valenciabasket, que tiene un 25-9 de parcial en este último cuarto #EuroligaDAZN pic.twitter.com/UVYLwTZ7a5
DESCONEXIÓN INJUSTIFICABLE
Quizá, el horrible inicio cayó como agua helada en la ilusión previa al choque. Es probable que la mente decidiera centrarse en la visita del viernes a Berlín, otro duelo a muerte por el TOP 8. Pero ni siquiera así es fácil justificar la manera en la que los jugadores de Valencia Basket bajaron los brazos desde el minuto 15 de partido. ¿Habría ocurrido algo así con La Fonteta a reventar? ¿Lo habría permitido la grada? La diferencia de intensidad fue tal que cuesta diseccionar cuestiones claves, como la diferencia física a la hora de abordar con cambios la marca del pick and roll. O la falta de paciencia a la hora de atacar un modelo defensivo que precisaba de una circulación pausada.
Y más cuando vimos lo que ocurrió en el tramo final. Con San Emeterio, Pradilla o Marinkovic en pista, y gracias al acierto exterior, la distancia se redujo a tan solo 8 puntos (71-79, min. 38). Un sueño imposible. No había tiempo material para completar una reacción que debía ser de dimensiones épicas. Triunfo merecido para los visitantes (79-88) que impide a Valencia depender de sí mismo en la lucha por la deseada octava plaza. Oportunidad perdida.
MVP. LA ORQUESTA DE SLOUKAS
Cada vez nos cuesta más ver en Europa a jugadores con verdaderas dotes de dirección. En un baloncesto tan atlético y diferente del concepto original, que no peor, el control absoluto sobre el juego de Sloukas es un regalo para los ojos. Más allá de las facilidades de las que dispuso, su ritmo fue el único sobre el parqué durante tres eternos cuartos. Los compañeros disfrutaron también de lo lindo al saber que la pelota llegaría justo ahí, al lugar correcto. En total, 8 tantos, 11 asistencias, 19 créditos de valoración, y la conclusión de que dominar es cosa de dos.