En esta nueva entrega de nuestras 18 Historias ACB nos vamos a ir más atrás de lo habitual. Concretamente, comenzaremos 2 años antes de que nuestro protagonista hubiera venido al mundo en la ciudad de Málaga. Incluso nos podríamos haber ido mucho antes, ya que el germen del club del que vamos a hablar data de 1953 en el caso del Club Baloncesto Maristas de Málaga (inicialmente Ademar Basket Club) y de 1977 en el caso del Club Baloncesto Caja de Ronda. Nos trasladaremos a 1992, que fue el año en que todo cambió en el baloncesto malagueño, coincidiendo con uno de los mayores acontecimientos (llamarle "solo" equipo sería quedarse tremendamente corto) de la historia de nuestro deporte: el único y genuino Dream Team.
No vamos aprovechar el artículo con la excusa de visitar el año de una de las más míticas Olimpiadas para hablar de Magic, Jordan o Bird. Tampoco contaremos toda la historia del Unicaja de Málaga, aunque a nuestro protagonista no le importaría ya que es uno de esos casos de jugador totalmente identificado con su club, aunque tuviera que emigrar algún breve periodo. Pero si vamos a hablar de una escuela de bases de la que Alberto es el último y digno exponente.
Nacho Rodríguez, el modelo inicial
Como ya mencionábamos, en el año 1992 se concretó la fusión de las dos entidades antes reseñadas, para competir la temporada 92/93 como Únicaja de Málaga. El equipo era dirigido en la banda por uno de los entrenadores más importantes en la historia del baloncesto andaluz, el melillense Javier Imbroda, que ya llevaba 8 temporadas dirigiendo al Mayoral Maristas, cuatro en la extinta Primera B y cuatro en ACB. Los directores de orquesta en la pista eran Nacho Rodríguez, que ya llevaba con Imbroda las cuatro temporadas anteriores, y Joaquín Ruíz Lorente.
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En septiembre de 2008 nuestro histórico redactor Pablo Romero escribía esto del actual director deportivo del Barça con motivo de su retirada: "Con sus 1´86 cm, Nacho Rodríguez era un base de los de antes, uno de esos jugadores de equipo tan preciado; un jugador comprometido pudiendo adaptarse a cualquier tipo de roll por el bien del equipo siendo capaz de templar un partido, o de revolucionarlo aportando anotación; uno de esos jugadores con el que todo entrenador quisiera contar en su equipo". Otro mítico de nuestra página como Igor Minteguia lo describía así en un artículo dedicado a los históricos de la ACB: "Nacho Rodríguez es (era) un director de juego serio, sobrio y de gran carácter. Un capitán en la cancha, que dirige con mano de hierro y defiende como un perro de presa. Nombrado por la Revista Gigantes Gigante Nacional en las temporadas 1995-96 y 1998-99, Rodríguez ha sido uno de los mejores bases españoles de las últimas dos décadas. Ni muy brillante, ni nada espectacular en su juego, era apreciado por su profesionalidad y su don de mando, además de por sus cualidades defensivas. No era un grandísimo anotador, pero contaba con un eficaz tiro de 3 puntos que ejecutaba con una suspensión un tanto heterodoxa."
Base de los de antes, jugador de equipo, perro de presa en defensa, don de mando, uno de eso jugadores que todo entrenador querría tener en su equipo y jugador comprometido. Todas esas descripciones las podríamos aplicar fielmente a Alberto Díaz.
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Es cierto que en esa temporada 1992/1993 este modelo de base, que podría encajar en todo o en parte con esas definiciones, abundaba en el baloncesto español. Teníamos a Salva Díez en Valencia Basket, a Ricardo Aldrey en el Oar Ferrol, Jou Llorente jugaba para Festina Andorra y Nacho Suárez para Juver Murcia o Chinche Lafuente en el Caja San Fernando. Todos tenían sus elementos diferenciadores, algunos tenían más calidad en ataque y otros no eran tan perros de presa defensivos, pero compartían muchos elementos comunes.
Estábamos en una época de clara predominancia del base patrio, motivado por la gran calidad de los jugadores que salían de nuestra cantera en esa posición. Los Jofresa mandaban en Badalona, el Real Madrid contaba con Antunez y Lasa, Montero era la gran apuesta del Barça y su canterano estrella era Galilea, Azofra y Pablo Martínez maravillaban en el Estudiantes, Pablo Laso asistía sin parar en el Baskonia, Pepe Arcega dirigía a su Zaragoza, Joan Creus impartía magisterio en Granollers y Magic Soler apuntaba alto en Lliria.
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Cogiendo a los dos bases con más minutos por plantilla de los 22 equipos de aquella temporada, nos encontrábamos con la aplastante mayoría de 39 bases con nacionalidad española y solo 5 extranjeros, contando entre ellos a Álex Bento, nacido en Brasil y formado en la cantera vallisoletana. Los que destacaban de verdad eran Andre Turner en Ourense y Kevin Pritchard en Cáceres. Los otros dos eran Mark Anthony Tillmon en León y Eric Johnson en Valencia, hermano del famoso Microondas de los Pistons, que también dio un gran rendimiento.
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Volviendo a Unicaja y a Nacho Rodríguez, vemos que el malagueño permaneció en el club hasta 1998, cuando fichó por el F.C.Barcelona donde contribuyó a ganar numerosos títulos, entre ellos la primera Euroliga, desempeñando ese papel de base sobrio y especialista defensivo. No hay duda de que es uno de los ídolos históricos de la afición baloncestística de Malaga, que creció en su cantera, dirigió al equipo en la pista durante 10 temporadas y llevó a su club a su primer gran hito histórico: el subcampeonato de liga del no-triple de Ansley en la temporada 94/95, posiblemente uno de los segundos puestos más recordados en el basket patrio y el que más en la ciudad andaluza. Si hay alguien en quien se fijaban los canteranos de Unicaja en aquella época es en Nacho Rodríguez.
Pero seguro que también seguían las evoluciones de Jesus Lazaro y Curro Avalos. Los dos llegaron también al primer equipo desde sus categorías inferiores y fueron jugadores de rotación pero importantes en los grandes momentos de Unicaja. Lazaro es uno de los tres jugadores que han ganado una liga ACB con dos equipos diferentes, sin ser ninguno de ellos Barça o Madrid. Avalos era un escolta con la estatura de un base, pero si coincidía en ser un jugador de equipo y un gran defensor, que no necesitaba destacar estadísticamente para aportar a su equipo y con ese carácter para liderar un equipos más allá de los números, como lo definía Carlos Jimenez en este artículo.
Estos nombres, secundados por otros canteranos como Ernesto Serrano o, en menor medida David Gil, el hombre ascensor (el que más consiguió en la historia con 6 en diferentes equipos), ocuparon el puesto hasta la temporada 99/00. También contaron con participaciones esporádicas de algunos grandes en el final de sus carreras como Tommy Jofresa o Pablo Laso.
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Llegan los juniors de Oro y Unicaja aporta entre los bases a su jugador más exitoso: Carlos Cabezas
Con la temporada del cambio de siglo se rompió la dinámica y Unicaja fichó por primera vez a un guard de fuera de la península, Jean-Marc Jaumin, nacido en Bélgica. Pero aunque la nacionalidad no era la misma, el modelo si era similar ya que el belga era un base cerebral, gran asistente y con mucha garra y carácter. En sus dos temporadas dejó un gran recuerdo y algo todavía mejor: la Copa Korac de la temporada 2000/2001, primer título europeo de la historia de Unicaja, tras haber sido finalistas ya el año anterior. Además fue el primer tutor en la primera plantilla de la otra estrella histórica de los malagueños en el puesto de base: Carlos Cabezas.
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El junior de Oro debutó en la temporada 99/00, pero solo disputó 51 minutos repartidos en tres partidos. El siguiente curso ya formó parte de la primera plantilla a tiempo completo, siendo importante desde el primer momento, como demuestran sus 24 partidos, 16 de ellos como titular, y sus 361 minutos. A partir de ahí, como suele decirse, es historia o quizás ya podríamos hablar de leyenda: Campeón de la Korac 2001, Subcampeón ACB en 2002, Campeón Copa del Rey en 2005 y Campeón ACB de la temporada 05/06. Además de llevar el timón de Unicaja en Euroliga durante cuatro temporadas consecutivas (entre 2005 y 2009) y por no hablar de sus títulos con la selección. Aunque el final de su relación con el club estuvo rodeado de polémica, resulta difícil negar que es el jugador más importante de su historia.
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Aunque a medida que evolucionó su juego y dada su importancia ofensiva por su capacidad de anotar y de jugarse los balones decisivos se centró más en labores de ataque, Cabezas era también un gran defensor. Dotado de un gran físico, parecido al de Curro Avalos y por encima de la media de los otros bases españoles, estaba muy capacitado para asfixiar al base rival, y en los juniors de Oro, como suplente del gran Raül López, ejercía muchas veces de revulsivo defensivo, con su compañero Berni Rodríguez. Es un papel que ya no ha desempeñado en estas últimas temporadas pero que si ejercía con intensidad en sus inicios en Unicaja.
En esa temporada 2000/2001 también llegó a Málaga un portento físico para el puesto de base/escolta: el francés Moustapha Sonko. En esa primera temporada formó un trio de bases muy completo con el español y el belga, y ya la siguiente se quedó en solitario con Cabezas, al que se le dio todo el protagonismo con la salida de Jaumin. Este dúo Cabezas/Sonko llevó la manija de los andaluces durante cuatro temporadas en total. Durante las dos últimas los acompañó el histórico Louis Bullock, pero, aunque tenía cuerpo de base y a veces ejercía como tal, Sweet Lou era un escolta letal cuya mayor función siempre fue anotar. Volviendo a Sonko, también coincidía en que sus principales virtudes eran ser un jugador de equipo y un gran defensor, a pesar de que sus cualidades físicas le permitían ser un buen anotador gracias a su capacidad de penetración.
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En 2004 en el club de los Guindos tuvieron la brillante idea de juntar nuestros juniors de Oro con la generación dorada argentina con la llegada de Pepe Sánchez. Base de los de antes, director nato, gran pasador, líder en el campo sin necesidad de anotar puntos...calificativos que ya hemos empleado antes para otros jugadores. La conexión hispano-argentina no pudo funcionar mejor y fueron las temporadas de la Copa del Rey, la Liga ACB y de dirigir a los malagueños en Euroliga hasta que en el 2007 Pepe ficho por el Barça . Los canteranos de Unicaja seguían teniendo unos modelos claros en los que fijarse, aunque algunos ya venían de fuera.
Con la salida de Sánchez hubo un intento fallido como fue Bojan Popovic, para en la temporada posterior volver a juntar con Cabezas a un base cerebral, buen defensor y muy destacado pasador, el americano Omar Cook.
Época de sequía hasta la llegada de Alberto Díaz
Temporada 2009/2010: Unicaja Málaga comenzaba la temporada por primera vez sin ningún base nacido en España ni salido de su cantera. Esa situación se mantuvo hasta el año 2015, en el que nuestro protagonista ya iniciaba la temporada como miembro de pleno derecho de la primera plantilla.
Granger y Rudy, los mejores del partido (ACB Photo-M. Pozo)

Durante estos años se puede destacar el paso de Jayson Granger, salido de la cantera de Estudiantes o la buena labor de Earl Calloway, que encaja perfectamente en el modelo de base buen defensor y director, a la vieja usanza. También se puede hablar de varios intentos fallidos con jugadores de gran calidad pero que no rindieron por diferentes motivos, como Marcus Williams, Kristaps Valters o Terrell McIntyre, que ya eran un modelo de guard mucho más actual: grandes anotadores, más asistentes de último pase que directores y más centrados en el brillo individual que en labores de equipo. También podemos hablar de Steffan Markovic, que tuvo grandes momentos y si era un modelo de jugador físico, buen director y defensor y perfecto para acompañar a jugadores que absorbieran mucho en ataque como en la selección serbia al lado de Teodosic.
Pero la cantera de Unicaja seguía produciendo jugadores en esa posición y durante esas temporadas debutaron con el equipo Rafa Luz, nacido en Brasil pero en los equipos de formación malagueños desde los 15 años, Pepe Pozas y el propio Alberto. Tres bases cortados por un mismo patrón: más destacados en defensa que en ataque, jugadores de equipo, mucho más pasadores que directores y con garra y carácter en la pista.
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Los tres tuvieron que emigrar para jugar con regularidad en ACB. Rafa Freire Luz fue cedido unos meses a Granada en 2011, jugó con Lucentum Alicante la 2011/2012 y luego fichó por Obradoiro donde estuvo tres temporadas en las que fue creciendo como jugador , siendo el base titular las dos últimas tras crecer la primera bajo la batuta de Andrés Rodríguez, otro base que prefería pasar antes que tirar (más asistencias que puntos esa temporada con 170 por 167). En su primera temporada con los gallegos logró el mayor hito hasta el momento del equipo santiagués: la clasificación para los playoffs.
Pepe Pozas jugó con Valladolid en el final de la temporada 2013/2014 para luego volver a compartir pista con Luz en Monbus Obradoiro el curso siguiente. Actualmente es el base titular de los compostelanos tras ser el suplente de Donnie McGrath un año y el de Mickey McConnell el siguiente. Está realizando la mejor temporada de su carrera, superando en la rotación a Albert Sàbat y promediando 4'39 asistencias (7º de la competición) en tan solo 19 minutos de juego. En Santiago es uno de los ídolos de la afición, como antes lo fue Luz, por su entrega constante, su gran defensa y por jugar a pesar de las lesiones, como la temporada pasada que tuvo problemas todo el año en un tobillo o estas últimas jornadas tras varios golpes producto de su intensidad en el juego. Como demuestra en el parqué y con sus declaraciones, su máxima está clara: el equipo por encima de todo.
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Pepe y Rafa salieron de Málaga y de momento no han vuelto. Alberto parecía que iba a seguir el mismo camino. Como ellos, salió cedido a Bilbao a mitad de la temporada 2013/2014 para disputar el curso siguiente con Montakit Fuenlabrada. Al inicio de la temporada 2015, Díaz volvía a Unicaja para ejercer de tercer base, teniendo por delante a la pareja internacional serbia formada por Steffan Markovic y Nemanja Nedovic, del que aún no se tenía claro si era base o escolta, ya que se había manejado en los dos puestos a lo largo de su carrera. Como describía nuestro redactor de Málaga Alberto Rubio, se pensaba que venía para aprender y evolucionar: "Y Unicaja volverá a contar con tres bases, después de varias temporadas sin esta pieza. El elegido es un joven de la casa, curtido en dos cesiones en Bilbao y Fuenlabrada y al que considera Joan Plaza preparado para formar parte de la plantilla de Unicaja con minutos. Alberto Díaz vuelve a casa para jugar, para tener minutos, para aprender de sus compañeros serbios y para seguir la evolución que casi toda la Málaga baloncestística espera de él, al que ven como el director de juego verde de la próxima década".
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Las lesiones de Markovic y la confirmación de que el puesto ideal de Nedovic es el de dos, con libertad absoluta en ataque, abrieron la puerta de la titularidad a Alberto y el se encargó de mantenerla a base de trabajo y entrega. Para ver su evolución en números, al tratarse de un jugador más de intangibles que de estadísticas, nos centramos en los minutos: hasta la jornada 11 su media no llega a la decena (9'54) y de la 12 en adelante dobla su tiempo de juego con 20 minutos por partido. La temporada de Unicaja no fue exitosa, confirmándose su salida de la Euroliga, pero el canterano demostró que tenía un hueco importante en su presente y en su futuro.
El momento mágico de Alberto
Aún así, el curso siguiente se volvió a fichar bases para el puesto: Oliver Lafayette y Kyle Fogg. Desde fuera podría parecer que Alberto seguía teniendo que ganarse en puesto, pero está claro que para Joan Plaza ya era un fijo y simplemente quería contar con tres jugadores en ese puesto, teniendo en cuenta además que Fogg jugaría minutos de escolta. Otra vez nos fijamos en los minutos y vemos que en las 10 primeras jornadas mantenía su tiempo de juego en 19 por partido. Su posición en el equipo estaba totalmente asentada y el correspondía con todo el sudor de su frente.
Pero lo más importante de esta temporada, como lo es siempre en la mente de Alberto, fue el equipo. Bajo los mandos de Díaz, Unicaja llegó a semifinales de la Liga ACB donde perdió con el Real Madrid, pero antes tuvo su momento mágico con el que recuperó su puesto en Euroliga para este curso: Unicaja gana la Eurocup con un ejercicio de fe.
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Y para añadir más misticismo al momento, Alberto Díaz, un jugador de los que aporta cosas en la pista que no salen en los números, de los que suelen tener un reconocimiento menor a los anotadores, de los que no sale en los hightlights de la semana y que su mayor interés siempre es el equipo por encima de consideraciones individuales, fue nominado MVP de dicha final. Nuestro redactor Íñigo Doñabeitia lo describía en este artículo, del que reproducimos un párrafo que define muy bien al malagueño:
-Alberto Díaz, un MVP fraguado en la sombra.
"Alberto Díaz es un jugador hecho a si mismo, construido sobre una constante que describió a las mil maravillas Steve Nash "la verdadera prueba del carácter de un hombre es lo que hace cuando nadie le está observando". Y, desde esa máxima, Alberto Díaz ha fraguado un jugador de baloncesto con un carácter y un alma especiales, que le han convertido en una pieza fundamental del Unicaja campeón."
Otra vez Unicaja ganando un título después de 12 años y otra vez con un canterano dirigiendo al equipo en la pista. Los mejores momentos de los malagueños en la historia podrían definirse como el subcampeonato de Nacho Rodríguez, la etapa de Carlos Cabezas con tres títulos y la Eurocup de Alberto Díaz. Obviamente los Babkov, Ansley, Msric, Garbajosa, Marcus Brown o Nedovic tuvieron mucho que ver, al igual que otros bases como Jaumin o Pepe Sánchez pero también es indudable que los tres canteranos fueron piezas claves en esos hitos.
Conclusiones
A la vista de este pequeño repaso histórico, se puede confirmar que, dentro de una de las grandes canteras del baloncesto español como es la del Unicaja, la producción de bases destaca. También podemos concluir que tienen unas características comunes como es la defensa, el carácter, la garra, primar el juego del equipo por encima de lo individual y la dirección de juego. Incluso puede que haya quien, basándose en este historial, afirme que los títulos y la historia demuestran que a a los malagueños les compensa tener en plantilla a bases formados en su cantera.
Todas estas conclusiones se pueden debatir, pero lo que no admite discusión es que Alberto Díaz es un digno exponente de esta escuela y que uno de los mejores momentos de Unicaja ya lleva su nombre.
Y para seguir valorando la carrera de Alberto hay que comentar otros números que aportan datos a otro debate subyacente que se puede extraer de este artículo. Como ya comentamos, en la temporada 92/93 el porcentaje de bases extranjeros en la ACB era de un escaso 11%, por lo que era lógico que el equipo estuviera dirigido por canteranos, mientras que en la temporada actual nos encontramos 30 bases extranjeros por 18 nacidos en la península, o sea un 62'5%.
En esta curso 2017/2018 hay hasta cuatro equipos que no cuentan con ningún jugador nacido en la península en la posición de base. Sorprendentemente entre ellos están las dos grandes canteras, Joventut y Estudiantes. Es cierto que si que cuentan con canteranos, suyos como el caso de Dimitrijevic en la Penya o de otras como Hakanson en Estudiantes y Granger en Baskonia. El otro equipo, que no cuenta ni con españoles ni con canteranos, es el San Pablo Burgos. Y solo hay un equipo en toda la ACB que cuenta con solo jugadores patrios en la posición: Monbus Obradoiro, con Sábat, David Navarro haciendo las veces de tercer base, y Pepe Pozas, el otro exponente de la escuela malagueña en este año.
Esto último es el motivo del título de nuestro artículo, con una referencia cultural y con sentido del humor. Podría decirse que Nacho Rodríguez creció en una Galia libre, mientras que Carlos Cabeza vivió los inicios de la colonización y a Alberto Díaz se le podría aplicar aquella famosa entrada:
"Año 2017 después de Cristo. Toda la ACB está ocupada por comunitarios y extracomunitarios....¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles bases malagueños resiste todavía y siempre al invasor"
Y podríamos continuar con "y la vida no es fácil para las guarniciones de legionarios de los campamentos vecinos" ya que la especialidad de esta escuela de bases malagueños y de Alberto Díaz es amargar la existencia de todos los bases rivales. Y sin ninguna poción mágica: solo con trabajo, esfuerzo, convicción y entrega:
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