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Analizando a Karvel Anderson, un nuevo francotirador en Fuenlabrada

  • Con 5 años de experiencia en Europa, cubrirá la marcha de Pako Cruz y la retirada de Marko Popovic.

Si hay un puesto en la plantilla que representa a la perfección el verano de cambios que se ha vivido por Fuenlabrada ese es, sin duda, el de escolta. El club madrileño pasará, en unos meses de tener a 3 de sus caras más representativas, su capitán Marko Popovic, su máximo anotador Pako Cruz y uno de sus clásicos de la rotación, Álex Llorca (entre todos sumaban 11 campañas en Fuenlabrada) a dos debutantes tanto en Fuenlabrada como en la propia ACB: el malagueño Francis Alonso, del que ya hablábamos hace unas semanas; y el norteamericano Karvel Anderson.

Será Anderson el que llegue con más responsabilidades y minutos al conjunto de sur de Madrid, tomando principalmente el rol que Cruz tenía en los planteamientos de Cuspinera en su última temporada en Fuenlabrada. Con el azteca, de hecho, comparte múltiples similitudes, como veremos más tarde.

En 2014, inmediatamente después de finalizar su formación universitaria al otro lado del charco, a caballo entre Glen Oaks y Robert Morris, donde acabaría en su último año como Jugador del Año en la Northest Conference, promediando casi 20 puntos por partido, y entre los 10 mejores triplistas de la Divisón I de la NCAA (con más de 3 triples por partido y un 46% de acierto), Anderson daba directamente el salto a Europa, firmando por dos campañas con el Andrea Costa Imola de la segunda división italiana. Los 17,8 puntos y 3 rebotes que promediaría con el club italiano en su segundo curso le sirvieron para llamar la atención del Maccabi Haifa, con quien firmaría otro contrato de 2 años que no llegó siquiera a estrenar, al rescindir en septiembre, semanas antes de debutar con el club israelí. A los días firmaría con el Eisbaren-Bremerhaven alemán, donde jugaría en el curso 2016/17 con unas medias de 11,6 puntos y 3 rebotes por encuentro.

Con ese bagaje en el baloncesto europeo, Anderson pasaría sus dos últimos cursos en el baloncesto francés, primero en Bouzalac, donde se iría hasta los 15,2 puntos, 1,9 asistencias y 37,9% de acierto en el triple y en la pasada campaña en Gravelines, con unos promedios de 13,9 puntos, 3 rebotes y 3,2 asistencias por partido y un notable 41,5% en lanzamientos desde más allá de los 6,75.

FORTALEZAS

Buen y, sobre todo, rápido tirador: su rol no engañará a nadie: Anderson viene a Fuenlabrada a anotar, anotar y anotar. El norteamericano viene de su quinto año en Europa y de un segundo año en Francia en el que ha ido adaptándose y conociendo mejor el juego francés, pero donde todavía pasaba bajo el radar. Sin embargo, sobre el papel, su adaptación al rol y al juego de Jota Cuspinera es total. Anderson es un tirador puro que destaca, por encima de todo, por su capacidad para armar el tiro con pocos márgenes de espacio y tiempo. Se siente cómodo también cuando el balón quema y puede llegar a enlazar grandes rachas en el tiro: de muestra, su récord de 12 triples en un partido de hace apenas 5 meses.

Mejora en la lectura de juego: de su primer a su segundo año en Francia Anderson ha pasado de promediar 1,9 asistencias por partido a más de 3. De hecho, en ninguno de sus años en Europa Anderson había promediado más de 1,9 pases de canasta por partido. No es el originario de Indiana un consumado pasador, pero sí ha mejorado en la lectura del juego y, especialmente, de las situaciones de pick and roll, lo que le ha permitido, como decíamos, casi duplicar sus números en el pase, tomar mejores tiros (de un 37,9% a un 41,5% en el triple) y, sobre todo, mejorar en la toma de decisiones, con una ligera mejora también en el número de pérdidas (de 1,8 a 1,5 por partido).

Juego en el pick and roll: todo lo anterior explica su buen fit para Fuenlabrada por un aspecto por encima de todos los demás: el juego de Anderson en el pick and roll. Esa velocidad de tiro le puede granjear muchas ventajas cuando algún grande (ojo a Mockevicius aquí) venga a ofrecerle un bloqueo. La capacidad de Anderson de armar el tiro con poco margen obligará a las defensas rivales a ser especialmente sensibles a esos intercambios. Eso lleva, además, al segundo punto: Anderson es una amenaza en el triple, pero no se queda ahí, no es unidimensional, puesto que ese paso adelante en su último año en la lectura de juego le puede y le debe ayudar a convertirse en una doble amenaza cuando tenga el balón en esas situaciones, pudiendo resultar letal si la defensa le deja espacio para tirar o capaz de entregarle el balón al pívot si le enciman demasiado.

DEBILIDADES

Duelos físicos: todas las fortalezas anteriores podían recordar en cierta medida a las que presentaba Pako Cruz cuando aterrizó en Fuenlabrada, siendo Anderson, quizás, un tirador más rápido. Lo que no queda tan claro es que el norteamericano pueda ganar en los duelos físicos o en sus incursiones a la pintura a sus marcas. Anderson tiene estatura de base y ni es especialmente explosivo ni tiene un gran primer paso. Eso puede condenar su juego en exceso a la larga distancia. Cruz compensaba esa falta de explosividad y de estatura con un juego de pies que le servía para deshacerse de muchas marcas, y aún así sufría en exceso cuando los conjuntos rivales le planteaban dobles marcajes o presiones altas al subir la posesión. Habrá que ver la capacidad de adaptación de Anderson a estas situaciones.

Licencias y responsabilidades: Anderson viene a ser titular y desde su puesto se espera que aporte una buena cantidad de puntos, puesto que su rol va a ser el de un anotador puro. Sin embargo, el norteamericano tendrá que acostumbrarse ahora a no ser la referencia ofensiva, teniendo que repartirse los tiros con Eyenga y Rowland, con los que a priori compartirá titularidad en el perímetro. Tendrá que subir un grado su nivel de producción con menos tiros, lo que va a exigirle, principalmente, una gran toma de decisiones.

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