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En la Liga española de finales de los 60 había un jugador que podía volar muy alto. Un fenómeno sin precedentes. Cuenta, entre otros Aíto García Reneses, que es dueño de la declaración de más arriba. Aíto lo sabe bien, pues fue compañero de Charles Ray Thomas (2.01/1946) en el F.C. Barcelona durante dos años. Thomas fue el primer ‘matador’ superlativo de la historia de la Liga Española. Nunca, hasta el momento, se había visto volar tan alto a nadie. Incluso hoy en día, casi 50 años después, el jugador que nos atañe en estas líneas, podría ser uno de los top en Europa en ese aspecto.
Con quién nos quedamos... ¿Charles Thomas o Lew Alcindor?
En 1968, Thomas cruzaba el Pacífico saltando de la discreta universidad de California State a Badalona. Allí jugaría para el club San José Irpen (tras el franquismo volvió a llamarse Sant Josep o Sant Pep) después de no ser drafteado por ninguna franquicia NBA. Eran los 60 y su universidad era pequeña y de poco alcance mediático así que los tentáculos de los limitados, en calidad y cantidad, ojeadores (también limitados en recursos) y contactos de confianza solían dar como resultado desastrosos Drafts. De hecho en aquel del 68, a las excelentes elecciones de los Hall of Fame Elvin Hayes y Wess Unseld, en primera y segunda posición respectivamente, les siguieron reseñables fiascos como el de Charlie Paulk (nº5) o Bill Hosket (nº10). No obstante, los más sonados fueran el de Ron Dunlap (nº19), que no jugó ningún partido ni en la NBA ni en la ABA, o el de Skip Harlicka (nº13), que sólo compitió una temporada como profesional.
Como es normal Thomas, era el que la tocaba en su universidad. Máximo reboteador de su historia con 1.025 rechaces (y otros tantos puntos) habiendo atrapado, hasta en tres ocasiones 25 en un partido. En otra única y gloriosa cita se fue hasta 24. Como el californiano, el jugador mallorquín Pedro Cifré llegó el curso 1968-69 (él, desde Estudiantes) siendo catalogado como el otro gran fichaje del conjunto badalonés. Aquel equipo recién ascendido del San José quería quedarse en la élite.
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Pero volvamos a nuestro personaje: Charles Thomas. El primer jugador en España que levantaba a todo el mundo de sus asientos para verle… volar. El primer gran ‘matador’. De paso, anotaba en su año de debut 25.6 puntos y muchísimos rechaces cumpliendo el objetivo, el San José se mantenía en la Liga Nacional.
Joan Porcar, también compañero suyo en Badalona, explica en el libro Historia el Baloncesto en España que: “Fue la primera vez que el San José jugaba en la Liga Nacional. Yo empecé a jugar con ellos con la temporada empezada, ya que estaba haciendo la mili en Palma de Mallorca. Me fichó el Sr. Ciurana, que era un directivo del club muy emprendedor. Yo venía de jugar en Malgrat de Mar, donde estaba con los hermanos Margall, —con José María no porque era más joven y se fue antes al Joventut—. Éramos el equipo más joven. Nos entrenaba toda una leyenda, José Brunet, que había sido uno de los mejores jugadores que había habido en España y había sido internacional y ganado campeonatos nacionales. Él había sido quién había conseguido el ascenso el año anterior. El caso es que aquel equipo consiguió mantenerse en la Liga en su primer año, después de superar al UDR Pineda en la promoción. En gran parte por el fichaje del jugador norteamericano Charles Thomas. Era de los pocos que hacía mates. Según nos contaba, su padre le había entrenado duro desde pequeño y por eso podía saltar tanto. Hay una leyenda que dice que un día pusieron una moneda encima del tablero y él la tocó lo justo para que cayera. Era una bestia”.
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Cifré, que también fue compañero suyo durante sus dos cursos en Badalona y luego rival se une a los halagos: “Thomas era un monstruo saltando. En algún partido, cuando reboteaba, tenía que encoger la cabeza para no chocar con el aro”.
Luz verde, le pregunté a Cifré para ver si podía tomar la leyenda como cuento de hadas o realidad y… ¡Bingo!: “Yo estaba presente. Salíamos a entrenar y el míster Brunet le gastó una broma y le dijo a Thomas que no saltaba nada. Thomas lo miró y le dijo, pon billetes de 1.000 pesetas ( 6 euros) encima del canto del tablero y todos los que yo coja para mí. Brunet lo vio tan decidido que se ‘acojonó’ pero aún así siguió bromeando y le dijo que era un fantasma. Todavía no habíamos calentado ni empezado el entreno pero Thomas se puso debajo de la canasta y le dijo ‘mira’. Se agachó y dio un salto impresionante. Le faltaron unos 10 centímetros para tocar la parte de arriba de tablero. No vi saltar a nadie, en su época, como a él. Entonces se puede decir que no ocurrió sólo porque no le pusieron ningún billete si no, yo creo que, habiendo calentado, los hubiera cogido todos. Tenía un salto especial, saltaba más en parado que con carrerilla. Cuando saltaba en tiro, para un tiro en suspensión, tenía unas décimas de segundo de más en las que se quedaba parado en el aire. Mientras su defensor bajaba y él seguía quieto en el aire. Yo creo que si Thomas calentaba bien era capaz de tocar la parte superior de tablero”. Bravo por Thomas.
Thomas ficha por un grande, hay que plantarle cara al Real Madrid
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Desde los 50 que el Real Madrid dominaba en España sin que nadie, a excepción de casos muy puntuales, pudiera relevarle de campeón en todas las competiciones del país. En Barcelona, pensaron que en los 70 eran nuevos tiempos y podían cambiar las cosas pero necesitaban a los mejores.
El curso 1969-70, Thomas volvía a ser el mejor cañonero de la Liga con 24 tantos por choque y, de nuevo, muchos rebotes y tapones. El equipo badalonés, en esta ocasión, se volvió a mantener pero con menos apuros. Ciurana, con poderes en el Barça y en el San José, se erigió como el puente perfecto para que el fenómeno de California diera con su espectacular concurso en el parqué blaugrana.
No obstante, la Federación Española de Baloncesto y Raimundo Saporta, este último como uno de los impulsores de la idea, amparándose en la cercanía de los JJ.OO. de Múnich, vetaban jugar a todo jugador extranjero en la máxima división española para esa campaña del 70-71. Luyk y Brabender, ya con pasaporte español, fueron los únicos dorsales con sabor americano que competirían. Echa la ley, hecha la trampa, pensaron los catalanes. Thomas no entendía nada, se sentía muy frustrado e inició los trámites para su nacionalización. Se mandaba al jugador más alucinante de la Liga al ostracismo. Entre viajes a los EE.UU., Thomas siguió acompañando a sus compañeros del San José en el banquillo pero… con traje. El siguiente curso, nadie había olvidado los marcianos despegues de CT. Para todos seguía siendo la estrella de la competición y Ciurana presionó al club azulgrana y a su técnico Javier Añua para que se hicieran con sus servicios mientras se gestionaba su tumultuosa nacionalización junto a la del 2.08 Norman Carmichael, que ya había competido en el Barça la 69-70 siendo el segundo máximo anotador por detrás de, precisamente nuestro Charles.
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“Era Introvertido. Saltaba mucho y claro, podía machacar. Pero para mí, era aún más espectacular por sus rebotes y por su tapones que por sus mates” me destaca Aíto. En su primera temporada en Barcelona, Thomas se convertiría en el tercer máximo anotador de la competición con 20.7 puntos, tan sólo por debajo de Alfredo Pérez (CB Breogán) y Víctor Escorial (Filomatic Picadero JC). Sería la última vez que aparecería entre el TOP10 de cañoneros.
¿y si Charles Thomas hubiera jugado con la selección española?
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Con el permiso de Wayne Hightower, fue el primer jugador primer jugador que mostró a aquel baloncesto, -físicamente, limitado y de relativo profesionalismo enmascarado-, que se podía jugar allí arriba. Thomas también tenía un tiro cercano muy certero que complementaba su juego con sus espectaculares finalizaciones en la cercanías del aro. Entonces no se contabilizaban los tapones pero todo el mundo asegura que también fue el máximo taponador, prácticamente, durante todo su larga estancia en España.
La caída de mi amigo Charles, por Norman Carmichael
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Charles y yo no tuvimos mucho contacto durante el primer año que coincidimos en el Barcelona. Ya le había visto jugar en varias veces y también había jugado en contra en dos ocasiones. Nos llevábamos bastante bien. En los dos partidos que nos enfrentamos los ‘matchup’ fueron bastante igualados. Él pensaba, me contaba luego, que yo era un hombre blanco típico, es decir, lento y sin salto. Le sorprendí con mi habilidad y rapidez. Él me sorprendió con su fuerza. Sus habilidades eran tan fluidas que, desde fuera, no se notaba lo duro que jugaba. En el partido jugado en Badalona, hizo un mate por encima de mí, y usó 'trash talking' (lenguaje basura para descentrar al contrario) mientras bajaba junto a mí para defender. Por suerte, le hice otro mate tipo póster por encima de él en la siguiente jugada. Lejos de enfadarse, me dio la mano y riendo me dijo,’stop, stop’. Era así, una persona cordial y abierta si te acercabas.
Nos empezamos a conocer mejor en mi segunda temporada mientras los dos esperábamos los papeles para nuestra nacionalización. Me cayó siempre bien. Un hombre de mucho orgullo, de una fachada seria y hasta dura. Detrás de esa fachada había un hombre muy amable, sencillo y cordial. Cuanto me dijo el entonces gerente de la sección de basket, D. Alberto Sadurni (DEP), que pensaba fichar a Charles y nombrar a Ramón Ciurana como gerente, me sorprendió mucho. Me dijo que no lo harían si no me sentía cómodo con el fichaje. Por mi parte, era una decisión fácil. ¿A quién no le gustaría jugar con un jugador como Charles, sobre todo cuando no nos quedaban muchas más alternativas en aquella época para acercarnos al nivel de talento del Real Madrid? No habían veteranos a los que les quedaran muchos buenos años por delante en la Liga y los jóvenes aún estaban sin llegar a un nivel alto. Era el mejor fichaje que podíamos hacer.
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Charles era muchas cosas. Un talento masivo. Un jugador nato y completo. Como dije, fuerte. Rápido. No causó problema alguno en el vestuario. El único problema era su falta de entrega en los entrenamientos. Charles me dijo en más de una ocasión que él creía que un jugador nacía con un número determinado de saltos. Nunca quiso gastarlos en los entrenamientos. Entrenaba a su aire. El problema es que esa actitud, de vez en cuando, la trasladaba a los partidos. De vez en jugaba a medio gas. No sé cómo lo recordará Javier Añua, nuestro entrenador, pero no cayó bien al resto de jugadores del equipo. En ese sentido fue un compañero algo complicado. Esa actitud nos costó perder un par de partidos en los tres años que estuvimos juntos. En aquella época, perder un partido nos podía costar una Liga. Por otro parte, cuando Charles estaba en su momento, era dueño y señor de los partidos. Recuerdo un partido en Madrid que dominó por completo hasta que lo eliminaron por faltas. Merecíamos ganar aquel partido, hasta lo afirmó la prensa madrileña. Charles podía haber sido decisivo al final.
Cuando se fue Añua, por desgracia, porque creo que hubiéramos llegado a ganar una liga con él como entrenador, llegó Will Ernst. Charles, por razones suyas, no confiaba mucho en Ernst y la temporada se nos escapó de repente. Paso lo mismo el año siguiente con Vicente Sanjuán como entrenador. Charles necesitaba disciplina y Vicente no la impuso. Además, fuera de la pista existía una guerra fría entre la mujer de Charles, Linda, y la mujer de un nuevo y flamante fichaje Héctor Blondet, Annie. Al fin de la temporada ya casi ni se hablaban . Héctor debía ser un gran refuerzo pero no rindió como tal. Linda tampoco era perfecta, se metía en un proyecto tras otro intentando hacerles ricos y perdió bastante dinero. Esto causó un montón de problemas a Charles.
Recuerdo que, más tarde, cuando Charles se lesionó su rodilla en la pista del Real Madrid, se hundió por completo. Intentó recuperarse pero jamás volvió a ser el jugador de antes. Parte de la culpa fue mental, otra parte fue por de los servicios médicos de aquella época que eran muy limitados. Fue en su última temporada como blaugrana, un 24 de noviembre de 1974. Además del desafortunado accidente del jugador los blancos les pasaronn por encima con un contundente 100 a 83. Thomas no volvería jugar esa temporada, la 74-75.
Sentimiento de exilio en Manresa
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Muchos de los deportistas que sufren esta grave lesión no han notado molestias en el tendón en cuestión previamente. Más tarde, Thomas no fue capaz de gestionar la psicosis que le debió causar tal experiencia, siendo un prototipo de jugador que hace decenas de saltos durante un partido.
Una vez acabado el curso 1974-75, Ranko Zeravica, entonces entrenador azulgrana, se deshizo de Thomas a pesar de tener contrato, así como de muchos otros. Se hizo ‘limpieza'. El Barça se había convertido en un aparato convulso por intentar ganarle una Liga al Real Madrid. Hay cosas que nunca cambian en nuestros grandes clubes de fútbol que también tienen sección de baloncesto. El rendimiento de Thomas no había sido el de antes pero también se dice que, desde un principio, CT no entraba en los planes del técnico serbio. Norman, que sí siguió en el equipo, me cuenta que “Zeravica se llevaba bien con pocos jugadores. Quizás con Flores, López Abril... No le gustaban los norteamericanos. Hay que recordar que él no nos había fichado ni a Charles ni a mí, pues ya estábamos en el equipo. Siempre se metía con nosotros. Con Charles más que conmigo, sobre todo por su falta de entrega en los entrenamientos, como decía antes. Charles tampoco tenía estima por Ranko. No recuerdo si Ranko, incluso, llegó a apartarlo del equipo pero es muy posible. Hay que tener en cuenta que el gerente Ramón Ciurana era un gran admirador de Charles y siempre le defendía a capa y espada. Zeravica hizo muchas cosas positivas en el Barca pero, como todos, tenía sus puntos débiles y sus manías”.
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El entrenador de aquel valiente Manresa, quedó en varias ocasiones sexto en la Liga, era Antoni Serra que ya había hecho milagros en los 60 con su Mataró y que tras su aventura en la capital de Bages acabaría entrenando al Joventut de Badalona y luego, precisamente, al Barça. Uno de los compañeros de Thomas era el internacional Juan Martínez, antaño uno de los máximo anotadores de la liga: “vino para recuperarse de la lesión que había sufrido. El seguía acudiendo regularmente a los entrenamientos y de vez en cuando nos sorprendía con algún mate extraordinario pero ya no era el mismo contra el que jugué años atrás cuando yo jugaba en Mataró. Estaba desmotivado aunque tenía momentos, sobre todo cuando se enfadaba. A veces tenía unos piques memorables en los entrenamientos con Ed Johnson que éste, no veas qué bueno era, y ahí podías ver al verdadero Thomas. Sin embargo, a media temporada o así volvió a dolerle la rodilla”. Johnson era el único que mostraba, con diferencia, que era la estrella de aquel equipo. Los dos cursos anteriores ya había sido uno de los máximos anotadores de la Liga con cerca de 25 puntos de media y en la que nos toca se iría hasta los 29.9 tantos.
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Serra, siempre tuvo fama de ser muy duro y exigente. También contacté con él para hablar sobre Thomas pero se mostró sensiblemente escueto: “te puedo contar poco de él porque para hablar de cosas que no sean buenas prefiero no hablar. Él ya no estaba bien física ni psíquicamente”.
¿Punto y final? ¿Se acabó el show? “Charles no tenía tanta vida más allá del baloncesto. El baloncesto era, prácticamente, su vida” me asegura Norman. Y así era. Sin rumbo, sin motivación… Thomas lo volvió a intentar. Nunca sabremos si el dinero, por primera vez, fue la razón principal pero está claro que aquella maleta plagada de billetes, como únicos ahorros, iba menguado. Según ilustra Conde en su obra: “Charles Thomas, apenas comenzada la temporada (1976-77), desaparecía de escena, abandonando España y de él ya nunca más se supo”. Sobre esto mismo Serra, que continuó siendo el entrenador del Casera Manresa aquel siguiente curso me asevera con resignación que: “no estaba. Pero bueno yo creo que se dio cuenta y decidió dejar el baloncesto definitivamente”. Ese mismo fatídico curso otro de nuestros testimonios, Pedro Cifré, topó con nuestro protagonista por la calle: "la última vez que lo vi no parecía él, fue en Badalona por la calle Wilfredo (ahora Guifré) y él tenía mucha prisa. Yo jugaba en el Círculo Católico de Badalona donde nos entrenaba Aíto y Charles, en Manresa. Tenía la mirada perdida y casi ni me reconoció. Sólo fueron unos minutos de cortesía y parecía que no quería hablar mucho. En la Liga no había tenido la ocasión de enfrentarme con él, ni en casa ni allí. Estaba lesionado, creo, y tampoco recuerdo haberlo visto en el banquillo vestido de calle pero no estoy seguro, es que hace muchos años...".
Pero... ¿qué fue de charles thomas después del baloncesto?
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“Yo creo recordar que murió de forma violenta en manos de la policía pero, sinceramente, no estoy seguro. La verdad es que es un tema que me apenó mucho, fuera o no fuera cierto todos pensamos que pudo tener un final traumático después de ver lo mal que estaba en sus últimos años en España. Me hablaron de que, incluso, podía tener algún problema psíquico. Era un buen chico y no lo digo por decir. Nunca se mostró agresivo” relata con lástima Añua.
Hay personas que me cuentan que cayó en los brazos del alcohol ya en sus momentos finales de carrera y que ya no se cuidaba y que por eso llegó tan mal de forma es un sus últimos intentos. Según me confiesa Carmichael: "cuando jugué con él en el Barça bebía poco, muy poco. Fumaba marihuana de vez en cuando, pero la justicia en España entonces era muy severa y era peligroso hacer ese tipo de cosas. Normalmente cuando un amigo suyo que vivía en Amsterdam le visitaba, lo hacían. Tras su año en el Manresa, no sé si empezó a beber alcohol y tomar drogas con más frecuencia. Antes siempre estaba pendiente de su cuerpo. De Linda, la última noticia que tengo es que vivía en California y es posible que cuando dejó el basket, en un principio él volviera allí pero es evidente que acabaron perdiendo el contacto. Charles era una gran persona y un gran jugador cuando quería demostrarlo. Un tío excelente pero no sabía vivir en el mundo más allá del basket. Cuando se lesionó en la pista del Real Madrid, su mundo se fue hacia abajo, a pesar de su recuperación con la Manresa ya no pudo retomar su carrera”.
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Parece ser que Charles Thomas se fue del deporte y el país que tanto amó sin esperanza y, aunque sea lo de menos, sin ningún título. De hecho, Copa ni siquiera llegó a disputar una final de Copa. Para más capricho del destino, en su última campaña como azulgrana, el equipo participó en la intercontinental y extinta Copa Korac pero la lesión en cuestión y su poca sintonía con Zeravica, no le permitieron jugar ningún partido. El C.F. Barcelona acabó subcampeón tras caer contra el Forst Pallacanestro Cantú de Marzorati y Bob Lienhard ¿Qué habría pasado con un Thomas sano y motivado? Tampoco lo sabremos.
“Por todas sus idiosincrasias, Charles era un compañero excelente tanto dentro como fuera de la pista. Nos pidieron mucho, ganar una liga contra el Madrid de entonces (vigentes campeones de Europa y del Mundial de clubes). El club de aquellos años no contaba con la infraestructura para poner un equipo sobre la pista y coordinar los compromisos nacionales e internacionales con temple. Mientras los jugadores debíamos aprender a cómo competir a ese nivel, también el club debía haber crecido de forma profesional. Es preciso recordar que en los tres años que Thomas y yo jugamos ganábamos cerca de un 90% de los partidos jugados y rozamos una liga. Una gran mejora si se miran etapas anteriores. Charles fue pieza fundamental de ese crecimiento. Pienso en Charles frecuentemente cuando pienso en mis años en España. Me encantaría saber que la historia que me contó Brady no es verdad y que mi amigo Charles está bien. Lamento que probablemente no sea así pero me alegro que vayamos a escribir algo sobre él. Charles se lo merece” acaba su testimonio Norman con melancolía.
“La primera noche en la calle no te das cuenta que estás en la calle. No tienes dinero para ir a una pensión o a casa de un amigo, vas pasando el rato en el sitio que estás sin saber a qué esperas y empalmas sin pegar ojo. Estás sin un duro en el bolsillo, con el vino justo para aguantar la noche, con cuatro colillas, temblando de frío… completamente destruido [...] a veces piensas en las personas que saben que estás en la calle, te preguntas si se acuerdan de ti y si merecían la pena porque decían que eran tus amigos. Pero entonces te das cuentas que te han ofrecido ayuda y tú has salido huyendo. El resentimiento entonces no lo vuelcas hacia ellos sino hacia ti mismo. Y eso te va destruyendo y debilitando”.
Miguel Fuster, sin techo durante 15 años, ahora rehabilitado gracias a su enorme fortaleza y la excelente labor de Arrells Fundació. Fuente, La Vanguardia.