El FC Barcelona es uno de los clubes principales del Viejo Continente, de una larga historia escrita con muchos capítulos, siendo el segundo equipo más laureado de España, pero con solamente dos Euroligas en sus vitrinas. No alzan el gran cetro europeo desde 2010, disputando, eso sí, varias Finals Fours, como fue el caso de Kaunas.
La entidad blaugrana cambió su historia a partir de la década de los ochenta, de la construcción de un equipo recordado y que los llevó al siguiente nivel. Aquella plantilla de los 80, una década para el recuerdo en el ámbito cultura y deportivo dentro de la historia de España, con el surgimiento de jugadores como Epi, Sibilio, Solozábal, Jiménez o Audie Norris. Esos jugadores, junto a entrenadores como Serra, Flores y Aíto García Reneses, hizo consolidar al FC Barcelona entre la élite de España y Europa.
El nacimiento de una generación para el recuerdo
Finalizaba la década de los 70, en la cual el Real Madrid se había alzado campeón en nueve de las diez ediciones, quedando subcampeón en 1978, el año en el que el Joventut de Badalona conseguiría su segunda liga. A lo largo de estos estos años, el Barça quedó segundo hasta en nueve ocasiones, a excepción de la temporada 1977-1978, y se proclamó campeón de la Copa los años 1978 y 1979.
El conjunto azulgrana se plantaba 1980 con un único título liguero a sus espaldas: el logrado la temporada 1958-1959. Pero a partir de ese año cambiaría la historia para siempre: el Barça dominaría en España durante los próximos 10 años, peleando codo con codo contra el Real Madrid en apasionantes duelos llenos de dureza y emoción, y se convertiría en uno de los equipos más temidos en las competiciones europeas.
Durante los años gloriosos del equipo, había establecida una base formada por jugadores que llegaron muy jóvenes al club y que desarrollaron toda su carrera (o gran parte de ella) en el equipo de la ciudad condal. Para empezar, tenemos a Juan Antonio San Epifanio, el mítico número 15 del Barça y la selección española. Estamos ante el que posiblemente era el mejor jugador de la historia de este país (hasta la llegada de Pau Gasol). Conocido como “Epi”, llegó al conjunto catalán el año 1974, con 15 años de edad, a la vez que su hermano Herminio: es preciso remarcar que Epi llegó como una condición expuesta por su hermano para recalar en el equipo.
El propio jugador reconoce que en aquella época “era torpe y lento”, pero si algo caracterizaba al jugador maño es su capacidad de sacrificio y trabajo, que unidos a un carácter tremendamente competitivo le llevaron a ser uno de los mejores jugadores de Europa de la década de los años 80. En 1979 dio el salto al primer equipo del Barça, donde coincidió con una hornada de jugadores jóvenes destinados a hacer historia en el baloncesto español. Como jugador, Epi era un alero que se caracterizaba sobre todo por su tiro exterior y por tener una fortaleza mental superior al resto de los jugadores, lo que le convirtió en un jugador que explotaba sus recursos al máximo y le permitió ser el gran anotador que fue: ostenta el récord de anotación de la liga ACB, con 54 puntos ante el Joventut de Badalona en la temporada 1983-1984. Desarrolló toda su carrera en el FC Barcelona, retirándose al terminar la temporada 1994-1995: su camiseta se puede ver en lo más alto del Palau Blaugrana.
En la posición de base nos encontramos con otro histórico del baloncesto nacional, Ignacio “Nacho” Solozábal. El base zurdo inicio su carrera en el Barça en 1975, debutando ese mismo año en la antigua Liga Nacional, y se retiró en 1992, permaneciendo toda su carrera en el club de sus amores. Solozábal fue el director de juego de este grupo de jugadores que llevaron al conjunto blaugrana a lo más alto. Se caracterizaba por ser un jugador sumamente inteligente y grandísimo pasador, además de un buen penetrador. Su importancia también trascendía al vestuario, del que fue capitán durante buena parte de su carrera.
Otro jugador a destacar es “Chicho” Sibilio, un jugador dominicano nacionalizado español que desarrolló toda su carrera en España, jugando durante 13 años en el Barcelona (1976-1989) y retirándose tras cuatro temporadas el Taugrés de Vitoria. Fue considerado uno de los mejores aleros de Europa en su época: era un jugador de 2 metros de altura, con unos exquisitos fundamentos técnicos y un excelente tiro exterior, lo que le convertían en una amenaza constante con el balón en las manos.
Y por último cabe mencionar a otro jugador nacionalizado, el pívot hispano argentino Juan Domingo de la Cruz, apodado “El Lagarto”. Se trataba de un interior de corta estatura (2.03 metros de altura) pero que gracias a su dureza y su inteligencia fue capaz de desquiciar a pívots más grandes y poderosos que él. Formó parte del equipo entre 1975 y 1987, año en que partiría hacia el Fórum Valladolid.
Tras hacer hincapié en los jugadores más emblemáticos del club en esa época, pasamos a recordar los éxitos que lograron, tanto a nivel nacional como continental.
En el curso 1980-1981 el equipo se alzaría con el título de Liga y de Copa, logrando así el segundo doblete de la historia del club tras el de 1959, y además se plantaron en su primera final continental en la competición de la Recopa, en la que salieron derrotados a manos de un Cantú que vivía los mejores años de su historia. Al mando del equipo se encontraba Antoni Serra, que estuvo como entrenador del plantel azulgrana entre los años 1979 hasta que fue destituido a mediados de la temporada 1984-1985.
La línea exterior del equipo estaba formada por los bases Nacho Solozábal y otro histórico del baloncesto español, Joan Creus; como aleros, encontramos a Epi, Sibilio, Perico Ansa y Manolo Flores, el veterano jugador que estuvo en el equipo catalán durante 14 años y que fue capitán desde mediados de los setenta hasta su retirada en 1984. Respecto al juego interior, contaban con Juan Domingo de la Cruz y los interiores Mike Phillips y Jeff Ruland. El norteamericano Mike Phillips es una leyenda de nuestra liga: llegó en 1979 para recalar en las filas del Mollet (cedido por el Barça) y se retiró en Murcia en 1990, desarrollando toda su carrera en España. En el conjunto azulgrana estuvo durante dos temporadas (1980-1982), consiguiendo una liga y dos copas. Respecto a Ruland, jugó para el equipo catalán esa única temporada. Llegaba con el cartel de ser uno de los mejores norteamericanos que había venido a Europa, con un contrato muy alto para la época, pero su rendimiento no fue el esperado, y terminó jugando únicamente la Recopa, en la que tuvo un notable rendimiento y llevó al equipo a su primera final europea. Al año siguiente daría el salto a la NBA, en la que tendría una buena pero corta carrera marcada por las lesiones. Su mayor distinción individual fue su participación en el All Star de 1984.
La temporada siguiente, el club lograría alzarse de nuevo con el título de Copa. En la liga quedarían en segundo lugar, tras el Real Madrid, campeón de esta edición.
En el curso de 1982-1983, con la marcha de Mike Phillips y Joan Creus, llegaron al equipo para suplir sendas bajas Quim Costa y el pívot estadounidense Marcellus Starks, que estaría en equipo hasta 1984. Y el Barcelona contaría con otro refuerzo de lujo: el veterano pívot Luis Miguel Santillana, retirado en 1981 tras jugar 14 años en el Joventut de Badalona, recalaría ahora en las filas del máximo rival del conjunto verdinegro. Esta temporada, la última antes de la creación de la ACB, el conjunto de la capital de Cataluña volvería a proclamarse campeón de las dos competiciones nacionales, la liga y la copa. En liga, tras empatar con el Real Madrid a puntos, se celebró en Oviedo un partido de desempate (no existía el formato de Play Offs) que ganó el Barcelona por 76-70, tras una actuación brillante de su jugador franquicia, Juan Antonio San Epifanio “Epi”.
la decepción de ginebra: el inicio de una maldición
En la siguiente temporada (la del nacimiento de la actual ACB) el club no lograría ningún título: cabe mencionar que en la final de la ACB, disputa ante el Real Madrid al mejor de tres partidos, el club catalán se negó a jugar el tercer partido: el motivo fue que, en el segundo partido en el campo de los madrileños, Iturriaga agredió a Mike Davis, lo que dio lugar a un altercado monumental. Como consecuencia, el Comité de Competición suspendió para el tercer y definitivo partido a Fernando Martín por parte del Real Madrid y a Davis por parte de los de azulgrana. En Barcelona no gustó la decisión de no suspender a Iturriaga, que fue el que empezó y participó activamente en la tangana y que debería haber sido sancionado, por lo que decidieron no jugar el partido de liga y entregar el título al equipo de la capital.
A pesar de ello, aquella temporada llegaría por primera vez a la final de la competición europea más importante: la Copa de Europa. La final se disputaría en Ginebra, entre el conjunto catalán y el Banco di Roma. Llegaba el equipo azulgrana como favorito, manteniendo el bloque de los últimos años en la línea exterior del equipo y con Starks y Davis, llegado ese mismo curso al club, como referentes interiores. Por otra lado, el conjunto italiano estaba dirigido por el entrenador Valerio Bianchini. Su plantilla estaba formada por una columna vertebral que integraban los jugadores transalpinos Stefano Sbarra, Marco Solfrini, Fulvio Polesello y Enrico Gilardi, además de los extranjeros Larry Wright (verdugo del Barcelona en aquella final), base y estrella del equipo, y el interior Clarence Kea, ambos con previa experiencia en la NBA.
El partido empezaría de cara para los catalanes, que establecieron su dominio durante toda la primera parte. Las ganas de conseguir el título se reflejaban en su principal estrella Epi, que sostenía el ataque del equipo con una brillante actuación, maquillando así la mala actuación de su compañero Sibilio. Starks y Davis se hicieron dueños de los tableros y dominaban el rebote con solvencia. Todo esto y el desacierto y nerviosismo que mostraban los jugadores del conjunto italiano permitieron que el Barça llegara al descanso con 10 puntos de ventaja (42-32). Los últimos veinte minutos del partido tuvieron un nombre propio: Larry Wright. El acierto del base norteamericano, que terminó con 27 puntos, permitió a los suyos dar la vuelta al marcador y llevar a la Roma a conseguir su primera Copa de Europa, dejando en nada la exhibición de Epi, que anotó 31 puntos. La expulsión de Mike Davis y el desacierto de Sibilio fueron dos condicionantes claves para que el conjunto azulgrana terminara derrotado en un partido que se le escapó en los últimos minutos.
temporada 1984-85: el primer título
Tras la dolorosa derrota de Ginebra, era el momento de resarcirse y dar un golpe en la mesa, consolidándose como uno de los mejores equipos del continente. Y eso es lo que hizo el FC Barcelona.
Fue una temporada complicada, en la que Antoni Serra era destituido en enero tras una estrepitosa derrota en Santa Coloma ante el Licor 43 (el antiguo Cotonificio). Las causas de su despido malos resultados y el enrarecimiento de las relaciones con algunos de sus jugadores. Su lugar lo ocupó su asistente, Manolo Flores, que estuvo al frente del equipo hasta final de temporada.
A nivel nacional, el club tampoco consiguió ningún título: quedó eliminado tanto en los Play Offs del campeonato doméstico como en la Copa del Rey por su rival vecino, el Joventut. Pero no fue así a nivel europeo: el conjunto catalán conseguía su primer título continental, la Recopa de Europa.
La final se celebró en la ciudad francesa de Grenoble, ante el Zalguiris Kaunas de Arvydas Sabonis, probablemente uno de los jugadores más dominantes de Europa en aquel momento, y con un enorme Rimas Kurtinaitis, que anotó 36 puntos en aquella final. Por parte del conjunto azulgrana, Sibilio fue el mejor en esta ocasión con 29 puntos, sacándose así la espina de su mala actuación en Ginebra y guiando a sus compañeros a alcanzar la victoria. Por otra parte, cabe destacar la impresionante defensa que realizó “El Lagarto” De la Cruz sobre la estrella del conjunto lituano, consiguiendo que no alcanzara sus números habituales.
la llegada de aíto y la consolidación como un grande de europa
El año siguiente se iniciaría una nueva era en el FC Barcelona: Manolo Flores volvería a su puesto de segundo entrenador y llegaría para coger las riendas del equipo una leyenda de los banquillos españoles, Aíto Garcia Reneses, procedente del Joventut de Badalona.
Con su llegada, tres cambios fundamentales se produjeron en la plantilla: abandonaron el equipo los americanos Mike Davis y Otis Howard, y también lo hizo Perico Ansa tras diez temporadas defendiendo la camiseta del club. Por otra parte, llegarían al conjunto azulgrana el canadiense Greg Wiltjer, un interior procedente del Silvestone de Brescia que acababa de realizar buenos números en su primera temporada en Europa; el alero estadounidense Mark Smith, también procedente del baloncesto italiano, el Mulat Napoli, y por último el pívot norteamericano Steve Trumbo, que tras dos excelentes temporadas en el Fórum Valladolid decidió dar el salto al conjunto catalán, en el que militaría las siguientes siete temporadas. Cabe indicar que este último estaba pendiente de recibir la nacionalización española, tras contraer matrimonio con una mujer española, y no podría ser inscrito hasta conseguirla (el cupo de americanos ya estaba cubierto). Finalmente, Trumbo no pudo conseguir la nacionalización ese mismo año y fue inscrito en el campeonato doméstico en el mes de Febrero, sustituyendo a un irregular Wiltjer; pero no sería así en la Recopa, puesto que el plazo para inscribir jugadores ya había acabado.
Juan Antonio San Epifanio, Nacho Solozábal y Steve Trumbo, o cómo hacer explotar el Palau Blaugrana en tan sólo un minuto.
— Recuerdos Liga ACB (@RecuerdosACB) December 17, 2018
5° partido final #ACB 87/88, #Barcelona: pic.twitter.com/ZILaSC5lg0
En liga, el FC Barcelona caería en la final ante el Real Madrid, quedando 2-0 a favor de los blancos, y en la Copa del Rey seria eliminado en semifinales, de nuevo, por el Ron Negrita Joventut.
Sin embargo, las cosas fueron muy distintas en la competición internacional: volverían a vivir una noche mágica, esta vez en Caserta, ganando por segunda vez consecutiva la Recopa frente al Scavolini de Pesaro. El conjunto italiano había eliminado al Joventut de Badalona en semifinales (el Barça superó de manera clara a un potente TSKA de Moscú), impidiendo de esta manera una final catalana en una competición continental.
El Scavolini era uno de los conjuntos italianos más potentes de la época, y contaba con la ligera ventaja de disputar la final en su propio país. Los jugadores más destacados del equipo eran: el base americano Zam Friedrick, un anotador compulsivo que esa misma temporada promedió más de 31 puntos por partido en la potenta liga italiana; el alero italoamericano Mike Silvester, que destacaba por tener un tiro tan poco ortodoxo como letal; el pívot italiano Walter Magnifico, el símbolo de este equipo y que como jugador hacía honor a su apellido: era una delicia verle moverse en la zona. Y por último Darren Tillis, un interior americano con experiencia NBA, y Ario Costa, otro pívot italiano que era uno de los iconos del equipo.
El partido se lo llevarían los catalanes de manera clara (101-86) y a pesar de la exhibición de Friedrick que anotó 32 puntos (22 la primera mitad). Por parte azulgrana, fue crucial el dominio en el rebote: el FC Barcelona capturo 37 rechaces, mientras que el rival tan solo recogió 18. El hombre del partido fue Greg Wiltjer, que cuajó un partido impresionante tras tres semanas sin jugar. Fue amo y señor de la pintura, consiguiendo dobles figuras (14 puntos y 20 rebotes), cerrando de la mejor manera un curso complicado para él. También brillaron Epi, que no se fue del partido en ningún momento a pesar de los reiterados intentos de Sylvester por conseguirlo y metió 20 puntos, Sibilio (23 puntos) y Mark Smith, que anotó 22 puntos con una serie de tiros de campo impecable (9/9).El verano de 1986, el Barcelona se haría con dos refuerzos de lujo para ampliar su plantilla: Quim Costa (ya había estado una temporada en el club) y Andrés Jiménez: Aíto volvía a reunir al triángulo mágico del Cotonificio de Badalona. Tras el adiós de Smith y Wiltjer aterrizaba el pívot Wallace Bryant, que había sido dos veces campeón de Europa con el Cantú, y también Kenny Simpson, un alero estadounidense que resultaría vital para los futuros éxitos del equipo en aquella temporada.
Tras un inicio irregular en liga, el Barcelona acabaría firmando una temporada de ensueño, ganando todos los títulos posibles: la liga, la Copa del Rey y por último, la Copa Korac, ampliando así su repertorio de títulos continentales. En la copa, la primera que disputaron ocho equipos, eliminarían en cuartos de final al Cacaolat Club Básquet Granollers de Joan Creus y Javier Mendiburu; en semifinales les esperaría el CAI de Zaragoza, al que arrollarían con una victoria por 29 puntos de diferencia (117-88). Y en la final se encontrarían con otro equipo catalán, el Ron Negrita Joventut. El conjunto azulgrana se proclamaría campeón ante uno de sus máximos rivales en una final repleta de anotación en las que ambos equipos desarrollaron su mejor juego. Wallace Bryant fue determinante con sus 29 puntos y 9 rebotes, bien secundado por un Epi que alcanzó los 19 puntos. Por parte del conjunto verdinegro, destacaron Villacampa (26 puntos) y Reggie Johnson (22 puntos y 10 rebotes). El segundo título llegaría con la consecución de la Copa Korac, ante el Limoges francés, en una final a doble partido en que los catalanes vencieron sin dificultad. Y finalmente, cuatro años después, volverían a ser el mejor equipo de España. Derrotaron, por segunda vez esa temporada en una final, al Joventut de Badalona, venciendo en Badalona el cuarto partido con una impresionante canasta de Simpson en el último segundo. Fue el final soñado para una temporada perfecta, pero solo fue el inicio de una era maravillosa para el club.
Una vez acabado el curso, De la Cruz abandonaría la que había sido su casa los últimos 12 años para jugar en el Fórum Valladolid; Simpson no renovaría y se llevaría su talento otro club catalán, el TDK Manresa, donde se convertiría en el líder del equipo y ofrecería un espectacular rendimiento; Bryant tampoco lo haría y volvería a Italia para jugar en las filas del Fortitudo Bolonia. En su lugar, llegaría Audie Norris, un jugador que dejaría una huella muy profunda en el corazón de todos los aficionados azulgranas. Norris empezó su carrera la NBA, pero sus continuas lesiones no le impidieron destacar entre los mejores del mundo. Además, en 1985 el Madrid le realizaría una prueba y terminaría desestimando su fichaje por su tendencia a lesionarse. Pero tras dos años jugando a un nivel espectacular en la Benetton de Treviso, el Barcelona apostó por él, y éstos no se equivocaron. Jugó durante 1897 y 1993, ofreciendo un nivel sobresaliente y convirtiéndose en uno de los ídolos del equipo y el mejor extranjero que ha jugado en el club catalán. Se trataba de un pívot con un amplio repertorio de juego en el poste bajo, además de ser un grandísimo pasador y creador de juego: todo esto, unido a su carácter ganador, le convirtieron en uno de los mejores pívots del continente. También reforzaría el juego interior Eugene Mcdowell, procedente del CAI Zaragoza y que solamente disputaría una temporada en el club.
Aquella temporada, el FC Barcelona disputaría la Copa de Europa con ganas de lograr lo que se les escapó en 1984. Aquella temporada se cambió el formato de la competición, estableciendo el sistema de la Final Four, que tras una fase regular los cuatro mejores clasificados disputarían la fase final. Sin embargo, tras tres temporadas arrasando en Europa, el conjunto azulgrana no dio su mejor versión y no consiguió estar entre los cuatro mejores. No fue así en territorio nacional, en la que repitieron liga y copa y además ganaron la Copa Príncipe de Asturias, competición que existió entre 1986 y 1991, venciendo en todas las competiciones a su máximo rival, el Real Madrid, que se quedó con la miel en la boca y no consiguió ningún premio a nivel nacional, pero lograron conquistar la Copa Korac ante el Cantú.
En el campeonato liguero el título se decidiría en el quinto partido, tras remontar el conjunto blanco el 2-0 inicial favorable al Barcelona. Ganaron los catalanes por 93-79, en un partido en el que la lesión de Fernando Martín (que había regresado de esa temporada tras su aventura en la NBA) en el minuto 15 y la letal muñeca de Epi (29 puntos con 13/17 tiros de campo) serían las claves que dejarían la liga en Barcelona. Por otra parte, es preciso recordar la final de Copa de aquel año. Fue un duelo muy igualado, repleto de emoción e intensidad, que se decidió en el último segundo con un triple de Nacho Solozábal que ponía el 84-83 en el marcador a favor de les azulgranas, en una jugada que quedará en la memoria de todo aficionado al Barcelona.
la jugoplastika de split: el mayoy verdugo de la historia azulgrana
En las vacaciones de verano de 1988 llegaba el mejor jugador de Europa del momento al Real Madrid: Drazen Petrovic, que tras ser la pesadilla de los blancos en Europa se unía a ellos con el objetivo de devolverle al conjunto madrileño su trono en el baloncesto español. Esa liga fue bautizada como “la Liga de Petrovic”, pero no sería el Madrid quien se haría con ella: el Barcelona lograría su tercer título consecutivo. Por otra parte, el conjunto blanco se haría con la Copa del Rey y la Recopa, en una final para el recuerdo ante el Snadaidero de Caserta, en la que Petrovic (62 puntos) y el brasileño Óscar Schmidt serian protagonistas de un increíble duelo de dos de los mejores anotadores de la historia de este deporte.
Toni Kukoc 1990 Euroleague Final Jugoplastika Split - FC Barcelonahttps://t.co/PaLnUkTTO1 pic.twitter.com/LeQUPGbJWC
— Basketball 1980-2021 (@1980_2021) September 11, 2021
El Barça, tras conquistar la liga de 1988, volvía a participar en la Copa de Europa. Tras realizar una gran fase regular, quedando segundos tras el Maccabi de Tel Aviv con un balance de 11-3, se plantaban en la ansiada Final Four de Munich como favoritos al título. Los otros participantes eran el equipo israelí, el Aris de Salonica (era la segunda presencia consecutiva de ambos equipos) y la sorpresa de ese año: la Jugoplastika de Split: una hornada de jóvenes talentos yugoslavos como Tony Kukoc, Dino Radja, Velimir Perasovic, Goran Sobin… pero todos jugadores sin experiencia por los que nadie apostaba. El equipo catalán llegaba con el cartel de favorito, por contar con la plantilla más potente de todas y gracias a los éxitos logrados en los últimos años. El rival en semifinales fue el conjunto yugoslavo, al que el Barcelona había derrotado en ambos partidos de la fase regular, y por tanto parecía una presa fácil. Pero la realidad fue muy distinta en este partido: el conjunto azulgrana pasaría de cazador a presa, y caería derrotado ante una Jugoplastika que dominaría el partido de principio a fin, mostrando un juego paciente en ataque, con una buena circulación de balón que les permitía encontrar tiros liberados y con un Tony Kukoc demoledor, que anotó 19 puntos en la primera parte y asumió a la perfección la función de generar juego en los ataques del conjunto amarillo. El Barcelona, en cambio, no mostró su nivel habitual, y estuvieron muy imprecisos en ataque, errando muchos tiros y en el rebote se vieron superados por un gran Dino Radja. Sonaba la bocina y el resultado final era de 87-77: los jugadores del Barcelona veían como se les escapaba la oportunidad para pasar a la final y conseguir el único título que les quedaba. Los hombres más destacados del partido fueron los dos genios croatas Tony Kukoc (24 puntos) y Dino Radja (18 puntos y 11 rebotes), bien secundados por un el veterano del equipo, Dusko Ivanovic (21 puntos). Respecto al conjunto catalán, los mejores fueron Epi (16 puntos) y Norris (14 puntos y 8 rebotes). Dos días más tarde, jugarían el partido de consolación ante el Aris de Salónica de Nikos Gallis y Panagiotis Giannakis, volviendo a ser derrotados por un claro 88-71. En la final, el equipo de Split conseguiría su primera Copa de Europa, derrotando contra todo pronóstico al Maccabi de Tel Aviv (75-69).
Un año más tarde, el Barcelona volvía a presentar su candidatura al máximo trofeo del continente europeo, colándose por segunda vez consecutiva entre los mejores equipos de Europa. La final a 4 se disputaría en Zaragoza, la tierra natal de la figura del FC Barcelona, Epi, lo que hacía más especial para él lograr el título. El Barcelona llegaba prácticamente con el mismo equipo del año anterior, con las bajas de Waiters y uno de sus mayores pilares de esta década, Chicho Sibilio, que dejaba el club de su vida tras un supuesto enfrentamiento con Aíto para jugar en las filas del Taugrés de Vitoria. Llegaron al equipo el interior norteamericano David Wood y el canterano pívot catalán Ferran Martínez (que conseguiría la Euroliga de 1994 con el Joventut de Badalona). Su rival en las semifinales sería el Aris de Salónica, que se había reforzado con el croata Stojan Vrankovic, uno de los pívots dominantes de Europa por su poderío físico. El Barcelona, tras la experiencia del año anterior, no dejó lugar a dudas y con un juego muy completo barrieron a los griegos por 21 puntos (104-83), en un partido en el que destacaron Epi (24 puntos) y Ferran Martínez, que firmó una actuación brillante anotando 21 puntos y capturando 6 rebotes. El otro finalista se decidiría en un partido entre el Limoges francés y el verdugo del Barcelona en la edición anterior, la Jugoplastika. El equipo de Split, comandados por un gran Perasovic, vencerían con claridad (101-83) y se plantaban en la final, donde el conjunto azulgrana les esperaba con ganas de poder hacer efectiva la revancha y levantar el trofeo que tanto se les resistía.
El Barcelona salió al partido muy revolucionado, tratando de imponer su ritmo de juego y realizando una presión asfixiante ante el equipo yugoslavo que dosificaba mejor sus fuerzas y movía la pelota con paciencia en ataque. Tras empezar mandando en el marcador (10-15), Solozábal cometía su tercera falta personal: este contratiempo, unido a la zona que plantearon los hombres de Maljkovic, hizo que los yugoslavos se adelantaran en el marcador y llegaran con ventaja a la conclusión de la primera mitad. La segunda parte empezó siguiendo la misma pauta: los de Split imponían su juego y los azulgranas iban a remolque, hasta que la excepcional defensa de la Jugoplastika les permitió alcanzar una ventaja de 9 puntos en el marcador (52-43). Tras esto, el Barcelona sacó todo su orgullo y aprovecharon la relajación de los yugoslavos, hasta ponerse por delante en el marcador faltando 6 minutos (59-61). Pero tras lograr lo más difícil, los jugadores del equipo catalán sufrirían un bloqueo en ataque y tan sólo anotarían seis puntos en lo que restaba de partido y los balcánicos sabrían aprovecharlo y conseguían llevarse el partido y el título por segundo año consecutivo, ante la frustración y desolación de los jugadores y la afición barcelonista. El mejor jugador del partido fue Tony Kukoc, con 20 puntos y 7 rebotes. Norris fue el jugador más destacado por parte del Barcelona, con 18 puntos y 10 rebotes.
Tras el duro golpe en Europa, el Barça se levantaría para conseguir su cuarto trofeo de liga consecutivo, derrotando a sus vecinos verdinegros en la final por un claro 3-0.
si no puedes con el enemigo, únete a él: la llegada de maljkovic
Tras la temporada 1989-1990, Aíto abandonaba la dirección del equipo para trabajar en los despachos como director deportivo, y ocuparía su lugar aquel entrenador que le había derrotado en Europa los dos años anteriores: Bozdar Maljkovic.
Respecto a la plantilla azulgrana, se produjo una profunda renovación: continuaron Epi, Solozábal, Norris y Trumbo. Llegarían refuerzos de lujo como el experimentado pívot portorriqueño “Piculín” Ortiz, que había jugado los últimos meses de la anterior campaña con el máximo rival, el Real Madrid y el base internacional José Montero, que tras nueve años abandonaba el Joventut para unirse a su máximo rival. Además, llegarían al primer equipo los canteranos Lisard González, Roger Esteller y José Luís Galilea.
En curso 1990-1991, el equipo tendría por tercera vez consecutiva la ocasión de proclamarse campeón de Europa. Tras una brillante fase regular y tras arrollar al Maccabi (101-67) en semifinales de la F4 de París, se volvían a presentar en la final, donde esperaba la bestia negra del club azulgrana: la Jugoplastika de Split, que había derrotado al Scavolini de Pesaro. El pasado verano el club había perdido a dos de sus pilares fundamentales (además de su entrenador): Dino Radja, que ficharía por la Roma, y Dusko Ivanovic, que vendría a España para jugar en el Valvi de Girona. A pesar de todo, no fueron motivos suficientes para que el equipo volviera a plantarse en su tercera final consecutiva.
El Barcelona, tras derrotar con tanta claridad a un duro equipo como el Maccabi y teniendo en cuenta las bajas del Pop 84 Split respecto a los años anteriores, parecía que al fin lo conseguiría haciendo honor a la típica expresión de “a la tercera va la vencida”. No obstante, no fue así. El Barcelona caería derrotado por tercera vez ante este bloque de jóvenes jugadores que afrontaban los partidos decisivos sin ningún tipo de presión, limitándose a hacer lo que sabían hacer: jugar al baloncesto, a diferencia de los jugadores azulgrana, al que llegado el momento les fallaba su mentalidad y les pesaba la presión de las derrotas anteriores y la urgencia por conseguir el título. Terminaba el encuentri con un 70-65 a favor del conjunto de la actual Croacia, con un inconmensurable Zoran Savic que anotó 27 puntos para guiar a los suyos hasta la victoria.
Finalizaba aquí el recorrido de un equipo que hizo historia, logrando 6 ligas y 5 copas en 10 años, rompiendo con la hegemonía del Real Madrid, en los que también consiguieron dos Recopas de Europa y una Copa Korac. Una época repleta de éxitos y alegrías, pero también llena de momentos de frustración y tristeza, tras las desoladoras derrotas en la Copa de Europa. Solozábal y Epi, los últimos supervivientes de aquel grupo de jugadores que empezaron a inicios de los 80, no pudieron poner el broche de oro perfecto para sus carreras y se retiraron en 1992 y 1995, respectivamente.
A pesar de que no lograran el título que les hubiera coronado como los reyes de Europa, cabe reconocer que este grupo de jugadores formaron parte de uno de los mejores Barça de todos los tiempos, por no decir el mejor. También en los noventa vivirían en el club catalán una época fructífera, logrando 4 ligas, 2 Copas del Rey y una Copa Korac, consolidándose en la élite. Sin embargo, en la Copa de Europa seguirían condenados al fracaso, cayendo derrotados de nuevo en París en 1996 ante el Panathinaikos (tras una polémica jugada entre Montero y Vrankovic en los últimos compases del encuentro) y en 1997 ante otro equipo griego, el Olympiakos. No sería hasta el año 2003, con los Jasikevicius, Navarro, Bodiroga, Fucka y Dueñas que el club se sacaría su mayor espina y lograría la Euroliga ante la Benetton de Treviso.