El Barça se da un paseo y pone el 1-0 ante el Tecnyconta Zaragoza (101-59)

Dicen que la poesía es uno de los géneros más atrevidos, más trabajados, más liberadores y, sobre todo, más reveladores. Así lo demuestran también gran parte de los que lo practican e incluso algunos de los que lo consumen. Un género repleto de metáforas pero que siempre busca romper el molde. Dejar atras algunas concepciones para pasar a concebir nuevas realidades, como la de ganar un partido anotando más de 100 puntos y que todos destaquen la defensa que realizaste para dejar al rival en menos de 60.

Pero también decía Robin Williams, encarnado en el papel de John Keating, que el arte de la poesía es que no tiene estructura ni normas y así se lo transmitía a sus alumnos de 'El Club de los Poetas Muertos'.

La situación del profesor Keating la podemos comparar con la de Svetislav Pesic. Desde su llegada al conjunto culé ha repetido que su estilo puede no ser 'moderno', pero no por eso es más menos efectivo. No hay una sola fórmula, ni una estructura, se puede decir que -casi- todo vale.

El encuentro comenzó con la misma dinámica que la serie ante el Divina Seguros Joventut. Defensa arroladora por parte de los de Pesic y gran acierto desde el triple. Con Claver como máximo artillero, los culés dispararon 6/12 desde la larga distancia en los pimeros minutos. Por el bando aragonés, Okoye se topó ante una defensa muy agresiva primero de Pau Ribas y luego de Hanga que lo incomodaron de forma constante.

El Barça, haciendo mucho daño desde el perímetro. 6/12 en triples en este 1QT. #PlayoffLigaEndesa pic.twitter.com/xbSTGBV8VY

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El segundo período también se juegó al ritmo del Barça, o al de los poetas muertos. Un ritmo que, como la poesía, rompió con la estructura de juego al que nos había acostrumbrado el conjunto blaugrana esta temporada. Y no porque olvidara sus raíces, defender siempre fue una obligación, pero es que ahora el ataque se había transformado en un huracán. Uno que todo lo puede y que aminora a todo aquel que ose ponerse en su camino.

Y entre tanta locura, con el Barça dominando a su merced, apareció la figura de un jugador que se paseó por la pista con la pasimonia de quien sale a recorrer el paseo marítimo un domingo por la tarde. La tranquilidad que transmite Kyle Kuric solo puede equipararse a su calidad. Un tipo capaz de entrar seis minutos, enchufar 11 puntos y volver a sentarse para aguardar la oportunidad de volver a salir con la sangre en el ojo.

.@KingKK_14, dinamitando el partido.
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Por el lado de los de Zaragoza, solo chispazos producto de la calidad de sus jugadores. Muy poco de Okoye y de McCalebb. Con los pivots, historia similar. El desgaste que sufrían en defensa les pasaba factura a la hora de atacar ya que llegaban exhaustos y no podían sacar provecho de las acciones de su equipo.

Los barceloneses siguieron aportando esa dósis de energía gracias al binomio Hanga-Oriola. El húngaro, muy duro en defensa, también aportó en ataque e incluso hizo levantar al Palau de sus asientos con un mate descomunal.

MATAZO de @HangaAdamOnline.
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La dinámica poética se repitió durante toda la segunda parte. Triples de Kuric, buenas defensas de los culés y, sobre todo, convicción total en el plan de juego. Los de Pesic cada vez más se asimilaban a ese grupo de jóvenes que bajo la tutela del profesor Keating decidieron volver a descubrir el mundo de la poesía, aunque en este caso lo que se volvió a descubrir fue la ilusión de la gente en un equipo.

La misma ilusión que hizo al club tan grande y que en los últimos años parecía haberse perdido. Ese sentimiento de sentir que uno todo lo puede. Porque ahora el huracán ya no estaba en su contra, ya no sufrían ellos los destrozos que este causaba, sino que eran ellos mismos los que le causaban los destrozos a sus rivales.

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Porque a pesar de que el Tecnyconta Zaragoza subiera el nivel defensivo, nunca encontró la convicción de creer en el estilo que los llevó a estar disputando unas semifinales de Liga Endesa. Porque se vio a un equipo blando que tras quebrarse en el primer período nunca pudo recuperarse. Y esto no les quita méritos, sino todo lo contrario. Enaltece lo que han conseguido, porque denota que se están midiendo ante los mejores de la liga.

Los úlitmos compaces se disputaron al ritmo que quiso el Barça. Ritmo de un equipo sabedor de tener la victoria en el bolsillo y sobre todo de haber disputado un gran partido. Porque supieron explotar sus recursos ofensivos y porque anularon por completo a los del rival. Y todo para llevarse una victoria importantísima por 101-59.

Al final, por mucho que se pueda decir, este Barça hoy fue efectivo y se llevó por delante a los suyos. Fue totalmente superior y supo ver desde otra perspectiva el baloncesto. Los culés dieron un golpe en la mesa, esa misma a la cual se subió el profesor Keating y les dijo a sus alumnos 'me he subido a mi mesa para recordar que hay que mirar las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba'.

Los blaugranas se subieron muy arriba y vieron todo diferente. El Palau no dejó de aplaudir y de alentar, pero la ovación final fue más grande aún. Casi tanto como el 'Oh capitán, mi capitán' de  los alumnos del profesor Keating.