Marcelinho Huertas avasalla al Barça (80-68)

RESULTADO ENGAÑOSO

El resultado del primer partido fue bastante engañoso. Tanto para unos como para otros. El Barça se había ido al descanso con una renta de apenas 7 puntos, y lo había hecho tras luchar contra un Tenerife muy preparado para la ocasión. El equipo isleño había sabido aprovechar un buen pasaje de Doornekamp para mantenerse a rebufo del Barça, pero todo se desmoronó en el tercer cuarto. Allí el Barça festejó ‘Sant Joan’ de forma adelantada y tiró todos los fuegos artificiales en un cuarto. La explosión fue tal que la derrota canaria no fue sólo deportiva, sino también moral. Los 42 puntos de diferencia dificultaron cualquier análisis, pero también cualquier preparación para el segundo partido. Los canarios desconocen el estado real del Barça, más allá del tercer cuarto, y los blaugranas ignoran el estado de forma de los de Vidorreta, ya que en el tramo final del segundo encuentro el Lenovo Tenerife se dejó llevar por el huracán que tenía en frente. Ni plantó oposición ni hacía falta que lo hiciera. Eso sí, la diferencia del primer partido era tan peligrosa para unos por el bajón moral como para los otros por la relajación del equipo.

LA NADA

Le bastaron un par de partidos a Saras para evidenciar lo que era su Barça sin Calathes. La nada. Se evidenció cuando no jugó, también cuando lo hizo tocado. Su Barça, el de Saras, es también el de Calathes, porque no hay mejor base que él para este equipo. Ya tendrá tiempo el aficionado para debatir si es o no el mejor base para construir a futuro, pero que es el base idóneo para desarrollar el juego del lituano parece ya algo innegable. Volvió a ser él quien, dentro del barro en el que desarrolló el partido, encontró las opciones más claras de ataque para los blaugranas. Lo hizo desde el bloqueo directo, pero también concluyendo acciones de close out de los canarios en los que la ventaja no la había generado él, sino que se encargó de rematarla. Todo lo producido fue con tono vengativo, de revancha, por estar sufriendo en defensa con Marcelinho, pero quizás la mejor forma de erosionar al brasileño era exigirle en defensa. Y eso hizo, aunque no fuera suficiente.

LOS ROBOTS VAN A DOMINAR EL MUNDO

Hace ya tiempo que Fran Fermoso lo apodó ‘Sherminator’. Y tiene toda la lógica del mundo. Shermadini volvió a ser, junto a su socio Marcelinho, una de las piedras angulares del juego de su equipo. Lo fue cuanto anotó, pero también cuando generó tiros liberados a su equipo gracias a las ayudas defensivas que obligó a realizar al Barça. Le costó en el incio hacerse hueco entre la defensa blaugrana, hasta que Huertas lo liberó. Un pase en continuación le sirvió para anotar un 2+1. Y justo después de ese, otro. Y así siguió toda la noche, casi de forma robótica. Como si, de verdad, fuese una especie de ‘Terminator’. El MVP de la Liga Endesa también fue un seguro de vida en el rebote local, eliminando de la ecuación las segundas oportunidades para el Barça. Lo fue en ataque, en el rebote, y también en defensa. No tanto por su labor en el poste bajo, sino por su actividad de manos. Sus 4 robos lo corroboran. Ni alcanzó con la agilidad de Davies, ni bastó con la envergadura de Pau. Era verdad, los robots van a dominar el mundo.