Hanga revoluciona el derbi (88-74)

LA BOMBA HEURTEL

Las malas noticias acostumbran a venir de a dos. Si hace un par de días era la lesión de Davies, que sigue lesionado, hoy era la baja en la convocatoria de Thomas Heurtel. Su salida, según informaron Eick Moleiro y Chema de Lucas, parece muy cercana. Se acaba el ciclo de un jugador que tocó el cielo con la camiseta del Barça: la misma con la que ahora está acariciando el infierno. Desde la llegada de Saras su rol siempre estuvo en entredicho, hasta que en los últimos partidos comenzó a no disputar siquiera un minuto, y cuando lo hizo, tuvo actitudes de jugador desapegado. Mentalmente, ya no estaba acá. La bomba saltó unos minutos antes del derbi, al ver que el nombre del galo no estaba en el marcador, mientras sí estaba el de Ibou Badji, el joven pívot del filial. Enfrente, uno de los equipos sensación, un Joventut reforzado con dos ex blaugranas, Pau Ribas y Ante Tomic, que regresaban al Palau por primera vez desde su fichaje por el conjunto de Badalona.

GUIÓN ERRADO

Las ventajas, supuso Durán en la previa, estarían en el juego interior, donde el Barça estaba mermado ante la baja de Davies. Se equivocó. El baloncesto, el deporte, como dice Francisco Cabezas en Panenka, es siempre sorpresa y jamás evidencia. Ante Tomic hizo sus fintas habituales, pero Pustovyi no cayó en -casi- ninguna. El croata se topó con quien la temporada pasada era el suplente de su suplente y salió perdedor. Ribas, ante la falta de anotación interior, se cargó con más responsabilidades de las habituales, buscando ejercer de generador y finalizador a la vez. Algunas veces salió cara, muchas otras, cruz. Esto alteró el ritmo de juego, ralentizado a uno poco habitual para la Penya. Con ello los duelos individuales se convirtieron en la única fuente de la que beber, y ahí los de Badalona siguen siendo inferiores a sus pares.

SUPERIORIDAD COLECTIVA

López-Arostegui intentó poner emoción al encuentro en el tercer cuarto, pero lo único que hizo fue perturbar el sueño de la bestia. Su acierto fue el despertador que necesitaba el Barça para combinar grandes minutos en ataque, no tanto en defensa, de la mano de un Hanga inapelable. Solo Morgan tiraba del carro en la Penya, mientras los culés lo hacían con Bolmaro, Smits, Kuric o Calathes. Desde el banco aplaudía Mirotic, que disputó apenas 13 minutos. El Barça encontró gracias a la labor de Hanga la tranquilidad necesaria para despegarse en el marcador y luego administró a la perfección la ventaja. Los menos habituales vieron minutos y los titularísimos pudieron descansar, fundamental en medio de la locura del calendario. Incluso hubo tiempo para que el joven Badji debutara y anotara sus primeros puntos. La bendición final la dio Saras, intenso hasta el último segundo, que cambió resuello por aplauso.