Hace18 años, temporada 98/99...

Moviendo las agujas del reloj 18 años atrás, nos encontramos con un Estudiantes diferente en resultados, pero no en esencia.

Una temporada regular con buen promedio de victorias (21V- 13D) había llevado al conjunto colegial hasta la quinta plaza en la tabla. Con ello los playoffs eran una realidad, y pasando en primera ronda por encima del Tau Cerámica (Baskonia), alargaron su estancia en la ronda final hasta semifinales. En dicha serie, su rival sería un Barcelona cargado de estrellas, que hicieron la tarea ardua e inútil para los madrileños, ya que en los tres primeros encuentros, quedó decidida la contienda en favor del equipo catalán, quien finalmente saldría campeón aquel curso.

No fue bastante encontrarse con los de la ciudad condal en una ocasión, el Estudiantes tuvo q lidiar con todo su plantel en una segunda a todo o nada, pero pasando al ámbito europeo y no solo nacional.

La Copa Korac había llevado al conjunto dirigido por Pepu Hernández hasta una ansiada final, pero allí apareció el Barcelona, guiado desde el banco por Aíto García Reneses, para aguarle la fiesta.

Dieciséis puntos de ventaja. Esa fue la renta que consiguieron sacar en casa Nacho Azofra (13 puntos), Alfonso Reyes (17 puntos), Shaun Vandiver (16 puntos) y compañía. La demencia estaba entusiasmada. Veía cerca la posibilidad de salir campeones, sin embargo no fue así. El Barcelona puso todo lo que tenía en pista, para en la vuelta, y espoleados por una afición entregada, ser un rodillo para el Estu, al que derrocaron por 27 puntos en el Palau.

No fue un año de sonrisas al concluir, pero sí durante el mismo. Un equipo entregado y lleno de canteranos, con mucho presente y futuro por aquellos años, había llevado en volandas la ilusión de una histórica grada durante toda la temporada, y a pesar de que no habían logrado rematar el excelente trabajo realizado con títulos, era digno de admirar el papel desarrollado en cada competición.

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“Cuando abril se marcha lloviendo, mayo viene riendo” dice la sabiduría popular, pero no fue muy acertada esta frase en el caso del Estudiantes el pasado curso, ya que a pesar de las lluvias, que superaron la media en la Comunidad de Madrid, mayo fue más de lágrimas que de sonrisas para los colegiales.

El quinto mes del año tocaba a su fin. A la par, una nube gris cubría el cielo madrileño. Se avecinaba tormenta, y la cubierta del Magariños estaba preparada. Sabía desde hace tiempo que ese día podía llegar, y no falló en sus predicciones, aunque ojala lo hubiese hecho, debieron pensar todos los dementes que aquel día vieron como su equipo descendía a la segunda categoría del baloncesto español, al menos deportivamente.

Sin embargo, con la falta de recursos económicos que ahora mismo existe en el baloncesto, fue imposible que un solo conjunto de LEB Oro ascendiese, lo que permitió al Estudiantes retener la categoría.

Otro año más en la cuerda floja, incluso llegaron a caer, pero un inesperado paracaídas les salvó del golpe, y gracias a ello, pueden disfrutar, hoy en día, de una nueva oportunidad que están aprovechando.

Proyecto renovado. Hasta 9 caras nuevas en el roster, diez si contamos al nuevo técnico, Salva Maldonado, encargado de infundir mayor intensidad a un colectivo con hambre de regalar una campaña digna a su afición.

El esfuerzo defensivo está siendo la base, y aunque en la ofensiva, por ahora, solo Edwin Jackson está acertando con regularidad en el aro, la cara con la que salen a cada duelo ha cambiado. La fuerza del Palacio se nota de nuevo, y los fantasmas del pasado curso no se vislumbran en el horizonte.

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