Hubo un tiempo en que Galicia nadaba en la abundancia en la máxima categoría del baloncesto nacional, la todavía joven Liga ACB, pues contaba con tres equipos en la misma. Esta situación se mantuvo durante cinco temporadas, cuando el Caixa Ourense ascendía a la ACB en mayo de 1989. La desaparición del OAR Ferrol en 1994 marcó el final de este brillante momento para el deporte gallego. Nunca más volvimos a tener baloncesto de semejante calibre en tres ciudades gallegas, pues si bien Ferrol y Lugo marcaban la tendencia dominante, Ourense iba abriéndose paso poco a poco mientras Santiago de Compostela, con su añorado y querido CAB Obradoiro, era víctima de la lentitud de un proceso judicial que tardó más de dos décadas en resolverse. Realmente hubiera sido un sueño contar en 1990 con cuatro equipos gallegos en Liga ACB. Pero eso es otra historia que únicamente me ha servido para ubicar al lector en la época del jugador al que me refiero.
Hace unos días tuve el placer de conocer personalmente a Nacho Suárez (1.88/1964). Los que rozamos los 40 e incluso los que son más mayores recuerdan las proezas del base leonés, que llegaba humildemente a Ourense al inicio de la temporada 1988-1989 procedente de Oximesa Granada, donde los hermanos Álvarez le habían cerrado su progresión. Animado por su también amigo y compañero en la ciudad de la Alhambra, Javier Ibáñez, se decidía por la oferta que le hacían desde Galicia y desconociendo, como es evidente, lo que iba a ser el comienzo de sus tres mejores años como jugador profesional.
Los que me conocen saben que soy una persona discreta así que, a pesar de que por aquella época formaba parte de la estructura del Club Ourense Baloncesto como delegado de un equipo juvenil, jamás me había atrevido a cruzar media palabra con Nacho. Nunca fui seguidor de ningún jugador ni tampoco tuve ídolos que me marcaran en mi juventud. Bueno, sí, hubo uno: Nacho Suárez. Su juego me dejaba pasmado ya que anotaba, reboteaba, asistía y recuperaba. Eso sí, todo esto tenía su riesgo, así que en ocasiones el número de pérdidas de balón también resultaba elevado. No era un prodigio físico, no saltaba, corría poco, pero dominaba el juego. Un figura en un equipo de provincias que intentaba consolidarse en la Primera División “B” Nacional. En la temporada 1988-1989 el Caixa Ourense terminaba la liga regular como cuarto clasificado con un balance de 19 victorias y 11 derrotas. Aunque había cierta ilusión por ascender, casi nadie se imaginaba lo que iba a ocurrir en poco más de un mes. Primero tuvimos que pasar una dura eliminatoria inicial con Júver Murcia que se acabó ganando por 2-1 gracias, como no, al gran trabajo de Nacho Suárez que lideró al equipo cuando era necesario.
Pero la gran explosión del base natural de León se producía en la eliminatoria definitiva contra Cajamadrid. Al quinto partido en el Ruiz de Velasco de Alcalá de Henares (Madrid) se llegaba con 2-2 y mucha tensión acumulada en los partidos previos, pues los madrileños tenían la “obligación” por plantilla y presupuesto de ascender a la Liga ACB de la que habían desaparecido en 1986. Fue un partido espectacular con dos prórrogas en el que Nacho disputó los 50 minutos, al igual que Toño García y Douglas Arnold, pero sus 37 puntos fueron determinantes. El Caixa Ourense ascendía un 27 de mayo de 1989 a la Liga ACB por primera vez en su historia. Nacho ya era una figura, había jugado en los ocho partidos de los play-off una media de 38,5 minutos y su media de anotación se fue a los 22,1 puntos por partido. Unos números que no muchos bases de la época eran capaces de lograr.
Afortunadamente quiso seguir en Ourense y así pudimos disfrutar dos temporadas más con su juego efectivo y desequilibrante para los rivales. El estreno en la Liga ACB requería contar en los partidos de casa con un equipo de varias personas que realizara la estadística. Y ahí estaba yo, aún sin haber cumplido los 18 años, pero con la máxima ilusión por hacerlo bien pues no me faltaba experiencia en este cometido. Es obvio que Nacho Suárez siguió jugando como nos tenía acostumbrados y ello se reflejaba en sus estadísticas personales que yo hacía en los partidos del Pazo Paco Paz de Ourense.
Durante su primera temporada en ACB con Caixa Ourense, Nacho Suárez fue segundo en recuperaciones, cuarto en asistencias y quinto anotador nacional. En la siguiente se superó, pues lideró el apartado de recuperaciones, fue segundo en asistencias y séptimo anotador nacional, jugando en ambas más de 33 minutos de media por partido. Y ahí se terminó el sueño, porque al finalizar la temporada 1990-1991 decidió emprender otros retos y se marchó a Murcia.
Evidentemente él no sabía que yo era el encargado de realizar parte de su estadística, pues como es lógico en los partidos como visitante sus números eran similares. Por eso, en cuanto me enteré que acudía con frecuencia a Ourense, traté de compartir unos minutos con él. Eso fue posible el 31 de diciembre de 2011, gracias en parte a la colaboración de Fran Crujeiras, exjugador también de Caixa Ourense y que coincidió esas tres temporadas con Nacho Suárez, pero con el que sigue manteniendo una amistad que se fraguó por aquella época.
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La cita se produjo, como he dicho anteriormente, el último día de 2011 en un céntrico café de Ourense. Procuré llegar puntual aunque Nacho se retrasó un poco, lo que provocó todavía más cierta angustia en mi persona. Pero acudió, acompañado por uno de sus hijos de 11 años. Tenía dudas sobre si habría cambiado mucho y si sería capaz de reconocerlo. Nada más verlo comprobé que estaba igual que 20 años atrás y así se lo hice saber. No sabía ni como empezar. Delante de mí se encontraba aquel jugador que cada dos semanas me demostraba como se puede jugar albaloncesto sin ser un portento físico.
Comenzamos a hablar. En cuanto cogí cierta confianza le enseñé una camiseta con la que jugaba en el equipo Cadete de Salesianos, que era exactamente igual a la suya, con el número 10 a la espalda. Le entregué el dossier que le había preparado y se mostró sorprendido, pues nos dio mucho juego para mantener una larga y amena conversación donde
con frecuencia también intervenía su hijo, quien se iba dando cuenta de todo lo que hizo su padre como jugador profesional de baloncesto, a pesar de que Nacho ya le había contado algunas cosas.
Deseaba que ese momento no terminara nunca, pero todo tiene un fin. Había estado casi dos horas con mi único ídolo de mi juventud, de mis primeros años como aficionado al baloncesto. Y sucedió dos décadas después. A veces es bueno esperar y aguardar pacientemente, porque instantes como este no se dan con mucha frecuencia en mi vida. Es más, por mi profesión actual, he estado en los últimos años con muchos personajes famosos de otros deportes por los que siento especial devoción, como el ciclismo e incluso el baloncesto o el automovilismo, pero repito, ninguno me ha marcado tanto y me ha dejado tan satisfecho como Nacho Suárez. Espero que esto sea el primer paso para entablar una buena amistad entre ambos y que podamos vernos con frecuencia, porque para mí será algo maravilloso.
Soy consciente de que este relato le hará recordar a muchos una época brillante y divertida de nuestro baloncesto, que por desgracia no creo que vuelva a repetirse dado el gran cambio que ha experimentado en los últimos años este maravilloso y bonito deporte. No obstante, la tecnología nos ha permitido gracia a internet, que aquel impresionante partido del 27 de mayo de 1989 en el pabellón Ruiz de Velasco en Alcalá de Henares, pueda ser visto todas las veces que nos dé la gana, pues el Cajamadrid-Caixa Ourense está colgado en el canal YouTube. Para los que no lo hayáis podido ver, os lo recomiendo, pues todavía hoy, casi 23 años después, somos unos cuantos los que todavía no nos explicamos como lo pudo ganar el equipo gallego tras tenerlo perdido en varias ocasiones durante las dos prórrogas.
Falta poco para se cumpla el 25º aniversario de aquella inolvidable gesta. Por mi parte, trataré de que sea recordada en Ourense como se merece. Ideas no me faltan… Y es que Nacho Suárez seguirá siendo para quien ha redactado estas líneas el Drazen Petrovic o “Magic” Johnson nacional.
Primera parte de aquel histórico encuentro (el resto de partes se puede ver en el canal de Youtube de Ourense Baloncesto):
SUS ESTADÍSTICAS EN EL PLAY-OFF DE ASCENSO, TEMPORADA 1988-1989
PRIMERA ELIMINATORIA
- Primer partido, Caixa Ourense 89-Júver Murcia 79: 20 puntos en 26 minutos.
- Segundo partido, Júver Murcia 81-Caixa Ourense 78: 18 puntos en 40 minutos.
- Tercer partido, Caixa Ourense 77-Júver Murcia 68: 27 puntos en 40 minutos.
SEGUNDA ELIMINATORIA
- Primer partido, Cajamadrid 89-Caixa Ourense 79: 20 puntos en 40 minutos.
- Segundo partido, Caixa Ourense 75-Cajamadrid 73: 22 puntos en 40 minutos.
- Tercer partido, Cajamadrid 70-Caixa Ourense 88: 19 puntos en 39 minutos.
- Cuarto partido, Caixa Ourense 69-Cajamadrid 82: 14 puntos en 33 minutos.
- Quinto partido, Cajamadrid 94-Caixa Ourense 95: 37 puntos en 50 minutos. Media: 22,125 puntos en 38,5 minutos.
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