Avery bradley, el defensor tenaz
Garry Ward pidió tiempo muerto. Peyton Siva (Louisville y actualmente Alba Berlín) estaba destrozándoles a base de triples. “No sé lo que estás haciendo pero más vale que lo resuelvas. Pey’Pey nos está jodiendo vivos”, le gritó Ward a Bradley. En vez de asumirlo e intentar darle la vuelta, Bradley respondió a su entrenador: “Coach, estoy haciéndolo lo mejor que puedo. Si crees que tienes a alguien que lo vaya a hacer mejor que yo me sientas y le sacas”; y Bradley acabó sentado en el fondo del banquillo. Apenas cinco minutos más tarde, pidió disculpas a Ward y éste le devolvió a la cancha, donde su equipo consiguió finalmente la victoria.
"keep family united"
Garry Ward era el primer entrenador de la liga AAU que tuvo Bradley. Nacido en Tacoma, Washington, el 26 de noviembre de 1990, el camino de Avery siempre tuvo una meta muy clara: la NBA. Su infancia no fue fácil pero él siempre hizo lo posible para destacar y cumplir sus sueños. De Washington a Las Vegas, luego a Texas y finalmente los Boston Celtics de la NBA; esta es la historia de Avery Antonio Bradley Jr.
Cuando Avery apenas tenía 11 años sus padres se separaron. Él y sus hermanos siguieron viviendo con su madre y se mudaron a Arlington, Texas, aunque mantenían una gran relación con su padre, Bradley Sr que mantuvo su rol de progenitor tras el divorcio: “Mi madre sabía que no podía tomar ese papel en mi vida, por lo que siempre me alentaba a estar en contacto con mi padre”, relata Avery. A Garry Ward lo conoció cuando estaba en octavo. Ambos formaron inmediatamente un vínculo que perdura muchos años más tarde; Ward resultó ser influyente para Avery tanto en la cancha como fuera.
Entre Avery y Ward no había medias tintas. Si tenían que decirse algo, se lo decían a la cara y sin miramiento. La anécdota del partido de Siva es solo un ejemplo de lo que esa relación suponía para ambos. Por esta misma razón Ward resultó ser tan importante a la hora de tomar la decisión de abandonar Bellarmine Prep, donde Avery jugaba y estudiaba. Era el último año de High-School para Bradley y él no quería irse. Su madre y su entrenador se pusieron de acuerdo de que las opciones de ir a college y llegar a la NBA pasaban por que Bradley abandonara su nido y madurase en Findlay Prep, en Las Vegas. El padre de Avery fue el último empujón para convencerle: “Le dije que tenía que crecer”.
la presión de estar bajo el foco
En ese momento de su vida, pese a que odiaba (como lo hace hoy en día) estar en el foco de atención, Bradley estaba considerado como uno de los mejores jugadores de High School de el país. En su temporada senior en Findlay, Avery lideró a su equipo a la final del torneo National High School Basketball, donde derrotaron a Oak Hill Academy por 56 a 53. Tras la final, Bradley fue nombrado National High School Basketball Player del año e invitado al McDonald’s All-American Game, un partido de exhibición con los mejores jugadores del continente. En ese evento, Bradley fue proclamado campeón del concurso de mates.
Por esa época, Bradley era considerado un grandísimo prospect de cara a la universidad pero donde realmente destacaba y asombraba era en el apartado defensivo. Incluso su entrenador de AAU, Garry Ward, comenta que lo primero que le sorprendió de Bradley fue su defensa: “Era muy torpe, no sabía tirar y se tropezaba continuamente. Pero vaya defensor, amigos”. John Wall puede dar fe de ello. El actual base de los Washington Wizards se enfrentó a Bradley con apenas 15 años cuando ambos estaban en High School y ambos se defendieron a campo entero durante todo el encuentro. Tanto es así, que ambos jugadores han conseguido méritos en sus carreras para ser All-NBA Defensive Team.
En 2009 Bradley se comprometió con la Universidad de Texas, en Austin. Texas siempre fue importante en su vida desde que su madre le llevó junto a sus hermanos cuando ella se divorció de su padre. Para Avery, su madre lo era todo. En septiembre de 2013, con Bradley ya en la NBA, él y su novia estaban visitando a Bradley-Jones, la madre de Avery. Ashley Archbald, la pareja del jugador, hizo migas enseguida con la madre de Bradley y por eso, cuando se despidieron de ella en Tacoma, Ashley quiso que él le diera un último abrazo antes de marcharse. Apenas unos días después la madre de Avery sufría un derrame que acabaría con su vida. El entonces jugador de los Celtics se sumió en un pozo profundo del que solo consiguió salir cuando unas semanas más tarde Ashley dio a luz a su primer hijo. Le llamaron Liam, en referencia a un sueño que su madre había tenido en el que aparecía Bradley-Jones. Un tiempo después descubrirían que uno de los significados de Liam es “Salvador de mi padre”.
Volviendo a la universidad, Bradley empezó su periplo de college con los Texas Longhorns en 2009. Aquí promedió 11.6 puntos en casi 30 minutos por encuentro y se definió como uno de los mejores pequeños defensivos del panorama universitario. Esa temporada Bradyley fue elegido para el mejor equipo rookie de la conferencia Big 12 y obtuvo una mención para el mejor quinteto de la Big 12. Tras finalizar su primer año en Texas, en abril de 2010 decidió presentarse al Draft de la NBA.
Meta alcanzada
En los meses anteriores al Draft, fueron muchos los analistas que hablaron sobre las virtudes y defectos de Avery Bradley. Se destacaba mucho su capacidad para defender en distintas posiciones en el campo pero preocupaba la ausencia de visión de juego y creación. El portal digital NBAdraft.net destacó lo siguiente: “Excelente explosividad e intuición defensiva. Su mejor recurso ofensivo es el lanzamiento exterior, pese a no ser extraordinario. Sus debilidades más claras son su inhabilidad a la hora de crear para los demás y su falta de tamaño, aunque consigue suplir esta última con un físico portentoso”.
Los expertos predecían que Bradley sería elegido al final de la primera ronda, quizás un poco antes, pero claramente fuera de los puestos de lotería. Escasos minutos antes de que David Stern cantara su nombre en la 19º posición del Draft, Bradley recibió una llamada de los Boston Celtics diciéndole que querían contar con él de cara a las siguientes temporadas, franquicia en la que Bradley ha jugado hasta este mismo verano.
En la NBA Bradley se ha asentado precisamente como aquello que anunciaba: un defensor de élite. En su temporada rookie apenas contó con oportunidades en Boston (5 minutos y menos de 2 puntos por encuentro) pero a partir del segundo año el panorama cambió mucho. Bradley pasó a ocupar el quinteto titular en muchos partidos, un puesto que sería suyo permanentemente a partir de su tercera temporada, y sus números no hicieron más que crecer. En su última temporada en Boston, Avery Bradley promedió 16.3 puntos y 6 rebotes por encuentro, añadiendo una faceta más ofensiva a su juego. En defensa, se ganó el reconocimiento de algunos de los mejores jugadores de la liga. Rivales como Damian Lillard, C.J. McCollum o Joel Embiid dijeron de Bradley que era el mejor defensor de perímetro de la liga y mostraron su indignación cuando en 2017 no fue incluido en el All-NBA Defensive Team.
En 2016, Bradley dejó uno de los episodios más bonitos de los últimos años en la NBA. La familia Harshman, originaria de Wesley Chapel en Florida, había perdido a su hijo de 15 años unos días antes en un accidente de tráfico. Avery Bradley descubrió que él era el jugador favorito del niño y quiso enviar una carta firmada con una camiseta y una invitación a Boston para sus padres. Tras conocer a los Harshman en el partido, en el que dedicó más de 20 minutos a hablar con ellos sobre la familia y un sentimiento de pérdida que él tan bien conocía, la pareja le hizo entrega de una pulsera azul y blanca para recordar a su hijo Jaret. En los siguientes partidos que Bradley jugó esa temporada se le pudo ver con la pulsera de los Harshman en la muñeca. Avery Bradley decidió recordar así al pequeño Jaret, igual que recuerda a su madre en cada partido cuando mete un triple y se besa el puño, mirando al cielo.
Notas de autor:
La anécdota inicial sobre Ward y Bradley pertenece a una pieza del archivo del Boston Globe.
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