Todas las personas tenemos muchas necesidades. En primer lugar, las necesidades primarias, sin las cuales no podemos vivir. En muchos casos su satisfacción conlleva unos enormes sacrificios, los cuales no dejan tiempo, dinero ni ganas para otras facetas de la vida más edificantes. Pero si logramos satisfacer esas necesidades, existen otras que acercan al ser humano a la tan deseada felicidad. Sergio Rodríguez lo tenía todo en el Real Madrid, o casi todo. A pesar de ser uno de los líderes de un equipo para el recuerdo, no jugaba en la liga que le gustaría
El mayor sueño del Chacho era triunfar en la NBA. Desde que era un niño decoraba las paredes de su habitación con posters de sus jugadores favoritos. Su talento precoz para el baloncesto hizo que cuando tuvo el primer momento de jugar en esa anhelada liga no lo dejara escapar. Pero la experiencia fue muy dura. Pocos minutos de juego y unos entrenadores que daban escaso lugar a la creatividad en pista. El Chacho tuvo que hacer de tripas corazón y volver a Europa. En el Real Madrid encontró, a partir de su segundo año con Pablo Laso, un lugar en el que se apreciara su talento. Sergio disfrutaba y hacía disfrutar en el equipo más triunfante de Europa. Pero Europa no es la NBA, y el deseo de saberse útil y apreciado en la mejor liga del mundo le ha hecho asumir riesgos y alejarse de su zona de confort.
La primera etapa
En los inicios de la década de 2000, Sergio Rodríguez era la mayor promesa del baloncesto español. Un jugador de un talento y una creatividad sin igual. Debutó con 18 años con el Estudiantes y durante las dos temporadas siguientes fue una de las atracciones de la ACB. Nunca se había visto un base español tan imaginativo e imprevisible, que combinaba un dominio de balón increíble, una visión de juego total y una capacidad de pase sencillamente espectacular. Con estas características tan apreciadas en la NBA, el Chacho fue elegido por los Blazers en la 26ª posición del draft de 2006.
Con el inicio de la temporada, las virtudes que tenía se veían solapadas por sus defectos. En primer lugar su tiro era muy poco fiable, lo que provocó que sus defensores le flotaran continuamente. En segundo lugar, su defensa era bastante floja. Había estado acostumbrado a tener un papel preponderante en el ataque de sus equipos, lo que le hacía descuidar un poco su defensa. Además, su liviano físico y su escasa velocidad, en comparación con los bases NBA, provocaba que sus rivales le superaran por fuerza y velocidad en muchas jugadas.
Junto con todo ello, su entrenador era el conservador Nate McMillan, que priorizaba la defensa por encima de todo y en ataque dejaba vía libre a sus estrellas, que en aquella época eran los prometedores Brandon Roy y LaMarcus Aldridge. Por esa razón, le gustaba contar con bases sobrios y seguros, como Jarrett Jack y Steve Blake. Así las cosas, Sergio no superó los 16 minutos por partido en sus tres años en los Blazers. Su cotización en la NBA caía como la espuma, hasta el punto se der traspasado a Sacramento por una elección número 38.
Parecía que las cosas podían cambiar para el Chacho. En la capital de California habían empezado un proceso de reconstrucción, después de la gloriosa etapa de Webber y Stojakovic. Además, el Chacho no tenía mucha competencia, pero ni aun así acabó ganándose el puesto. Beno Udrih fue el base titular de los Kings mientras que Sergio jugaba 13 minutos por partido. La historia se repetía, pero en el límite de traspasos recibió su última oportunidad. Fue traspasado a los Knicks, donde jugó 27 partidos con casi 20 minutos de media. Comenzó bien, incluso en la faceta defensiva, pero poco a poco se fue diluyendo hasta ser superado por otro base de escasa creatividad y mediocre carrera NBA: Chris Duhon.
Con este panorama, Sergio se replanteó sus preferencias. Él había sido un jugador que se caracterizaba por la sonrisa, la diversión y el espectáculo. Sus carencias no le habían dejado triunfar en la NBA y además perdió su puesto en las convocatorias estivales de la selección española: se perdió la plata de Pekín y el oro en el Eurobasket de 2009. Decidió regresar a Europa y olvidarse de la NBA.
Un dulce paréntesis
El Chacho fichó por el Real Madrid en el verano de 2010. Por desgracia, el entrenador era otro genuino representante de la vieja escuela, el laureado Ettore Messina, que prefería la sobriedad de Prigioni que el desparpajo de Sergio. Otra temporada para el olvido, en la que parecía que la luz y la sonrisa del chicharrero se podían apagar definitivamente.
Pero en 2011 llegó el entrenador que mejor le ha comprendido y utilizado, Pablo Laso. No solo por saber aprovechar el torrente de juego que es capaz de desplegar en pista, sino por no cortarle las alas cuando no le salían las cosas y por motivarle para superar sus carencias. La mejora en el tiro que tuvo el Chacho fue espectacular, y su capacidad para dominar los partidos independientemente del ritmo de juego ha contribuido a que el Real Madrid ha ganado 12 títulos en 5 años. Además, también ha mejorado en defensa, donde ha demostrado una mayor actividad y una desconocida habilidad para la anticipación y los robos.
Ese incremento de nivel, la falta de unas mayores motivaciones en el Real Madrid, la llegada a un equipo en el que parece que va a tener minutos y una edad idónea (30 años) han hecho que Sergio decida volver a la mejor liga del mundo.
Vuelta con energía
A esa mejoría en su juego que ha experimentado en el Real Madrid debemos ponerle una duda: el nivel de la NBA. No es lo mismo enfrentarse a los bases de la ACB y la Euroliga que a los escultóricos y vertiginosos físicos que pueblan la posición de base en la mejor liga del mundo.
En primer lugar, no hay duda de que Sergio lo pasará muy mal en defensa. Le tocará emparejarse en la mayoría de las ocasiones con bases, lo que le pondrá en aprietos continuos. Sabedores de su físico delgado y su inferior musculatura, los rivales del Chacho le buscarán continuamente para tratar de desbordarle y generar una ventaja. Además, Sergio no ha demostrado una especial habilidad en la defensa del bloqueo y continuación, que hoy en día en la jugada que más se utiliza en la NBA. Vistas así las cosas, Sergio deberá rezar para que Brett Brown le empareje con el peor atacante del equipo rival.
En ataque es donde el Chacho debe demostrar que es un jugador especial y que tiene sitio por varios años más en la NBA. Su capacidad de pase, de mover el equipo y de encontrar al jugador adecuado está fuera de toda duda. Además, su mejora en el tiro hace que el rival no le pueda dejar ese medio metro que hace una década sí le concedían. Aun así, los rápidos jugadores a los que se va a enfrentar serán capaces de defenderle muy encima y llegarán a tapar los tiros librados que tenga Sergio con mayor rapidez que en Europa. Asimismo, Sergio es un maestro en el tiro a media distancia tras bote, pero en la NBA generará menos ventajas en el uno contra uno y tendrá menos espacio después de recibir un bloqueo directo para armar el tiro o ejecutar un pase, debido a la mayor rapidez de los defensores.
De momento no parece que Sergio Rodríguez vaya a tener mucha competencia por el puesto de base titular en los Sixers. Continúan en el equipo TJ McConell y Kendall Marshall, mientras que el titular del año pasado, Ish Smith, ha fichado por los Pistons. Además, han fichado a Jerryd Bayless, que podría jugar de base, aunque su puesto natural es el de escolta. Ninguno de los tres se acerca a las cualidades del Chacho, pero no debe descuidarse, ya que, como hemos visto, otros bases sobrios y poco talentosos le han quitado muchos minutos en la NBA.
En mi opinión, lo ideal para Sergio sería salir en la segunda unidad, por varias razones. En primer lugar, se enfrentaría a los suplentes del equipo rival, que siempre van a tener un menor nivel que los titulares, lo que le desgastará menos en defensa. En segundo lugar, coincidiría menos tiempo en pista con jugadores tendentes a amasar el balón, como Okafor, Bayless y sobre todo Ben Simmons, un potencial All-Star permanente que destaca por una desmesurada visión de juego desde sus 2,08 de altura y que, por lo tanto, necesita mucho balón en las manos. De todos modos, en un equipo tan joven y con tantas novedades, es difícil saber qué quintetos pondrá Brett Brown en pista.
A Sergio Rodríguez le conviene coincidir con interiores atléticos y exteriores con buen tiro. Ese tipo de jugadores le permitirán abrir el campo para surtir de asistencias a los exteriores abiertos y de balones por encima del aro a los interiores. Ese ha sido el juego del Real Madrid cuando Sergio estaba en pista, y el Chacho ha respondido llevando al equipo a la supremacía en España. El canario debería compartir pista con jugadores de ese perfil, como Noel, Covington, Stauskas, Henderson o Jerami Grant. Con los mandos de la nave Sixer y el resto de jugadores siguiendo las indicaciones del Chacho, Brett Brown puede sacar mucho partido de la segunda etapa del Chacho en la NBA.