Que Luka Doncic (23 años) está cuajando la mejor temporada de su carrera es una obviedad a estas alturas. Recién atravesado el ecuador del curso, Doncic está, ofensivamente, en el mejor año de su todavía corta trayectoria. Quinta temporada de azul y blanco en Dallas desde que aterrizara en el ya lejano 2018, tras ganarlo (literalmente) todo en Europa, con sus 18 añitos bien aprovechados. Ha ido quemando etapas y superando récords a la misma velocidad que procesa su cabeza en la pista, que suele ser una marcha más que el resto, y se ha plantado en esta 22-23 con un estatus ya de superestrella (máxima) de la Liga, a la altura de cualquiera. De los Giannis, Jokic, LeBron, Curry o Durant. Repetimos, de cualquiera. Tanto como para estar en la durísima pelea que hay planteada por el MVP, pero pendiente del resultado final de sus Mavs para ver si está en el podio o lo ve desde abajo. Sus méritos individuales son indiscutibles. Sólo hacer falta echar un ojo a su tarjeta estadística anual:
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PAR | MIN | PTOS | REB | ASI | FG% | T3% | FT% | PÉR | ROB | TAP |
40 | 37’4 | 33’8 | 9 | 8’8 | 49’8% | 35’1% | 73% | 3’7 | 1’6 | 0’6 |
ESTADÍSITCA ClÁSICA
Estos fríos datos reflejan varias cosas: la primera, que es con diferencia la temporada más anotadora de Luka, que hasta la fecha no había alcanzado los 29 puntos de media en temporada regular. Con los 40 partidos disputados (de 45 de los Mavs) está ahora en 33’8, máximo anotador de la liga en dura pugna con Joel Embiid (33’4), y uno de los 5 jugadores que se mantienen por encima de la treintena en una fiebre anotadora casi sin precedentes. Su mejor promedio (Playoffs al margen) fue 28’8 en su segundo año, a los que se acercó con 28’4 el año pasado.
Es interesante también saber que Doncic está jugando más que nunca, promediando 37’4 minutos, dos más de la temporada que más jugó, que fue la última (35’4). Este aumento de minutos va en la línea de una mayor participación del esloveno en el juego y la pizarra de Kidd, que está utilizándolo más -luego hablaremos del %usage- y en consecuencia está lanzando más a canasta (11’4 lanzamientos por encuentro -hasta ahora no había alcanzado los 10). Unido a esto, conviene resaltar que, además de estar tirando más que nunca, lo está haciendo con el mayor acierto también de su carrera, al menos en el cómputo global de lanzamientos, con un 49’8%, cinco puntos porcentuales superior al 45’7 del año pasado, y lejos también de su mejor registro en este campo, que fue un 47’9% en la 20-21. Sin embargo, paradójicamente, pese a ser una temporada con tanto volumen anotador, está siendo la que menor volumen de intentos (8’1), exceptuando su año rookie (7’1), y también la de menor acierto, con un 35’1% en esta mitad de campaña.
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ESTADÍSITCA AVANZADA
Si damos un pasito más en el análisis de los datos de Doncic y ponemos atención en su estadística avanzada, encontramos también una serie de indicadores que hablan más que bien del nivel al que está rayando el chico maravilla del basket europeo durante esta temporada. Lo más relevante que podemos extraer es que el impacto de Luka en el juego está siendo enorme por varios de estos datos: en primer lugar, uno de los ratios particulares de la NBA, tan dada a medir todo lo susceptible de ser medido, es el “PIE”, que viene a ser el acrónimo de Player Impact Estimate, una estadística que pretende medir el impacto estadístico de un jugador respecto a las estadísticas totales de un partido. Citando textualmente a la web de la NBA:«In its simplest terms, PIE shows what % of game events did that player or team achieve».
Para calcular el PIE tenemos que sumar y restar las estadísticas positivas y negativas del jugador y dividirlo entre los totales de esas estadísticas del partido. Esto da una muestra bastante fidedigna del impacto de los jugadores en el transcurso de los partidos, de su peso en relación a todos los aspectos del juego, en este sentido parece un dato bastante realista si atendemos a los resultados de esta temporada, que precisamente comanda Luka Doncic junto a otro de los jugadores “totales” como es Nikola Jokic. Entre la muestra de jugadores con un número significativo de encuentros, Luka y el Joker lideran con un ratio de 21’1, seguidos por Embiid, con 21’0. A continuación aparecen Anthony Davis y Giannis Antetokounmpo. El algodón no engaña.
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Otro dato en el que destaca Luka es en el rating ofensivo (puntos por número de posesiones), donde estaría aproximadamente en el top20 de jugadores con suficiente volumen de encuentros, pero lo que destaca aquí es su mejora respecto a cursos anteriores, pasando de un 113’8 en la 21-22 al actual 118’3. Su mejor dato hasta ahora fue nuevamente en su segundo año, con 116’7. Otro aspecto mejorado es una estadística muy a tener en cuenta entre los bases de la liga, el ratio entre asistencias Vs pérdidas. Aquí Luka está lejos de los líderes (Tyus Jones, Mike Conley o Chris Paul son los auténticos referentes en este apartado), pero ha logrado aumentar su estadística, cuidando las pérdidas, y presenta actualmente un 2’42. Su mejor dato era un 2'07.
Por último, retomamos el asunto de la importancia y el peso de Doncic en el engranaje de los Mavs, donde ha aumentado su ya de por sí alto impacto y valor, asumiendo con un mayor número de minutos y de lanzamientos, una mayor utilización en el denominado %usage, que viene a ser el volumen de uso de un jugador dentro de las jugadas ofensivas del equipo. Esto se calcula a partir de las jugadas que terminan con tiro, pérdida o falta a favor. Luka ha aumentado de un 36’8 a un 37’4%, lo que le sitúa en el segundo jugador con mayor peso específico en la liga tras Joel Embiid (37’6) y por delante de Giannis y Morant, dos de los jugadores-franquicia más reconocibles de toda la liga.
Sin duda, los números no mienten y nos dan ejemplos más que suficientes para comprender que el momento de forma de Luka Doncic lo pone, por un lado, en la superélite de la liga, y por otro, demuestra que está cuajando la mejor campaña de su carrera. Lo que no podemos saber, pero sí intuir, es si será su techo. A punto de cumplir los 24 años, la madurez completa de Doncic está por llegar, así que es de esperar (y esperamos) que su mejor nivel todavía tengamos que verlo, aunque nos tengamos que frotar los ojos.
