Elaborar una lista con los mejores jugadores de la historia es tarea ardua y, probablemente, muy polémica. Es muy complicado contar al 100% con una objetividad súper estricta, y nuestro subcosnciente siempre hará que nuestros gustos guíen nuestras elecciones, aunque tratemos de evitarlo. Pero como todo, cuanto más se reduce el campo a estudiar más se simplifica la hipótesis, y la posterior ejecución de la demostración
Esto nos ha llevado a analizar cada franquicia de manera individualizada, creando un serial con los 30 mejores jugadores de la historia, contando con un individuo por franquicia. Y hoy, es el turno de los Phoenix Suns, así que hablaremos de un jugador que no solo cambió el destino de los Suns en la década de 2000, sino también la idea de juego de toda la NBA, Steve Nash.
EL RESUMEN DE SU CARRERA
La historia de Steve Nash no es la típica de un jugador que destaca desde le instituto, de esos que se intuía que iban a ser súperestrellas desde que cogieron un baló de baloncesto. Nash fue un jugador que no llamó la atención hasta su explosión en los Mavericks de Finley y Nowitzki y en los Suns encontró el lugar y los compañeros perfectos para desplegar un estilo que benefició a toda la liga.
Steve Nash nació en Johannesburgo, pero a los dos años sus padres decidieron mudarse a Canadá, concretamente a Victoria, una bella ciudad cercana a Vancouver. En su adolescencia, Nash consiguió liderar a su instituto al título regional, pero ni eso consiguió despertar el interés de las universidades estadounidenses. Su entrenador del instituto mandó vídeos a multitud de colleges del país vecino y finalmente fue reclutado por la humilde Universidad de Santa Clara, donde consiguió destacar y ser elegido en el draft de 1996 por los Phoenix Suns en el puesto 15.
En su primera etapa en los Suns no gozó de mucho protagonismo. Nash era el suplente de otras dos leyendas de los Suns, primero Kevin Johnson y después Jason Kidd, con lo que los Suns decidieron traspasarle a Dallas Mavericks en 1998. En Texas, Nash consiguió hacerse con la titularidad y con la confianza de un entrenador que gustaba del juego vertiginoso, Don Nelson, el canadiense consiguió destacar en un equipo que poco a poco iba quemando etapas, pero sin llegar a alcanzar las Finales. Por esa razón, decidió volver a sus orígenes y fichar por los Suns en 2004 como agente libre.
El Nash de su segunda etapa en los Sus fue una delicia para el aficionado. El equipo del seven seconds or less giraba en torno a su base, que nutría de balones a sus compañeros para innumerables tiros abiertos, mates o cortes. Nash estuvo otros ocho años en Arizona, donde consiguió llevar al equipo a tres Finales de Conferencia, una frontera que no consiguieron cruzar por la entidad de unos rivales menos espectaculares pero más sólidos.
¿POR QUÉ ES EL MEJOR JUGADOR DE LA HISTORIA DE LA FRANQUICIA?
Las estadísticas de Nash en los Suns son espectaculares. Máximo asistente de su historia (6997), mejor triplista (1051 anotados) y tercero en partidos jugados (744). 6 veces All-Star (con los Suns) y dos veces MVP. 3 veces en el mejor equipo de la NBA y dos en el segundo. 5 premios de máximo asistente de la temporada. Pero no son los números los que me han llevado a tomar esta decisión, sino las horas de diversión que el canadiense nos ha hecho pasar y el legado que ha dejado en el juego actual de la mayoría de los equipos de la NBA.
Nash llegó a los Suns cuando la NBA era un mundo en el que imperaban los isolations y el reloj de posesión se agotaba en muchos ataques. Pero Mike D’Antoni y él consiguieron cambiar la tendencia de la liga, utilizar más el contraataque, el pick&roll y el triple, además de utilizar quintetos bajos que propiciaban una mayor rapidez y ocupación de espacios. ¿Os suena hoy en día? Nash no solo llevó a su equipo a una edad dorada que se quedó a las puertas del anillo, sino que demostró que el juego rápido y el tiro de tres también podía ser muy eficiente.
COMPLETAMOS EL PODIO DE LEYENDAS DEL EQUIPO
Solo estuvo cuatro temporadas, pero qué cuatro temporadas. Charles Barkley llegó a Arizona en 1992, a un equipo liderado por Kevin Johnson que conseguía amedrentar a los grandes del Oeste, pero no derrotarlos. Y Barkley cambió esa tendencia. En su primer año consiguió liderar a los Suns a la pole position de cara a los playoffs y fue nombrado MVP. En postemporada, eliminaron a Lakers, Spurs y Sonics en series muy disputadas y se plantaron en las Finales con factor cancha contra los vigentes bicampeones. Pero la ferocidad de Jordan pudo con el ímpetu de Barkley, que se quedó a las puertas de la gloria.
El Gordo lo volvió a intentar en las siguientes temporadas, pero los Suns se iban debilitando y ya no optaban al anillo, por lo que la aventura de Barkley en los Suns duró solo cuatro temporadas. Sus 23,4 puntos y 11,5 rebotes y el carisma que siempre desprendió en unas temporadas históricas para los de Arizona le hacen merecedor de un puesto en la historia del equipo sureño.
El tercer puesto está muy disputado, pero me tengo que quedar con un jugador que representó el cambio de estilo en los puestos interiores de la NBA en los 2000: Shawn Marion. Un jugador de 2,01 que iba para alero y Mike D’Antoni lo puso como 4. Drafteado por los Suns en 1999, destacó como reboteador, defensor y anotador de rachas, cuando lo necesitaba el equipo. A pesar de su horrorosa mecánica de tiro, se atrevía con los lanzamientos de tres en una época en la que los jugadores interiores no lo hacían. Nash y Stoudamire se llevaban los elogios, pero Marion era el mejor pegamento que ese equipo podía tener, el que se las veía con la estrella rival todas las noches y no desentonaba a la hora de aportar puntos cuando la situación lo requería.