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Jeremy Lin, un talento prendido de la nada y apagado en silencio

  • El base se encuentra, a día de hoy, sin equipo tras separarse de los Guangzhou Loong Lions
  • En sus últimos coletazos se han visto síntomas de frustración e impotencia al no recuperar la relevancia que tuvo en un pasado

Debe ser duro tener que demostrar el doble que el resto para hacerte valer. Debe ser duro vivir en la cresta de la ola por unos instantes cuando antes nadie daba un duro por ti y, ahora, tocar fondo. Y así lo constata Jeremy Lin. El hecho de haber sido protagonista de una de las historias más locas de la década y convertirse en el centro de Nueva York durante su explosión en los Knicks no se materializó en estabilidad para su carrera a largo plazo. Sí, tras la exhibición de la temporada 2011-12 atrapó un buen contrato como agente libre restringido. Unos 25 millones por tres años que los Knicks decidieron no igualar, dejándolo ir a Houston. En su primera temporada en la franquicia tejana disputó los 82 encuentros de la temporada regular, todos como titular y cuajando unos números más que decentes, tanto en ataque como en defensa.

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En pleno 'Linsanity', Jeremy se dio a conocer al mundo

Al verano siguiente se fraguó su traspaso a Los Angeles Lakers, en el que Houston ‘regaló’ por una bolsa de pipas al base. Desde ese momento, Lin pasó por cinco equipos en cuatro años, en los que, en cada uno, su protagonismo, chispa y confianza en él se iban erosionando. Ola tras ola, hasta la piedra más dura se achica. Recién conseguido un anillo con los Toronto Raptors, sin opciones de un contrato NBA y con ocho lesiones entre 2017 y 2019, cruzó el mundo para competir en la CBA, la liga china. Durante su corta estancia fue el jugador más determinante de los Beijing Ducks. Jugar en Asia le dio, sobre todo a nivel mental, un respiro. De hecho, reveló que aquella temporada fue en la que más se aproximó a su forma ‘Super Sayian’, la del ‘Linsanity’. Se liberó de una cárcel mental llena de frustración por la poca recompensa que tenía su trabajo.

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Lin, en pista junto a Kobe Bryant

Uno de esos instantes en los que se pudo apreciar su debilidad y malestar fue antes de comenzar la temporada en los Ducks, en julio de 2019. En una conferencia para jóvenes de un grupo cristiano en Taipei se derrumbó, confesando vivir una sensación de abandono por parte de las franquicias de la NBA, dejándolo en el olvido. "Dicen que una vez tocas fondo, solo se puede mejorar, pero parece que yo no llego nunca al fondo del todo”, dijo Lin entre lágrimas. "Este viaje era lo último que quería hacer, porque sabía que tendría que estar las próximas seis semanas sonriendo, hablando sobre un anillo que no siento que he ganado y de un futuro que no sé si quiero tener." Lin ha mostrado en diversas ocasiones que, además de la decepción por no cumplir sus objetivos, no volvería a escoger el camino de ser un jugador profesional que tiene que lidiar con la fama y la presión -y más en su caso, siendo el heredero de Yao Ming como máximo representante asiático en la NBA-.

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A fin de cuentas, campeón de la NBA

A los 33 años, el californiano de origen taiwanés quería ver la luz al final del túnel. Tras hacer un buen papel en China, la segunda parte del curso 20-21 la jugó en la G-League para los Santa Cruz Warriors. En nueve partidos promedió 19.8 puntos -séptimo de la liga- con un 42.6% en triples, 6.4 asistencias y 3.2 rebotes. Sin embargo, nadie le llamó, cero interés. “He dejado atrás una temporada jugando en el extranjero -donde no se cobra poco- para volver a la G-League. Los equipos me querían ver jugar en persona y decidí regresar, algo que no haría cualquier veterano”, explicó el base. En una publicación en sus redes sociales dejó un mensaje derrotista y con el que parece que no falta mucho para romper con todo si las tornas no cambian. “Lo di todo y mantuve la cabeza alta. Para lo próximo, confío en que Dios tenga algo preparado para mí. Gracias a aquellos que me han apoyado en este viaje. Os quiero.” Lin luchó por una nueva oportunidad, un nuevo comienzo para la última etapa de su carrera, pero las balas en el cartucho eran inexistentes. Y él, más que nadie, lo sabía.

Lin regresó a China la temporada pasada para reincorporarse a los Ducks y, a día de hoy, está sin equipo. Tras fichar por los Guangzhou Loong Lions y unirse a Jordan Bell, otro ex NBA que también debutó como profesional en los Warriors, Lin decidió, antes de finalizar el año 2022 y tras únicamente jugar 7 partidos, desvincularse del equipo. Los motivos no son claros, pero el jugador ya fue multado a principios de diciembre por criticar las instalaciones de cuarentena prepartido facilitadas al equipo. Un conjunto que suma 14 derrotas en 23 encuentros y donde Lin ha estado una media de 11.6 minutos sobre la pista. "Tengo que arrepentirme de decirles a los fans que he decidido terminar el viaje de esta temporada de la CBA antes de tiempo. Gracias a la CBA, al club, a mi equipo de entrenadores y compañeros de equipo, y a mis seguidores", anunció el base a través de sus redes sociales.

Debe ser duro comenzar tu carrera siendo ‘undrafted’ y labrarte una oportunidad en la G-League, pero más duro aún finalizar tu trayectoria profesional en el lugar de donde tuviste que mudarte para completar un círculo nunca cerrado, con la misma sensación de irrelevancia, aun habiendo demostrado 480 veces lo que vales en la liga más grande del mundo.

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