Somos dueños de nuestras emociones. Unos más que otros y en el caso de Patrick Beverley, éste no puede contenerse. A lo que algunos pueden llamarle pasión, otros pueden apelar a la antideportividad o un mal perder para describir algunas acciones que nos suele dejar el jugador de Los Angeles Clippers y que tienen poco de baloncesto.
La cobarde agresión de Patrick Beverly en la #NBAxESPN: así fue el empujón a CP3 que todo el mundo del deporte repudió. pic.twitter.com/OKCFLCcw6v
— SportsCenter (@SC_ESPN) July 1, 2021
Su último “highlight” fue en el sexto partido de las Finales de la Conferencia Oeste, en la cuarta derrota de los Clippers ante la sensación de la temporada, los Phoenix Suns, que jugarán las Finales de la NBA. Que fueran ellos y no los de Tyronn Lue fue el claro motivo por el que Beverlye se desahogó, por llamarlo de alguna manera, con Chris Paul, que firmó una de las mejores actuaciones de su carrera. El base empujó de forma totalmente premeditada e injustificada al propio Paul por la espalda para tirarlo al suelo con el partido prácticamente decidido, lo que le costó la expulsión del encuentro. Lo que está por determinar es la sanción que pueda imponerle la NBA de cara al incio de la siguiente temporada. Mientras, Beverley usó sus redes sociales para disculparse personalmente con Paul por lo ocurrido, así como desearle suerte en la serie final. Ya en el quinto partido Beverley la tomó con Paul, al que le ocupó su espacio para aterrizar después de tirar. Tras esto, con Paul en el suelo, el de los Clippers se burló airosamente de que CP3 había hecho ‘flopping’.
@CP3 emotions got the best of me last night gang. My bad wasn’t meant for you. Congrats on making it to the Finals. Best of Luck
— Patrick Beverley (@patbev21) July 1, 2021
Que Beverley es problemático en la pista y una molestia para sus rivales es uno de los tópicos sobre su figura. Una posible virtud para su equipo y compañeros, que se contagian de esa intensidad y agresividad y un inconveniente para el resto de los equipos -y para él mismo en ocasiones-. Sin embargo, la línea que separa el fuerte carácter de un jugador que cae a la mínima provocación es muy fina y en el caso de Beverely, esta ‘debilidad’ no viene de nuevas. Durante su paso en Euroliga, en un partido en el que su equipo, el Olympiacos, recibía en 2009 al Unicaja de Málaga en su estadio, protagonizó un enganchón con Shammond Williams. A la temporada siguiente, con 23 años, sería el MVP de la Eurocup con el Spartak St. Petersburg.
Ya formado profesionalmente en Europa, tras decidir que el viejo continente sería mejor opción que esperar a que su suspensión académica finalizara -le paralizó sus estudios y carrera universitaria en Arkansas en su tercer año-, dio el salto a la NBA. Blake Griffin, Kevin Durant, Joel Embiid, Russell Westbrook, Damian Lillard, LeBron James… no hay jugador al que Beverley no se haya resistido incordiar. Y su valor está ahí, en el trabajo que muy pocos más hacen, pero que conlleva el riesgo de ser el villano si no controla el temperamento, como en lo vivido ante los Suns.
Habiendo nacido con una madre soltera y adolescente, sin tener una infancia plácida ni un lugar seguro en el que desarrollarse, sobre todo como jugador, ‘Pat Bev’ supo cómo sacarse las castañas del fuego él solo para conseguir becas de estudio y así jugar en buenos equipos de formación y ser uno de los jugadores más destacados de su generación en su Chicago natal. Una garra que lo ha llevado a formar parte del Defensive All-NBA en tres ocasiones, de una de las mejores versiones de los Houston Rockets y de la mejor temporada en la historia de los Clippers -nunca habían llegado a Finales de Coferencia-. Pero, del mismo modo, una garra que queda manchada con todos los incidentes (anti)deportivos en los que se ha visto envuelto en sus nueve años en la NBA y en toda su trayectoria baloncestística. Lo peor de todo es que, salvo un severo correctivo de la liga sobre Beverely, es muy probable que un escenario parecido al del 'Game 6' se repita en el futuro.