Su pasión por el baloncesto se encendió cuando era un niño, con las retransmisiones radiofónicas, las pocas retransmisiones de TVE y aquellas maravillosas décadas que van de los 80 al 2000. Ha visto con sus ojos muchos cambios en el deporte de la canasta, ojos curiosos que siempre han tratado mirar un poco más allá del resultado, y esa curiosidad le llevó, casi por casualidad, a Solobasket.
Como él mismo dice: “He podido vivir el baloncesto desde dentro, conocer a mis ídolos de dentro y fuera de la pista, ponerle piel a "Dioses del balón naranja" y comprobar que no sólo son terrenales, sino que en las distancias cortas también son humanos, con todo lo que ello conlleva.
“Informático de profesión, cronista por vocación, basketballer por devoción, honesto por convicción, no me pliego a filias y fobias, soy fiel a la honestidad y receptor de cualquier crítica constructiva.”