¡Saludos a todos desde Texas!
Ha pasado algo más de un mes desde la última entrega, tiempo en el que he iniciado el primer semestre de mi tercer año aquí, en Arlington, así como la pretemporada oficial de la NCAA incluyendo nuestro Bootcamp particular y los primeros amistosos antes del comienzo de la temporada oficial.
Pero tal y como prometí, es hora de contaros con todo detalle nuestro viaje de pretemporada a las Bahamas. Como ya comenté en la entrega anterior, una vez cada 4 años los equipos de la NCAA tienen derecho a hacer un viaje internacional durante el verano para el que pueden entrenar sin restricción alguna de tiempo y jugar ahí contra equipos locales. A pesar de que parecía que íbamos a viajar a España, nuestro destino final fue Bahamas, un lugar paradisíaco formado por más de 700 islas en medio del Atlántico.
Viajamos a mediados de agosto para pasar 6 días completos durante los cuales disputaríamos 4 partidos. Aterrizamos el domingo 19 al mediodía y del aeropuerto nos llevaron directamente al lugar donde nos hospedaríamos durante nuestra estancia allí, el resort de Paradise Island, Atlantis. Dividido en varias torres, las dos principales conectadas por una suite personal perteneciente a Michael Jackson, este resort de 5 estrellas contaba con un Aquapark, playas privadas, un Aquarium y el casino más grande del país. Rodeado de las mansiones de muchos famosos como Jay Z o Michael Jordan, Atlantis es conocido como un paraíso al que van muchas celebridades americanas, deportistas y ex deportistas profesionales, tales como Gary Payton, al cual conocimos en el casino, o Byron Scott, actual entrenador de Los Angeles Lakers.
La primera tarde la utilizamos para instalarnos en el hotel e ir a entrenar en el estadio donde jugaríamos el mini-torneo del que íbamos a formar parte. Se aplicaría el reglamento FIBA y también se usaría el balón oficial y medidas del campo FIBA, cosas que sinceramente echaba de menos.

El segundo día pasamos la mañana en el Aquapark y ya a la tarde disputamos nuestro primer partido. Los equipos en Bahamas echaban en falta centímetros, pero eran muy físicos y rápidos, aunque jugaban de manera individual y por lo general desorganizada, lo que hacía complicado aplicar defensas y sistemas concretos contra ellos. A pesar de estar igualados durante la primera parte, acabamos separándonos para llevarnos la victoria jugando bien y aprovechando para demostrar lo que habíamos estado preparando el último mes.
Al día siguiente tomamos parte en un clínic destinado para niños con recursos limitados en el que estuvimos enseñándoles ejercicios varios y pasamos un muy buen rato jugando con ellos. Disputamos nuestro segundo encuentro con una nueva victoria, ésta más abultada que la anterior y pudiendo hacer más rotaciones. El cuarto día de nuestro viaje teníamos día libre, por lo que fuimos a una parte del complejo de islas conocida por sus aguas cristalinas para hacer snorkle en un arrecife de coral, una experiencia increíble. A la tarde asistimos a la final del concurso de Miss USA adolescente que se estaba celebrando en Atlantis durante esos días. La mañana siguiente la pasamos descansando en una de las playas del hotel, mientras que a la tarde tocaba jugar otro partido que se volvió a saldar con una cómoda victoria.
Ya el último día fuimos al centro de la ciudad y lo pasamos de compras hasta la hora de nuestro último partido, en el que nos enfrentamos a un conjunto de los mejores jugadores de la ciudad. A pesar de que opusieron una buena resistencia durante la primera parte, conseguimos llevarnos una nueva victoria completando el torneo con un balance de 4-0, más conjuntados como equipo y minutos para todos los jugadores nuevos que tenemos en el equipo este año. Tocaba volver a Texas tras haber disfrutado una experiencia única e irrepetible y haber tenido un viaje que nos unió mucho más como equipo tanto dentro como especialmente fuera de la cancha.

Una vez en UTA, asistimos y tomamos parte en varios eventos durante la Opening Week para dar la bienvenida a los nuevos estudiantes y el nuevo semestre. Así mismo, volvimos a tener tiempo limitado para entrenar como equipo pero no para hacer físico y empezar un nuevo plan de pesas de pretemporada.
A principios de octubre pasamos a completar nuestro Bootcamp, un campus de pretemporada de inspiración militar que dura una semana y durante la cual no tenemos contacto alguno con el balón de baloncesto. Todos los días a las 6 de la mañana teníamos un “desafío” para el cual nos dividían en equipos y competíamos unos contra otros: sprints a lo alto de una colina con sacos de arena de 50 libras a hombros, correr 3 kilómetros sujetando una barra de 45 libras, carreras de relevos, hacer 100 burpees en el menor tiempo posible, etc. Por las tardes, en unas canchas exteriores a más de 40 grados, hacíamos nuestras estaciones defensivas con ejercicios de sprints, desplazamientos laterales, situaciones de desventaja, rotaciones, etc. Ya al final del día teníamos series de sprints en las que todo el equipo debía completar un mínimo para dar por terminada la jornada.
Este año querían que fuese una competición y nos daban una puntuación por todo lo que hacíamos, incluyendo quitarnos puntos si mostrábamos signos de flaqueza o de estar cansados. Es una semana en la que nuestros cuerpos son llevados al límite tanto física como mentalmente y la exigencia es máxima en todo momento. Tras haber ganado varios de los desafíos y sacar la mejor puntuación en las series de estaciones varios días, al final del Bootcamp terminé no solo sobreviviendo, sino además “ganando” la edición de este año, algo que ni de lejos podía esperar conseguir cuando llegué a UTA.

Posteriormente dieron comienzo los entrenamientos oficiales sin límite de tiempo, y en ellos hemos estado trabajando de la manera en la que vamos a jugar y todos los sistemas y defensas con los que empezaremos la temporada. Jugamos un par de amistosos en los que aprovechamos para competir mientras probábamos distintas combinaciones y rotaciones.
Esta va a ser ya mi tercera temporada en la NCAA y me siento más cómodo que nunca, listo para demostrar todo el trabajo hecho durante el verano y coger más responsabilidades tanto dentro como fuera de la cancha para aportar todo lo posible a que el equipo gane y con el objetivo final de obtener el billete para la March Madness. Comenzamos la temporada este sábado 14 de noviembre en el Homecoming game contra Fordham, y estoy seguro de que va a ser un gran partido.
En la próxima entrega os contaré cómo ha ido la primera parte de la temporada en nuestro calendario non-conference y cómo han sido los partidos que jugaremos tanto en Arlington como el resto del país.
También os dejo una entrevista llevada a cabo por la Universidad hablando sobre mi tiempo en UTA y anécdotas varias.
¡Un saludo a todos!