Esta semana tuve ocasión de presenciar el baile de debutantes en que fué presentado a la buena sociedad basketbolera el que se espera sea uno de los mejores jugadores del mundo en los próximos años.
Hablo de Kevin Durant, un espigado chico de 6-10 y poco más de 200 libras, que por mor de la nueva legislación deportiva americana, se ha visto en la obligación de matricularse en la Universidad de Texas para pasar su año de "castigo".
Es cierto que los Longhorns llegaron al Madison, a las finales del Torneo Coaches vs. Cancer Classic, con dos partidos previos, pero no lo es menos que los dos partidos disputados en el Templo de la calle 34, ante rivales de entidad como Michigan State o St. Johns, marcan el verdadero inicio de la que se pronostica como efímera carrera colegial.
Durant, que ya fue co-MVP del McDonald,s All America, partido de las mayores estrellas de la High School, desde años viene siendo referenciado como el mejor jugador de su generación, junto al monstruoso Greg Oden.
El chico tiene una planta sensacional, con un wingspan de 7-5 ( aproximadamente 2,28 metros) y una asombrosa coordinación que le permite ocupar con toda naturalidad la posición de alero, saliendo al tiro tras bloqueo y ayudando a los bases a subir la bola.
En defensa, su envergadura le permite colocar estruendosos gorros a todo aquel que ose jugarse un uno contra uno en sus inmediaciones, aunque todavía le falta un poco de dureza y atención para cerrar el rebote. De hecho en la derrota in extremis- con bandeja de Drew Neitzel sobre la bocina- ante los Spartans, fueron varios los rebotes ofensivos que los chicos guerrilleros de Tom Izzo le arrebataron, por su falta de atención e intensidad en esa importante faceta del juego.
Más allá de las grandes cifras que Durant amasó durante esos dos encuentros, 21 puntos, 9 rebotes y 4 tapones ante Michigan St. y 29,10 y 2 ante los Johnies, impresionan dos cosas de él:
1ª- Su actitud en la cancha, tranquila, pausada y sin aspavientos, concentrado en su juego, sin entrar en la provocación ni dejarse llevar por su talento. Un chico serio y disciplinado, que no va de estrella sino que lo es.
2ª- Su calidad, ya no solo por la citada versatilidad, sino por que el chico es un Natural legítimo, y eso se nota nada más verle jugar.
La forma en que se levanta de 5-7 metros, con un elegante movimiento de brazos y un perfecto release, es tan armoniosa, tan bella, que no deja dudas que estamos ante un fuoriclasse.
Diría que en su juego hay resonancias de McGrady y Gasol, capaz es de enchufar 6 triples en un partido como de desbordar a sus rivales y rematar con un mate estrartosférico, todo ello sin el menor asomo de esfuerzo, como sin despeinarse.
La verdad es qeu hacía tiempo que en los territorios del baloncesto universitario no moraba un Bluechiper de esta dimensión.
Apunten este nombre, dará que hablar a no mucho tardar.