COMUNICADO
El lunes 28 de mayo07 tiene lugar la reunión entre Ángel González Jareño, su agente y Ciriaco Díaz Porras en la ciudad de Valladolid para hablar sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo para la contratación del técnico.
Dos días después, el miércoles 30 de mayo, el técnico se desplaza a Santander para la firma del contrato, una vez demostrado el interés de dicha formalización por parte de Ciriaco Díaz P.
Ese mismo día se produce la primera reunión del nuevo técnico con los que van a ser sus colaboradores durante la temporada.
Posteriormente el técnico junto con su ayudante se reúnen con Ciriaco Díaz Porras reunión a la que posteriormente se incorpora su hijo Isaías (presidente del club). En dicho encuentro el técnico fija sus posiciones a cerca del equipo que quería hacer, el criterio con que quería llevar a cabo su construcción, la política de fichajes y su filosofía en cuanto al baloncesto que quería realizar, haciendo mucho hincapié en dos aspectos fundamentales:
1.- Conseguir la renovación del mismo equipo de la pasada temporada, con la única excepción de mejorar la composición de su juego interior con la incorporación de un jugador extranjero en la posición de Gimel Lewis y el refuerzo de la posición de base, con un jugador más joven y más físico.
2.- Fichar siempre preferentemente un jugador nacional antes que comunitario, buscando la construcción de un vestuario sólido (lo que conlleva una mayor implicación, sobre todo después de las dos últimas experiencias).
Nunca en esta reunión, el club se definió en ningún aspecto contrario a la posición de dejar al entrenador construir el equipo que quería entrenar, ni sobre la postura de la juventud o veteranía del mismo, tampoco facilitó información alguna a cerca del presupuesto que se podía llegar a manejar. El técnico considera que ese debió de ser un momento fundamental para que el club hubiera sido más transparente en sus objetivos y posturas, exponiendo con sinceridad sus pretensiones y demostrando confianza en su nuevo entrenador.
Desde este momento Ángel González Jareño se pone a trabajar en el Intento de renovar a Isaac López, Álex Urtasun, Jordi Grimau, Borja Larragán y Mike Higgins, mientras el club intentaba renovar a Víctor Cuthbert. Por distintas razones, la renovación de cada uno de estos jugadores no fue posible consiguiendo únicamente la de Borja Larragán.
Al mismo tiempo que se intentan estas renovaciones se ficha en primer lugar a Ricardo Guillén con la idea de ser el pilar en torno al cual configurar el equipo. Simultáneamente se cierra el acuerdo con Adrián Boccia, tras innumerables problemas con su contratación. El club cierra el fichaje de Chus Poves y Txomin López.
En todo este período se producen múltiples discrepancias con el posible fichaje de ciertos jugadores, debiéndose las mismas más a intromisiones en el aspecto técnico por parte del club que a dificultades económicas o presupuestarias.
Aproximadamente sobre el 3 de julio, y viendo que las cosas no funcionaban como deberían, el técnico se presenta en Santander para hablar directamente con Ciriaco Díaz y exponerle, entre otras cosas, dos temas importantes:
1º La falta de confianza que sentía, ya que se escuchaban las opiniones de todo el mundo (agentes, amigos, etc
), que su opinión se valoraba como una más, que con los agentes hablábamos de jugadores diferentes y que no tenía ni la más remota idea del dinero que podíamos manejar en cada fichaje (unos días se me decía mira este jugador, no importa el dinero que cuesta y otros días yo le hablaba de un jugador barato y se me argumentaba que no llegaba el presupuesto).
2º El técnico entendía que, como era lógico, el Sr. Ciriaco Díaz tenía el 100% del poder de decisión en el tema económico pero que al técnico le correspondía el mismo 100% del poder de decisión en el tema deportivo y lo que estaba ocurriendo era que el técnico estaba haciendo un equipo y el club por detrás otro muy diferente. El técnico hablaba con un agente para decirle que un jugador era prioritario para el equipo y Ciriaco Díaz hablaba con el mismo agente sobre el mismo jugador diciéndole que no era importante. Ante este planteamiento Ciriaco Díaz respondió que él ponía el dinero y quería su parte de poder en la decisión sobre los fichajes y que era muy importante que le gustaran los jugadores que se fichaban porque si a él le gustaba el equipo estaría más tranquilo , presionaría menos durante la temporada al entrenador y que no quería que le ocurriera lo mismo que el año anterior en que el equipo no consiguió el ascenso porque el entrenador no le hizo caso cuando se lesionó Víctor Cuthbert.
Terminó la reunión con la idea de que en estas condiciones era mejor no continuar y que lo mejor sería romper el contrato de común acuerdo y SIN NINGÚN PROBLEMA por ninguna de las partes.
Dos días después Ciriaco Díaz viaja a León para convencer al entrenador de que siguiera adelante, que tenía confianza en él y que quería que fuera el entrenador. En esta misma reunión le comenta que ha fichado a Salva Camps por dos temporadas (¡QUÉ CONFIANZA!) y que es una decisión empresarial, defendiendo que quiere tener tres bases para no tener ningún problema durante la liga y que Adrián Boccia tiene que jugar de dos (al jugador se le engaña con este nuevo rol que se le asigna y él mismo manifiesta su disconformidad). A continuación le enseña el listado del equipo que el técnico quería hacer y le dice que se irá a muerte por el resto de los jugadores. Dentro de este listado aparecía un americano extracomunitario, Lucho Fernández y Mike Higgins. Valorando todo en su conjunto y con el serio compromiso de cerrar el resto de los jugadores que aparecían en el listado, el técnico decide intentar por última vez continuar con el proyecto. Pasados quince días, teniendo sobre la mesa estos tres fichajes sin materializar, y viendo su reticencia a su contratación, especialmente los de Lucho y Mike con la excusa de esperar al fichaje de un jugador norteamericano interior (Rayvon Covile) , el sábado 21 de julio el agente del técnico y Ciriaco Díaz llegan a un acuerdo para la rescisión del contrato en unas condiciones determinadas. El lunes 23 de julio se envía por fax dicho acuerdo y Ciriaco Díaz dice que no lo firma. Tras una dura conversación entre el agente y Ciriaco éste le dice al agente que transmita al técnico que se presente el 27 de agosto en Santander para comenzar la pretemporada. Un día más tarde, el 24 de julio, el técnico recibe un e-mail mediante el cual el club le comunicaba que se abstuviera de realizar ningún gasto no autorizado previamente y se le recordaba que el comienzo de la pretemporada tendría lugar el día 27, cuando el entrenador lo había fijado el día 20 de agosto por la falta de disponibilidad del pisos. El lunes 30 de julio Ciriaco Díaz viaja a Madrid donde se reúne con el representante del técnico con el documento de rescisión de contrato que se negó a firmar nueve días antes, firmado.