La instauración del sistema de cupos la pasada temporada en la Adecco Oro permitió la inclusión de una plaza de jugadores cotonou asimilada a la de los comunitarios, aquellos cuya nacionalidad corresponde a alguno de los 78 países de África, Caribe o Pacífico que suscribieron el acuerdo de intercambio comercial y de asistencia en 2000 con la Unión Europea. Así, la pasada temporada llegaron jugadores a la Adecco Oro procedentes de estos países como Jeff Xavier (Cabo Verde), Michael Umeh (Nigeria) o Sean Ogirri (República Dominicana).

Ogirri, que militó la pasada campaña en las filas de Aguas de Sousas Ourense con buenos números, abriría la puerta de República Dominicana a la LEB Oro. Una República Dominicana de la que han salido jugadores como Luis Flores, Sammy Mejia, Ricardo y Jeff Greer, Edgar Sosa, Jack Michael Martínez, Eulis Báez, Al Horford, Trevor Ariza, Charlie Villanueva o Francisco García.

Ahora, el base-escolta juega en las filas de Porto de Moncho López, equipo con el que luchará este fin de semana por la Taça de Portugal y líder de la liga. El técnico español buscaba “un base con capacidad para tener puntos en las manos en los momentos difíciles, y optamos por Sean Ogirri después de seguirle mucho en la LEB Oro, y ver la cantidad de veces que en la pasada temporada resolvió partidos en los últimos segundos. Sean es un extranjero ‘atípico’ en una liga en la que se mantiene la idea de que el americano debe de jugar 40 minutos y siempre tiene que marcar 20 puntos.”

Pero hay que recordar que Sean vive en Portugal su segunda temporada como profesional y por tanto tiene que “seguir madurando en algunos aspectos del juego, y también psicológicos, algo lógico cuando estamos hablando de que esta es su segunda temporada profesional, pero tiene una buena mentalidad, y una gran pasión por este deporte. Yo creo que si tiene un poco de suerte está llamado a ser un jugador  importante en Europa; he tenido jugadores americanos en mi experiencia en la Liga ACB con peores condiciones que las que él tiene, y que han hecho una buena carrera. En el vestuario se ha ganado en muy poco tiempo el cariño de todos, los jugadores nacionales con más experiencia lo adoran por sus valores personales, y sobre todo por su gran mentalidad de equipo y de sacrificio individual en benenficio del colectivo.”

James Feldeine, poderío físico

Siempre sonriente, James Feldeine recuerda a la frase del malogrado Andrés Montes ¿por qué todos los jugones sonríen igual? Formado en Quinnipiac, en su año sénior  promedió 16,5 puntos, 5,8 rebotes, 2,5 asistencias y 1,4 robos de balón. Muy fuerte físicamente, en el Pazo Universitario de Lugo ya han podido disfrutar de alguno de sus espectaculares vuelos.

Natural de Washington Heights pero de madre dominicana,  empezó a jugar al baloncesto “cuando tenía 7 años de edad. Mi hermano mayor siempre me llevaba al parque a jugar con él”.

Pero el desembarco de este alero de 22 años y 1,93 metros de altura no ha sido fácil ya que “es mi primer año fuera de la Universidad jugando como profesional y soy bastante joven”. Las dudas de Breogán en el arranque también acompañaron a Feldeine. Tras la llegada de Pepe Rodríguez, ha llegado su explosión, consiguiendo 122 puntos en los últimos 6 partidos (promedio de más de 20 puntos por partido).

Y es que para el “hemos mejorado en defensa y yo estoy ahora mismo muy confiado en mi juego. He notado muchas diferencias en el juego entre el baloncesto universitario y el europeo. Aquí los jugadores tienen que ser más hábiles e inteligentes que en la universidad. Allí es todo más físico y solo se juegan unos contra unos”.  Con el paso de las jornadas ha ido ganando en seguridad en la pista y regularidad en el tiro y eso su equipo lo ha notado.

Feldeine cree que la Adecco Oro es una “liga de muy buen nivel con un montón de buenos jugadores” y espera “llegar a los playoff y ver qué pasa a partir de ahí”. De cara al futuro no se pone límites pero espera “llegar a ser el mejor jugador que pueda ser y llegar un día a la ACB o la NBA”. Asimismo, tanto para él como para su familia significaría mucho “formar parte de la Selección de República Dominicana. Tuve la oportunidad de estar con el equipo el pasado verano pero una lesión durante un entrenamiento me hizo tener que volver a casa”.

Sobre el duelo dominicano de este viernes ante su amigo Manny Quezada, prevé que va a ser “bonito ante un equipo muy bueno al que tenemos que ganar”. El escolta de Baloncesto León es una “gran persona (divertido y que le gusta bromear) y jugador” y nos desvela su secreto: “siempre trabaja por su cuenta cuando nadie lo está mirando, sin estar pendiente de él”.

Manny Quezada, talento natural

Ni Joaquín Rodríguez ni Javier Gonzalo de Grado, presidente y entrenador de Baloncesto León respectivamente, deben creerse todavía que cuando en verano incorporaban a Emmanuel ‘Manny’ Quezada iba a ofrecer el rendimiento que está dando a Baloncesto León. El escolta es el sexto máximo anotador de la categoría con 15,22 puntos por partido, primer debutante en la Adecco Oro en aparecer en el ranking.

“Mi padre jugaba al baloncesto profesional y como en Nueva York todos juegan al baloncesto, comencé a practicarlo con mis compañeros en el momento que entré a la escuela primaria” nos cuenta el escolta de 25 años y 1,88 metros de altura. Inició su periplo universitario en Rutgers de la NCAA para estar un año sin jugar por cambio de Universidad a la de San Francisco donde completaría el ciclo de cuatro temporadas.

De allí pasaría al baloncesto profesional dominicano donde se juegan Torneos provinciales y nacionales y se “aprecia mucho el deporte de la canasta y la verdad es que hay talento. Con un poco más de liderazgo el país podría competir a nivel mundial. La mayor diferencia que he notado entre el baloncesto de allí y el de aquí es la estructuración y organización del juego además de que los fundamentos son muy importantes. En Dominicana se juega más abierto y prima el atleticismo.” Además, añade que “sería un honor ser seleccionado para representar al país, creo que todo jugador aspira a poder ayudar a su país a ganar”.

Y esta temporada a debutar con Baloncesto León en la Adecco Oro, mostrando por las canchas de España un primer paso espectacular y un gran descaro de cara al aro. Encaramado a la zona noble de la tabla clasificatoria, a la zaga de Blu:Sens Monbús y C.B. Murcia, para Quezada la clave “es el hambre y compañerismo. Creo que somos un equipo de profesionales que además de jugar juntos también nos llevamos bien fuera de la cancha. Esta combinación de esfuerzo y cariño es la clave para nosotros en una liga muy competitiva donde todos los equipos tienen un gran nivel y todos los partidos hay que jugar al máximo”.

Su gran ética de trabajo de la que nos hablaba Feldeine siempre está presente en su mente (“he trabajado muy duro para estar donde estoy y en verano me sacrifiqué para ello”) pero tampoco se olvida de los agradecimientos (“Dios, mis compañeros y entrenadores son clave en todo lo que me está pasando porque los méritos individuales no valen sin el apoyo de un equipo”). Y es que su meta es “ser el mejor jugador de baloncesto posible y estoy dispuesto a trabajar para ello. Dios le da talento a las personas para que lo aprovechen y yo no quisiera desperdiciar el mío”.

Del final de temporada espera “lo máximo para nosotros, creo que podemos competir con cualquier equipo y espero que quedemos entre los líderes además de seguir mejorando en todas las facetas de mi juego, especialmente en el aspecto técnico”. Sobre su amigo James Feldeine nos dice que “es un buen jugador que todos los días está mejorando. Cada día da pasos adelante y es una de las armas potentes de Breogán. Fuera de la cancha es una buena persona con gran corazón. Le conozco de hace mucho tiempo, somos del mismo lugar y creo que nuestras experiencias han sido similares y por eso siempre nos apoyamos el uno al otro”.

El viernes tendrá su duelo particular en uno de los partidos de la jornada ante un equipo que “está jugando muy bien los últimos partidos y ante el que creo tendremos que hacer el máximo esfuerzo en defensa para poder sacar un buen resultado”.

La suerte está echada y dos amigos fuera de la pista serán ‘enemigos’ por segunda vez esta temporada en la pista del Palacio Municipal de los Deportes de León.