RESULTADO: LEÓN CAJA ESPAÑA 74 MELILLA 56
LEÓN CAJA ESPAÑA: Jorge García (8), Larragan (4), Brown (17), Tchiloemba (11), Vázquez (4). También jugaron González (16), Alonso (3), Evans (4), Martín Ferrer (0), Fornas (0), Aparicio (0), Llorente (7).
MELILLA: Harris (0), Wilson (18), López Vilas (6), Schutte (11), J. Rodríguez (5). También jugaron Considine (2), Dani López (9), Narros (3), Guiñazú (0), Torrubia (2).
CRÓNICA
Empatados a siete victorias, León y Melilla dirimían un partido en el que
querían la victoria para situarse más arriba. El Melilla, después de su victoria ante el Tarragona, tenía que superar su asignatura pendiente de los desplazamientos. No lo consiguió y volvió a perder en un partido en el que aguantó el tirón de la primera parte pero en el que claudicó inexorablemente en la segunda ante un conjunto con más recursos.
El León tuvo una salida arrolladora, aprovechando muy bien el juego interior ante un Melilla que comenzó dormido. El partido se paró a los dos minutos por un problema de iluminación, que tardó casi diez minutos en resolverse.
Lesion de schutte
La lesión de Schutte dejó tocado al alero del Melilla, que se resintió de ello. A los cinco minutos Pepe Rodríguez tuvo que solicitar un tiempo muerto para capear el temporal local, pero el efecto no fue el deseado, ya que dos minutos después el León alcanza su máxima diferencia, de diecisiete puntos (21-4), con un Melilla que estaba haciendo el ridículo.
En el último minuto reaccionó el Melilla y logró un parcial de 0-7 que le sirve para maquillar el resultado y recomponer su imagen.
En el segundo cuarto, mantuvo la tónica de mejoría el equipo melillense, que se llegó a poner a solo cuatro puntos tras una canasta de Harris.
El Baloncesto León, que jugaba aráfagas, volvió a dar un estirón en el marcador aunque de forma efímera, ya que el Melilla fue entrando poco a poco en el partido y a los dieciocho minutos una canasta de López puso el empate en el marcador (27-27). Un tiro libre de Iñaki Narros adelantó sorprendentemente a los melillenses (29-30) y es precisamente en ese momento cuando León toca fondo. Pero a partir de ese momento, el equipo de Salvo, alentado por su público, dio la vuelta al marcador y con una canasta de Evans se pone por delante. Un triple espectacular de Julio González desde su campo y con el réloj a cero puso el 37-30 para llegarse al descanso.
Solo wilson
En la reanudación el Baloncesto León siguió jugando a rachas, aunque estas adquirieron su esplendor. El equipo de Salvo jugaba a impulsos pero aún así logró su máxima diferencia de diecisiete puntos (58-41) tras una canasta de González, mientras el Melilla daba la sensación de bajar los brazos.
El equipo de Pepe Rodríguez parecía demostivado. Sin los puntos de Harris y con esporádicas apariciones de Schutte, sólo sobrevivía con lo que pudiera hacer Wilson debajo de las canastas, pero pese a su encomiable trabajo, ganándole la partida en varias ocasiones a los pívots locales, éste resultó insuficiente para mantener al Melilla en el partido.
Ya en el último cuarto, el Baloncesto León, ante un Melilla ya derrotado, se dedicó a incrementar las ventajas hasta lograr una máxima de veintisiete puntos a cinco minutos para el final, después de una canasta de Brown, el máximo anotador de la competición. En la primera canasta del Melilla en este último cuarto fue cuando quedaban cuatro minutos mediante un tiro libre de Juanma Rodríguez.
Los seis primeros minutos estuvo como ausente, sin encontrar la manera de llegar a la canasta de León, que sin hacer un gran partido, tenía suficiente para contener a un Melilla que resultaba inofensivo e indolente.
un melilla a la deriva
El León se relajó al final, dio entrada a sus no habituales y el Melilla pudo acortar distancias, aunque eso no fue suficiente para tapar un mal partido en el que causó una pobre impresión.La falta de profundidad de banquillo del equipo de Melilla, junto al parcial de 13-0 al comienzo del último cuarto, fueron los desencadenantes de una derrota sin paliativos, a la que nada pudo hacer el técnico melillense, que se vió obligado a dar minutos a jugadores no habituales que pagaron la inexperiencia, lo que fue demasiado para un Melilla en el que todo su potencial se cimenta en cinco jugadores.
Javier García