CIUDAD DE HUELVA 97 CIUDAD DE ALGECIRAS 73
HUELVA: Sergio Sánchez (11), Isaac López (23), Boccia (11), John Williams (10), Legasa (4) -cinco inicial-, Zalvide (9), Cipruss (7), Morón (13), Montaner (6), Limón (0) y Terrón (3).
ALGECIRAS: Ernesto Serrano (9), Stacey (2), Juanma Ruiz (13), Swinson (30) y Nacho Romero (2) -cinco incial-, Marvin Alexander (10), Escudero (5) y Canals (2).
Parciales: 24-17, 48-36 (24-19), 70-53 (22-17) y 97-73 (27-20).
Apenas quedaban un puñado de segundos para el final del partido y el banquillo del Algeciras era un funeral, aliviado por las noticias que llegaban de Zaragoza. En brutal contraste, el banco del Ciudad de Huelva era una fiesta. Risas, abrazos, saltos y felicitaciones para celebrar la clasificación para los playoffs de ascenso a la Liga ACB. Hasta Alex Limón y Dani Terrón participaban del jolgorio desde el parquet. No era para menos. Dos años después, el basket onubense regresa a la elite.
Una gesta contra pronóstico, una hazaña se mire por donde se mire. Lograda con un presupuesto mínimo, una plantilla joven y sin apenas nombres y un entrenador infravalorado por muchos. Ayer, Joaquim Costa impartió una soberana lección desde el banquillo del Ciudad de Huelva, demostrando a sus detractores que es mucho más que una vieja gloria del deporte de la canasta.
Todas sus decisiones fueron correctas e incluso sacó de su repertorio novedades tácticas como jugar con dos bases, utilizando a Sergio Sánchez de dos. Una medida para apuntalar un perímetro reducido en sus efectivos, tras las bajas de Kortaberría y Rojas. Con la ausencia del vasco, Costa se quedaba de un solo golpe sin su alero titular, sin un especialista defensivo y sin el único tres alto de la plantilla. Así que encomendó a Boccia la labor de secante de Stacey. El argentino completó una actuación formidable, dejando al americano en dos míseros puntos, cuando suele promediar una quincena.
Quedaba por tapar la principal amenaza del Algeciras, un Aaron Swinson en poder del elixir de la eterna juventud. El norteamericano se disparó hasta las dobles figuras (30 puntos y 10 rebotes) pero, al contrario que en muchas ocasiones a lo largo de la temporada, no fue decisivo. Aun así, su arranque (10 tantos en 5 minutos) y las penetraciones de Ernesto Serrano generaron el único momento de zozobra local del encuentro (1015).
Un oportuno tiempo muerto de Costa y la entrada en cancha de Zalvide y Cipruss desactivó la alarma. El canterano, perfecto en defensa y en ataque, frenó en seco al base rival y los 211 centímetros de Cipruss fueron demasiado obstáculo para un Swinson necesitado de oxígeno.
Su paso por el banquillo coincidió con el despegue del Ciudad, merced a un parcial 142 con John Williams ejerciendo de veterano. El Gordo asumió la responsabilidad de inicio (10 puntos de carrerilla) para conjurar cualquier atisbo de nerviosismo en sus jóvenes compañeros. Puestos los cimientos (4836 al descanso), el triunfo se edificó desde el perímetro.
Hasta en catorce ocasiones encontraron el aro los onubenses desde el 6.25. Un chaparrón salido de las muñecas de hasta ocho jugadores distintos. Como es norma, Isaac López encabezó el bombardeo, si bien, el escolta ofreció un partido de contrastes. Perdido en los dos primeros cuartos (sólo 4 puntos), sublime en la continuación (19 puntos con 3 triples). De su muñeca salió el 110 de salida en la continuación que acabó por finiquitar el duelo (5936, min. 24).
Ganada la batalla del perímetro, la defensa hizo el resto. La intensidad y la amplitud de variantes defensivas, incluida la presión a toda cancha, revela lo trabajado que está el equipo al tiempo que supone un arma definitoria en este tramo final de temporada, justo cuando a muchos equipos, caso delAlgeciras, apenas les queda gasolina.
Y así, el partido del año se quedó en un choque sin historia. Un monólogo hasta el aplastante 9773 del final, jalonado por el buen hacer de todos los jugadores del Ciudad, con especial atención a los reservas y a los canteranos. Su gran aportación es la mejor noticia de cara a la dura batalla de Bilbao.