Las dos caras del deporte en una misma moneda. Mientras los jugadores del CAI Zaragoza celebraban la consecución de la permanencia, el vestuario del Ciudad de Huelva parecía un funeral. Muchos lamentos y alguna que otra lágrima por la tremenda decepción sufrida. Todos quisieron pasar por alto los lamentables incidentes finales y centrarse en un momento
especialmente delicado.

Uno de los más afectados era Alex Burgos. «Ha sido un palo muy duro, no es lógico ni justo. El equipo ha trabajado muy bien, ha trabajado duro y hemos tenido bastante mala suerte en momentos puntuales». El alero malagueño, que cumple su segunda temporada en Huelva, no ocultaba su pesar. «Me afecta mucho, porque empiezas a tener muchas amistades, tengo mi novia que es de aquí y le tengo mucho cariño a la ciudad y también, porque mi intención es quedarme muchos años en Huelva».

En la misma línea se manifestaba Benito Doblado. «Es muy duro porque no nos lo esperábamos. En un play–off de descenso no creo que se hayan dado muchos 3–0, suele haber una alternancia entre un partido y otro». El escolta sevillano afirmó sentirse «personalmente muy afectado, porque si te pilla con 20 ó 21 años, a lo mejor no eres muy consciente de todo lo que está pasando, pero ahora sabes lo que es el sentido de la responsabilidad y te das cuenta de la gente que hay metida y de lo que conlleva un descenso».

También los jóvenes del equipo mostraban su desolación. Para Javi Montaner, «ha sido una gran decepción. Hemos intentado darlo todo, el cien por cien y nos hemos dejado la piel en la cancha, pero no ha podido ser», añadía el base onubense y capitán del Ciudad.

Por su parte, José Antonio Rojas declaraba que «ha sido un palo porque no esperaba llegar a esta situación al final de la temporada, pero es donde estamos y la verdad es que ha sido una decepción para todos, para la ciudad, para el equipo y para mí personalmente».

Lejos del dramatismo, Antonio Morón trataba de mantener la cabeza fría. «Me duele mucho descender, pero el deporte es así, el que perdona durante la liga al final termina perdiendo. En la carrera de un deportista pasan muchas cosas. Un descenso es duro porque nadie quiere descender, pero la temporada ha sido mala y a lo mejor nos hemos merecido bajar a LEB–2 porque no lo hemos hecho bien». Para el ala–pívot onubense, jugar en una categoría inferior «no es una decepción, porque la LEB–2 no es una mala liga. Habrá que afrontar la temporada que viene, los que estén aquí, con opciones de volver a ascender y dejar a este equipo donde se merece, que es en la segunda liga de España».

En el lado del CAI Zaragoza, las cosas se veían, lógicamente de otro color. Alfred Julbe indicó que «hemos sido muy superiores a lo largo de la eliminatoria aunque reconozco que la aportación de nuestros refuerzos (Washington, Petruska y Ciorciari) ha sido vital y determinante». El técnico caísta destacó que su equipo había llegado en «mejores condiciones físicas y mentales al play-off de descenso» y que la inesperada «buena racha de nuestros tiradores ha resultado demoledora».

En opinión del veterano Pep Cargol, capitán de la escuadra aragonesa, «la clave ha estado en no plantearse la eliminatoria en tres, cuatro o cinco partidos. Lo que hemos hecho es pensar en el partido siguiente y si al final hemos ganado por 3–0, mejor que mejor».