Iñaki Martín es un joven entrenador vallisoletano de apenas 30 años que el pasado curso actuó como segundo de Quino Salvo en el Cantabria Lobos de LEB Bronce consiguiendo el primer doblete de la categoría al hacerse con los títulos de campeones de Liga y Copa logrando el ascenso a la LEB Plata.
Tras anunciar los cántabros su renuncia a la categoría, el entrenador quedaba sin equipo y hace tan sólo un mes nos sorprendía aceptando la oferta del Maxaquene de Mozambique para entrenar en África. Desde hoy, y hasta el próximo mes de enero cuando finalice su primera campaña en el país africano, Iñaki nos contará periódicamente como es la vida de un entrenador en tan exótico destino.
En su primera crónica desde su lejano lugar de trabajo nos explica cómo surgió la oportunidad y como tuvo que poner rumbo a Maputo en menos de 72 horas adaptándose de inmediato a la vida en el país y a un equipo que ya había comenzado la competición:
Crónica de un fichaje exótico, por Iñaki Martín:
!! Muy buenas !! Soy Iñaki Martín, último entrenador ayudante del tristemente desaparecido (deportivamente, no institucionalmente) Cantabria Lobos. Tengo que dar las gracias a todos los amigos que han ido siguiendo la evolución de mi futuro profesional en estas últimas semanas, en este caso “Solobasket” por medio de Pablo Romero, que me ha dado la oportunidad de contar esta decisión deportiva y todos los factores que rodean este fichaje.
Para situarnos es preciso remontarnos al convulso verano 2009. Después del ascenso meritorio del equipo, tanto mi amigo Quino Salvo (al que le deseo toda la suerte del mundo con el Marín Liga EBA), como yo, teníamos la idea clara de seguir en Cantabria, donde tantos amigos he hecho, tan bien me han tratado (Club y gente afín al trabajo del equipo, afición, personal del pabellón, prensa, clubes cántabros…), y en donde el ambiente de trabajo ha sido excepcional.
El Club estaba contento con nosotros y yo estaba encantado en Santander. Tanto Quino como yo confiábamos en la salida del equipo en LEB Plata, pero el deseo no se cumplió. Estuve esperando hasta el final del último plazo dado por la Federación Española, confiando en un cambio positivo en el último instante… pero no pudo ser. Año de crisis, instituciones con déficit, subvenciones no cobradas, disminución de ingresos en los sponsor….., abocaban al equipo a su desaparición deportiva.
La llamada de Quino confirmando la malísima noticia tanto para nosotros como para el baloncesto cántabro, no se me olvidará, la recibí en el pueblo de mis padres, Montemayor de Pililla (Valladolid), y me explico que se había intentado una solución económica hasta el final, pero que no se había conseguido, con lo que el equipo desaparecía y el ascenso bien merecido (o dicho de otra manera nuestro trabajo durante el año), no valía para nada. Esto fue confirmado en una posterior llamada de nuestro máximo accionista Ciriaco Díaz. Fue un durísimo golpe, primero personal, porque repito me hubiera encantado seguir en Santander, y después deportivo, ya que como en lo personal estaba tan a gusto, no me planteé en mirar ninguna otra cosa.
A partir de aquí, y a través de Rubén López, al que agradezco todo el esfuerzo realizado en el verano, su interés y dedicación, así como su amistad, me puse en el mercado, en este año tan complicado en todos los ámbitos, y por supuesto tan complicado en el panorama del baloncesto Nacional (excluyendo Selecciones que ha sido un éxito).
Esperaba pero no llegaba nada, y mi confianza en poder seguir trabajando en el deporte que amamos, el baloncesto, se desvanecía. Cuando ya tenía asimilado asentarme en Valladolid y centrarme en la finalización de la carrera (que queda aparcada hasta Enero), con la consiguiente búsqueda de trabajo (familia trabajadora, es lo que tiene), y ocuparme de mi querido Ponce C.B., a última hora, y cuando ya era muy difícil alguna plaza libre, viene una posibilidad de ser entrenador ayudante de un equipo de LEB Oro (después de la no aceptación de otro entrenador, siendo yo uno de los dos nombres siguientes en la lista).
Durante esa espera, mi buen amigo Saúl Ares (agente), una persona que se intereso por mi después del mazazo de lo de Santander, y con el que mantenía contacto durante el verano para interesarme por sus jugadores (algunos, ex – jugadores y amigos míos), me llama al móvil. Saúl ha sido una de las personas que siempre ha valorado mi trabajo en Santander grandemente lo cual le agradezco mucho. Dicho esto, me llama y me comenta que se ha enterado de una situación un poco “peculiar” y si le permito mandar el curriculum.
Alberto Blanco, actual director técnico del Obradoiro ACB, al que le deseo la mejor de las suertes, se pone en contacto con Saúl (buen amigo suyo), y le comenta si conoce a algún entrenador que le pueda interesar entrenar fuera de España. Fuera de España…… Mozambique nada menos!!
Alberto, que os digo, es muy bien valorado y querido en Mozambique, debido al grandísimo trabajo realizado con la Selección femenina del país años atrás, y que dejo un poso de buen entrenador y persona, facilita que un español como yo esté viviendo esta experiencia. El Comité Olímpico de Mozambique a través de Anibal Manave (un antiguo jugador de gran calidad que jugó incluso contra Fernando Martín, Romay, Epi y compañía), se pone en contacto con Alberto para encontrar un entrenador español que dote de seriedad al Club más representativo de Mozambique, el Maxaquene, que quiere volver a ser uno de los Clubes punteros del continente Africano (como en los años anteriores a la Guerra ocurrida en Mozambique).
A partir de aquí, mi currículum les convence (debía de haber más entrenadores interesados) y Saúl me lo comenta, pero que tengo que decidirlo ya…., es más, si hubiera sido por Maxaquene, a los 5 minutos después de decidirse por mi les habría gustado que yo estuviera en Maputo (la capital y la ciudad donde pertenece el equipo).
Al final, del equipo de LEB Oro interesado en mis servicios no se sabe nada, y hubo una cosa que me hizo recapacitar y que me marco la decisión: La vida del entrenador no es tan fácil como la gente puede pensar, y si quiero progresar y dar un salto de calidad, aunque sea sólo por ser el primer entrenador de un equipo fuera de España, lo tengo que hacer. La verdad es que es un reto porque no sólo me tengo que ocupar de la tarea de primer entrenador, que ya es de suma importancia, sino que soy el encargado de la nueva reestructuración del Club, para este país el más importante, así que la importancia va en aumento. Eso me ha llevado a tomar la decisión, bajo la supervisión personal o emocional de las personas que me quieren, familia, amigos y gente especial; o profesional de gente que aprecio mucho como Gustavo Aranzana (que siempre está aconsejándome, lo cual le agradezco mucho) o Paco García.
Llegados a ese momento todo se precipita. Era martes 26, y en menos de tres días, porque pido incorporarme el fin de semana del 29 de Agosto, tengo que preparar todo (viaje, vacunas, incluso mover exámenes que tenía en Septiembre (lo que debo de agradecer a la UEMC de Valladolid el esfuerzo (Gonzalo, Francisco, Teresa…)). El viernes despedida general con todos los “míos”, incluida con dos de mis mejores amigos a los cuales no he podido acudir a sus respectivas bodas (Fran, José, lo siento mucho), y el sábado de madrugada viaje a Barajas con mi familia al completo (los que peor lo han pasado con mi decisión). Dicho lo cual pedir disculpas a los que no he podido escribir o llamar pero imaginad que me ha resultado imposible!!
El sábado estuve viajando todo el día hasta llegar a las 23:00 h a Maputo. Por cierto, si viajáis a estos lugares no llevéis exceso de equipaje, porque kilo excedido sale a una barbaridad… Allí me esperaba la directiva, Nuro Americano (antiguo portero del Benfica portugués), director general del Club, Ernesto Manhica Junior (antiguo jugador del Club y de la selección, que jugó contra los mencionados Epi, Fernando Martín…), gerente de la sección de baloncesto, y la persona que junto con Saúl me han facilitado las cosas para venir, y el presidente del Club. Aparte, Fernando Da Silva, antiguo jugador y entrenador del Club, así como mi ayudante, Simao Matavele, actual ayudante de la Selección femenina de Mozambique.
La verdad es que el trato personal es perfecto; me instalaron en una residencial tipo “aparthotel”, de las mejores de la ciudad, en la cual resido con todas las comodidades y muy tranquilo, apartado un poco de la ciudad, pero con servicios dentro de la residencial que me facilitan todo mucho, como restaurante, lavandería, y una recepción “multifuncional” donde tengo Internet y puedo hacer copias y demás. También para el relax, tenemos piscina, muy concurrida los fines de semana, juegos de mesa y billar.
La acogida fue magnífica. Al día siguiente Fernando Da Silva, un apoyo muy importante para mí, me recogió y estuve todo el día con él y su familia conociendo Maputo. Me impresionó mucho. Aquí se viven dos realidades, una la de la gente de nivel medio – alto, con trabajos acomodados o Universitarios, que son más o menos los que viven en el centro o residenciales, en la que se pueden incluir mis jugadores y gente de mi club; y otra realidad que es la gente de la periferia, que también se mezcla en el centro con todo el mundo, y que conviven sin ningún tipo de problema con el resto, en la miseria pero siempre amables, sin ningún tipo de viso de mejora ni nada. Lo que vi en las afueras fue impactante, muchísima miseria, pero a la vez, sitios de diversión en los que se les veía felices…. Da muchísima pena ver determinadas cosas y para mí es duro, pero siempre cuando se puede, intento ayudarles con algo.
Después estuve en la casa del presidente del Comité Olímpico de Mozambique (por cierto uno de los votos de la elección de los juegos Olímpicos 2016, en la cual me dio alguna primicia), reunido con la directiva y miembros del comité Olímpico para presentarme.
En los próximos día os contaré en una nueva entrega como fue mi llegada al equipo, la adaptación, los primeros partidos, y cómo es el baloncesto en este país.
Un saludo.