Tronaba en el Sinan Erdem antes de que comenzara el segundo partido de los cuartos de final. Durante la ceremonia de los himnos nacionales de cada equipo, ya se anunciaba la tormenta que estaba a punto de desatarse en Estambul sobre la selección eslovenia. Turquía dejó claro que su intención es ganar su Mundial y, lo más importante, que tiene las armas suficientes para plantarle cara a cualquiera. Y para pasar por encima (95-68) de un combinado que hasta ahora se había mostrado muy sólido.
Estamos en tiempo que los grandes jugadores muestren su condición de líderes, que sean ellos quienes asuman la responsabilidad de hacer que su selección avance hacia las medallas, y son muy pocos los invitados sorpresa que se ven a estas alturas. Por eso durante los primeros compases pudimos ver cómo Bostjan Nachbar (desaparecido durante los últimos 35 minutos) y Hedo Turkoglu medían sus galones en un intercambio de golpes que hacía presagiar una batalla más enconada de lo que resultó ser.
El nuevo alero de los Phoenix Suns se transforma según avanza el campeonato. Su personalidad va acorde a lo que hay en juego. Es aquí donde encuentra su motivación y donde demuestra las enormes condiciones que tiene. Superó de manera muy notable al que será su compañero a partir de octubre, un Goran Dragic que esta vez dio la de arena y no aportó esa vía de anotación que estaba reclamando su equipo.
Pero es que los otomanos son mucho más. Para empezar, un enorme Ersan Ilyasova, que completa una pareja de aleros de ensueño: altos, tiradores y capaces de sacar el balón botado para montar un contragolpe descomunal. Las transiciones. otra de las facetas que rentabilizó el cuadro de Tanjevic para sacar un cuerpo más de ventaja a un rival que por momentos pareció desquiciado a la desmedida eficacia ofensiva turca.
Después de un inicio brioso por parte de Eslovenia, Turquía cortó el grifo del ataque pergeñando una maraña defensiva en la que cayó atrapada su presa. Físicos, largos y muy activos, los anfitriones obstaculizaron las líneas de pase, nublaron las ideas de los de Memi Becirovic para dar inicio a un demoledor parcial de 21-4 que resultó definitivo (del 6-10 se pasó al 27-14 con el que se cerró el primer periodo.
Si a ese gran trabajo en defensa se le suman las numerosas opciones en ataque de las que disponen, tenemos un equipo que está apuntando de manera muy seria hacia el oro. Así, cuando Ilyasova y Turkoglu descansaban y los eslovenos albergaban ciertas esperanzas de recuperación, Onan y Sinan Guler (también dejaría grandes detalles en el último cuarto) daban un paso adelante para salvaguardar las distancias. Turquía no dejó lugar a la relajación, y si bien el marcador al descanso no era abultado (50-31), más aún lo era la diferencia entre los dos equipos.
Dos carteles del tercer cuarto lo mostraron: 10 de 15 en triples y 21 asistencias turcas frente a los 6 pases de canasta eslovenos. No dejaron lugar a la relajación, lucharon incansablemente por cada punto, por consolidar una imagen merecedora de todo respeto. Tanto lo hicieron, que incluso se vieron ciertos gestos de soberbia que quizá no eran necesarios. No hacían falta para darse cuenta de que Turquía camina con paso firme hacia la conquista de su torneo.
En la próxima ronda espera Serbia, una selección que en cada gran campeonato sube un escalón en su crecimiento y que llega de haber derrotado a España en un final de partido agónico. Dos plantillas con multitud de recursos ofensivos y sobradas de carácter competitivo que se jugarán el primer puesto en la final.
Resumen del encuentro: