El deporte es conocido como la actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas. Normas que todos podemos conocer, como son las reglamentarias, arbitrales o técnicas, necesarias para el desarrollo de la competición. No obstante, hay ciertas reglas internas más subjetivas, normas no escritas, o mal escritas, como pueden ser normas de actitud, de predisposición al grupo, compañerismo, o el mantenimiento de una cierta forma física para el correcto desempeño de tu profesión. Esta última es una norma que no todos los jugadores llevan a cabo, ya que el sobrepeso ha hecho su aparición en el mundo del deporte, en este caso del baloncesto.
La buena forma física, sensato imperativo en el caso del deporte de élite, no siempre está presente. Lo analizaremos a través de dos ejemplos tan claros como opuestos: los de Sofokles Schorchianitis y Marc Gasol, cuyos caminos coexistieron en un momento dado (final del Mundial de Japón) para desligarse posteriormente por derroteros muy distintos. Para ello comenzaremos repasando los primeros pasos de “Big Sofo” en el deporte de la canasta.
A LOS 15 AÑOS DEBUTA, A LOS 19 VISITA SU PRIMER CENTRO
La incursión de Sofokles Schorchianitis en el baloncesto no causó indiferencia sino más bien estupefacción. Se convirtió con 15 años en el debutante más joven en la historia de la liga griega, aunque pocos se creían que aún fuera adolescente. Su gran corpulencia le permitía luchar contra jugadores más altos y veteranos que él, además de mostrarse como un importante valor de futuro con las selecciones inferiores, a las que llevó al podio en dos ocasiones. La NBA no tardó en tender sus redes al que consideraban como un jugador con “un potencial ilimitado”, y en el verano de 2003 Los Ángeles Clippers le escogieron en el puesto 34 del draft. Sin embargo, ese tren se esfumó por propia voluntad del griego, que sintió que no era su momento, y se marchó al modesto Cantú italiano para ser según él “el mejor jugador de Europa”.
Sin embargo, el periplo transalpino no salió como era de esperar. Regresó a casa, al Aris de Salónica, donde comenzó a oficializarse la lucha contra su cuerpo. Los dirigentes salónicos le enviaron por primera vez a un centro de adelgazamiento donde no fructificaron sus anhelos. No sólo no había perdido peso sino que había contraído una desmesurada deuda con el hotel por gastos (¿alimenticios?). Poco después, el Olympiakos, a pesar de las dudas existentes, le dio la alternativa y “Sofo” respondió convirtiéndose en uno de los jugadores revelación del campeonato. Con una vida deportiva muy agitada, Giannakis confió en él para ser un pilar interior en el combinado heleno para el Mundial de Japón. Joven y exitoso, ¿qué mas se podía pedir? … Aparte de mantener el tipo, claro.
MUNDIAL DE JAPÓN 2006
Todas las esperanzas depositadas en el que ya se le conocía como ‘Baby Shaq’, debido a su parecido físico con O’Neal, se hicieron realidad de un plumazo en el Mundial de Japón 2006, donde el jugador de origen camerunés se dio a conocer mundialmente. Si los jugadores gozan de altibajos en su carrera, Schorchianitis hizo cumbre en este campeonato. Primero fue el chino Yao Ming el que se desesperó con un jugador al que superaba en más de 20 centímetros, aunque la explosión final llegó en la semifinal ante Estados Unidos, donde Sofokles se ‘merendó’ a Dwight Howard y Elton Brand, ganándose el respeto del mundo del baloncesto y relegando a un plano menor a una selección que parecía invencible.
En USA gran parte de los analistas le veían como un jugador que llegaría a ser importante en la NBA, pero no contaban con que él fuera su peor enemigo. Sus 150 kilos no parecían un obstáculo en su juego, y él lo veía así: “El baloncesto es un juego muy físico pero lo importante es la mente”. El futuro pasaba por sus manos, pero en el camino hacia el éxito aún quedaba un muro difícil de derribar como era España, con Marc Gasol como protagonista.
MARC GASOL
Los inicios de Marc, al igual que su hermano fueron en la cantera blaugrana. En 2001, siguió los pasos de Pau y se marchó a Memphis para jugar en el instituto Lausanne College School durante dos años, dónde ya dejó muestras de su potencial. Sin embargo, su complexión física no concordaba con la de su fino hermano. A unos leves problemas de sobrepeso se unió la insana gastronomía americana, de la que Marc se quejaba reconociendo que le hacía engordar.
En 2003 regresa a casa para jugar en el Palau, aunque su físico no parecía el adecuado para triunfar, así que se puso manos a la obra junto con el Dr. Drobnic y el fisio del Barça Miguel Clemente para adelgazar. “El principal problema de Marc, como de la mayoría de jóvenes, era que no se regía por una higiene horaria al alimentarse, al margen de hacer malos desayunos o de abusar de la comida rápida", declaró Drobnic. "Más que comer mal", admitió el que era pívot del Barça, "lo que hacía era picar, comer fuera de horas".
Marc logró adelgazar 16 kilos, aunque al sargento de hierro Dusko Ivanovic no se le ablandó el corazón, y continuó contando poco con él. No parecía un camino de rosas el de “La Tanqueta”, además de tener que sufrir continuas comparaciones por llevar el apellido Gasol a la espalda. Sin embargo, el verano de 2006 supuso un cambio radical en su porvenir. El mediano de la saga Gasol pareció encontrarse en el lugar adecuado en el momento exacto. Pepu Hernández decidió contar con él como jugador número doce en detrimento de los finalmente descartados Trías y Sonseca.
FINAL DEL MUNDIAL
Su papel en este equipo plagado de estrellas parecía secundario hasta que en la final, y ante la imperiosa necesidad, Marc reclamó su protagonismo. Los griegos venían de vencer a USA, contaban con el imparable “Sofo”, capaz de engullir a pívots consagrados, y además no estaba Pau, lesionado en las semifinales ante Argentina. Ante el pesimismo generalizado se hizo buena la idea de que a un tráiler solo le puede frenar otro tráiler. Marc salió al rescate de la ÑBA con una defensa a pecho descubierto ante el griego, al que secó sin compasión. España ganó fácil.
Los dos contaban en ese momento con 21 años y con un futuro a sus pies, únicamente inquebrantable por un físico difícil de complementar con la máxima exigencia física, que sólo el esfuerzo y el sacrificio podrían contrarrestar. Sin embargo, a partir de ahí, sus historias dieron un giro de 180 grados.
¿PRINCIPIO DEL FIN?
Ya fuera por la energía derrochada durante el Mundial o por la tristeza generada tras la derrota ante España, pero Schorchianitis se refugió ese verano en la comida. A la vuelta a los entrenamientos su sobrepeso era más que evidente, unos 30 kilos más. Pini Gherson le dio cinco partidos de prueba para acabar apartándolo del equipo casi toda la temporada. Por si esto fuera poco, Giannakis, quien le había abierto las puertas de la selección, se las cerró un año más tarde al dejarle fuera de la lista para el Europeo celebrado en Madrid.
Supuso un duro golpe para el pequeño O’Neal, que no se esperaba tal noticia y cayó en una depresión. Su único consuelo posible seguía siendo la comida y el resultado fue deplorable para un deportista. La solución: el Olympiakos le impone una dieta pero el efecto fue el opuesto del esperado. Ante esta situación caótica la única posible solución pasaba por realizar una terapia de choque en una prestigiosa clínica suiza, aunque con diferencias respecto a su internación en su época en el Aris. Esta vez, la rumorología hablaba de que rondaba los 200 kilos. Los médicos aseguraron que diez minutos continuos de ejercicio físico podrían acabar con su vida, y por último, los gastos de la clínica correrían por su cuenta.
Entre tanto silencio “Sofo” aportó un mensaje optimista a sus seguidores: “No os preocupéis. Lo conseguiré”. El plan funcionó. El pívot pudo aplacar sus ansias por la comida y volvió al Olympiakos con hambre, pero esta vez, de títulos.
MARC COMIENZA SU CUENTO DE HADAS
Si Schorchanitis parecía el príncipe que nunca llegó a ser rey, Marc se comenzaba a coronar. Desde entonces se despojó de la vitola de hermano de Pau. Su primera parada fue el Akasvayu Girona, donde dejó constancia de que su actuación en el Mundial no había sido fruto del azar, sino la demostración de que era una joya en proceso de pulirse. Al año siguiente ya no había dudas. MVP de la temporada regular, superando los MVPs semanales conseguidos por una referencia histórica en el puesto de pívot como Arvydas Sabonis. La NBA le esperaba ya con los brazos abiertos e incluso se decía que llegaría a ser mejor que su hermano.
Tras negociar con los Lakers, a los que llegó en ese traspaso Pau, recayó en los embarullados Memphis Grizzlies, que no parecían el mejor destino para un ganador como él. No obstante contaba con referencias tanto de su hermano como de Navarro. Marc no tardó en dejar allí su impronta, basándose en el juego duro y sobre todo, -y eso era algo que en Tenessee no practicaban mucho-, mirar antes al compañero que al aro. 12 puntos y 7 rebotes por temporada fueron su aval como novato. Pero un ganador como él no se iba a conformar con esto. En verano el trabajo no cesó.
El mediano de los Gasol dedicó su época estival a entrenarse en Barcelona demostrando que el que la persigue la consigue. Diariamente corría unos 14 kilómetros con pesos encima de 13 kilos y cuesta arriba. El resultado fue que “La Tanqueta” se encontraba más delgado y más rápido, lo que le posibilitaba correr la pista y llegar con mayor solvencia al aro rival. Además, como ha venido siendo habitual, se entrenaba junto a Middleton, amigo íntimo y ex compañero suyo en Girona, para ganar movimientos en el poste. A su vuelta a EEUU todo eran elogios por parte de la franquicia. El esfuerzo parecía dar sus frutos, Marc ya era 30 kilos más delgado que cuando llegó a Barcelona procedente de Memphis en 2003. En su segundo año, como era de esperar, sus números mejoraron: 15 puntos, 9 rebotes, 2 asistencias y un tapón por partido.
ACTUALIDAD
Al día de hoy, la situación de los dos casos es muy distinta respecto a 2006. Marc ha sido nombrado recientemente capitán de los Grizzlies en su tercera temporada gracias a su capacidad de jugar para el equipo, aunque sus números no están siendo demasiado vistosos, mientras que Sofokles sigue inmerso en una lucha constante contra sí mismo. La relación Olympiakos-Schorchanitis ya puso su punto y final a pesar de la llegada al banquillo de uno de sus máximos acreedores, Giannakis, quien ya no estaba dispuesto a concederle una nueva oportunidad.
Ahora Sofokles parece que ha encontrado el equilibrio en el Maccabi de Tel-Aviv, donde está recordando por momentos al antiguo “Baby Shaq”, mientras que Marc, además de contar con cuatro medallas con la selección, ya tiene ganado el respeto de la NBA y se habla de él como uno de los cincos puros con más futuro.
Una liga que el griego siempre admiró y en la cual siempre quiso participar, al igual que lo hizo su ídolo, el nigeriano Hakeem Olajuwon, aunque de momento las puertas parecen estar cerradas para él después de intentarlo este verano en las ligas de verano con los Clippers.
En resumen, esta es la historia de dos polos opuestos. Marc finalmente está recogiendo los frutos de lo que tanto le costó sembrar, mientras que “Sofo” parece no haber sido capaz de aplicarse aquella frase que dijo en su día: “El baloncesto es un juego muy físico, pero lo importante es la mente”.