STANLEY ROBERTS, ¡¡¡QUE SOLO ESTAS !!! ( y II)

Wayne Brabender, tras tentativas fallidas con Dino Radja y Gregg Cadillac Anderson, asumió los fichajes de Carl Herrera y Roberts, una pareja extraña de JASP, demasiado jóvenes pero con mucho talento, y a inicios de septiembre, en operación relámpago para enervar la competencia italiana, el center sureño llegaba a Madrid.

Ese año en España, este chico de apenas 20 años demostró su potencial, también sus carencias, pero pocos de lo que lo vimos en directo podemos negar que llevaba la palabra “estrella” escrita en la frente.

Era un hombre físicamente casi hecho y técnicamente muy desarrollado, un atleta natural, que botaba bien, salía por ambos lados y tenía un toque dulce y fino a cuatro metros.

La toma de decisiones en cancha y la propensión a las faltas eran aspectos por mejorar, algo lógico a tan tierna edad.

Físicamente, Roberts llegó con más de 130 kgs, que llegó a bajar a los 115, pero esta reducción no siguió una vía correcta, ya que el equipo, con Brabender, no tenía preparador físico y la pérdida de peso no vino acompañada de una adecuada musculación, por lo que el jugador perdía fuerza, lo que unido a sus malos hábitos alimenticios, perjudicó su rendimiento.

Fue un año de duro aprendizaje para nuestro hombre, hablamos de una ACB que empezaba a perfilarse como mejor liga mundial tras la NBA, de un baloncesto europeo lleno de gente experta, taimada, y de un Madrid que seguía en la élite continental, justo lo que necesitaba Roberts en términos de adquisición de experiencia.

Curioso que viejos zorros como Norris (28 puntos), Magee ( 40 puntos), y hasta Lagarto de la Cruz, éste en el playoff de cuartos, hicieran grandes partidos ante este proyecto de estrella, algo perdido y huérfano del consejo de un veterano.

La mala suerte parecía perseguir al sureño, y Brabender, una especie de padre deportivo para el chaval, es destituido a mitad de temporada, tras el fracaso en la Copa del Rey de Zaragoza, donde se cae ante el Barça en el último segundo con una canasta imposible de Steve Trumbo, y el Madrid va camino de terminar un año sin títulos y siniestramente jalonado con varios acontecimientos luctuosos (infarto letal de Ignacio Pinedo en la cancha incluido).

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Si pudiera recordar qué estoy buscando pararía a descansar,
si supiera en realidad que estoy pensando ya podría respirar.
Si mirara más hacia el espejo y menos a la ciudad,
si alguien me llevara aún más lejos quizás pudiera olvidar.

Qué sólo estás. Qué sólo estás.
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Roosevelt Bouie, otro veterano de vuelta de todo, oficia de sepulturero en la carrera merengue de Roberts, dándole una lección de experiencia y movimientos al pivot en la final de la Korac, que viaja a Cantú, tras una prórroga en el Pianella.

De manera extraña, las críticas empiezan a cebarse en Roberts, que, conforme a su perfil introvertido, y ya sin el abrigo de Brabender, se aleja más si cabe del resto de la plantilla, y empieza a faltar a entrenamientos.

La eliminación en cuartos de final de la ACB, ante el Taugrés, abre la Caja de Pandora, o en este caso, de Mendoza, y el Presidente blanco impone al pívot sureño una multa record de 15 millones de pesetas, rescindiendo su contrato. Un gesto teatral con el que desviar la atención.

Roberts sale de Madrid en medio de sanciones y disputas, que borran el buen recuerdo que para muchos aficionados dejó, y unas cifras de 13 puntos 7 rebotes y 2 tapones por partido, nada desdeñables para un proyecto de jugador, como era en aquel momento.

De hecho, nada mas salir del Madrid, se rumoreó insistentemente que Aíto Garcia Reneses, a la sazón general manager del Barça, estaba muy interesado en ficharle tras la increíble desprotección con que el club blanco le había premiado, dejándolo a disposición de su más directo rival.

También hubo ofertas de los clubes de la élite italiana, con Cantú a la cabeza, pero la mente de Stanley estaba en volver a casa, y triunfar en la NBA.

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Si escuchara atentamente tus consejos
cuando intentas explicar,
entonces es cuando ya estoy tan lejos
y sólo escucho soledad.
Cuando paso cerca de un colegio
y me pongo a recordar
siento que hoy estoy mucho más viejo
y mi mente empieza a hablar

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La imagen de Roberts en los USA no había mejorado tras un año en Europa y en el draft del 1990 acabó en las profundidades de primera ronda, en Orlando, curiosamente el mismo equipo al que iría más tarde su buddy universitario.

Para entonces, en la vida de Stanley habían aparecido unos personajes que lo acompañaban donde iba, gente experta en darle coba, meterle en problemas y sacarle dinero.

A su adicción a la marihuana de sus años universitarios, que paseó con descaro por la capital madrileña, se une ahora la dependencia de la coca, éxtasis, anfetaminas, en fin, todo lo que se ponga a tiro

El chaval era fácil presa de las rapaces y se calcula que hasta 35 millones de dólares se evaporaron de sus manos durante sus 9 años de carrera en la NBA. Coches de lujo y mujeres de ocasión se suceden en su vida, mientras negocios ruinosos, estafas, y extrañas sociedades horadan su pecunio.

Roberts no sabe decir que no y acaba pagándolo.

Deportivamente, el descuido físico conlleva una indebida ganancia de kilos que se traducirá en lesiones graves, como la rotura del tendón de Aquiles en su pie derecho en diciembre de 1993, seguida de la del pie izquierdo ocho meses más tarde.

Llega 1995 y, cuando parece que recupera la forma en los CLIPPERS, sufre doble rotura de disco.

El gasto se hace insoportable y las dependencias se cobran su precio: Roberts, ya en los SIXERS, es sancionado en 1999 a dos años por consumo de sustancias prohibidas.

Comienza una espiral decadente, y deviene en inquilino permanente de las páginas de sucesos, a medida que empieza a meterse en negocios peligrosos.

Y así, sufre dos detenciones, una en julio de 2.000 por amenazar a la madre de uno de sus cuatro hijos, y otra, cuatro meses después, en Houston, por posesión de cocaína.

Poco después empiezan a llegar las primeras demandas por impago de alimentos de dos de las cuatro madres, que se conozcan, de hijos suyos

La ruta hacia la felicidad parece definitivamente vedada.

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Qué solo estás. Qué solo estás.
Contigo no cuenta nadie ya.
Nadie ya

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Hoy en día, el que fuera considerado por muchos técnicos uno de los más prometedores hombres altos de la NBA, se gana la vida de guardaespaldas de oscuros personajes de
la noche tejana, y de vez en cuando se deja caer por alguna cancha, donde le es difícil pasar desapercibido.

Entonces se acuerda de sus años más felices, cuando sus sueños eran dulces y promisorios, y se conjura, ante sí mismo, para regresar a las canchas, convenciéndose que se va a poner en forma, que va a ganar la pasta necesaria para acabar la casa que ofreció a su madre, delirios de justicia de un natural born loser.

Hasta que el espejo de la vida le devuelve a la cruda realidad.

Hay una casa en South Carolina, a las afueras de Columbia, a un lado de la interestatal, pasando la High School de Lower Richland.

Es, en palabras de un gran periodista, un monumento a la incomplitud, una metáfora de una carrera deportiva malbaratada, el síntoma inequívoco de la debilidad, el exceso y la imprudencia.

Y esto es todo cuanto os puedo contar de Stanley Roberts: el chico dulce del Sur que nunca supo decir que no.

 

Cotestación a RIDIELA: Muy posiblemente fuera así, y yo lo recordara equívocamente como que a Trumbo le hicieran falta y anotara los dos Libres. Tantos partidos a mis espaldas que tiendo a mezclarlos. Si alguien más se acuerda, lo confirmamos y lo editamos.