Hace unos días, desayunando en el hotel junto a Luis Fernando López, periodista de “El Mundo”, le comentaba que este torneo y esta sede en particular, Lodz, se me estaban haciendo largos. Los parones tras jornada de partidos me parecían excesivos. Exceptuando unos Juegos Olímpicos, que eso es otra historia, no recordaba un campeonato con tantos descansos. Y él me contestó que en absoluto, que estos días libres se habían “amenizado” con toda la polvareda montada por las derrotas o las declaraciones de Marc Gasol.
El, veterano ya de estas lides, sabía lo que se decía. El oro de Japón tuvo que ser algo maravilloso, pero también aburrido el transcurso del torneo. No ya el hecho que no se creó ninguna polémica. Sino la simple acción de escribir una crónica, ensalzando las virtudes de los nuestros, contar cómo apalizaban a los rivales una y otra vez, una y otra vez, pudo llegar a ser tedioso.
Y os aseguro que algo parecido me sucede hoy. Y no es que llevemos una racha de palizas precisamente, ni que quite mérito a la victoria de España (90-68 ante los anfitriones polacos), ni que prefiera lo otro en absoluto. Es que no tengo muy claro que debo escribir hoy.
Y hablar de una notable actuación de la Selección Española es algo novedoso en este campeonato. Pero suena a añejo. Ya se ha oído. Por fin se ha oído, como en multitud de ocasiones precedentes. España ha martilleado las aspiraciones de Polonia (las mismas que las nuestras) y les ha dejado en paños menores ante sus aficionados, que de forma correctísima han vuelto a llenar el pabellón y animar a los suyos.
Viendo el entrenamiento ayer de los españoles, las risas, bromas y todo tipo de gamberradas infantiles, hacía que los jugadores mostraban la sensación que la marea había amainado. El lenguaje corporal de los chicos hoy en pista era otro. Había disculpas ante los errores, pero también cantidad de felicitaciones por acciones positivas, sobre todo a los jugadores que toca integrar. Uno de ellos es Ricky Rubio. Sigue jugando mejor, pero continúa sin estar suelto. Siente el cojín mullido en las tareas defensivas y se acopla bien. Ya no es la molestia de tocarte un pico del sofá, como el resto del campeonato. Pero le falta anotar. Se siente romo y desconfiado. Entra a canasta con soltura y cuando lo más fácil es anotar, la sigue soltando para un compañero. De ahí que el gesto de alegría de Pau Gasol cuando le ha dado un pase bajo el aro, que se ha encargado de convertir era descaradamente paternal.
Alex Mumbrú ha anotado dos triples cuando Pau Gasol estaba sentado y eran momentos de inestabilidad. Mumbrú es otro que se ha reactivado y bien que se necesita para futuras empresas. Marc Gasol es alguien al que le falta una vuelta más de tuerca. Goza de minutos, pero sigue tomando erróneas decisiones en tiro, con lo importante que debe ser en ataque. Se ha venido arriba con un gancho con la izquierda delante de Gortat y una posterior suspensión. Pero le falta algo de seguridad todavía.
Los que ya están en el punto son Jorge Garbajosa, que si bien hoy no ha anotado mucho, se mueve con otra gracia y sobre todo, sobre todo, Juan Carlos Navarro. ¡Lo que le ha costado meterse en el papel de Juan Carlos Navarro! Por actuaciones como la de hoy no me importaba que fallase tiros frente a Lituania. El punto lo cogería tarde o temprano. Lo de hoy ha sido una sucesión de “ooh” admirativos del pabellón al completo. Lograr 7/9 en triples es de una sensación tan aplastante para el rival, que ante eso en verdad, uno se plantea la utilidad de su esfuerzo y rendimiento. Los tres consecutivos que anotó en el tercer cuarto, respondiendo a la mejor racha polaca desde más a allá de tal línea, sobre todo por parte de David Logan, fueron tan determinantes que vieron los locales que ya no era una cuestión de ganar, algo impensable, sino de intentar rebajar el marcador, como una situación casi tan quimérica como la primera.
Considero dos claves muy importantes en la gran actuación de la Selección Española el día de hoy: por un lado, la buena defensa a su estrella, Marcin Gortat, que en ningún momento ha dado la sensación de referente ofensivo (12 puntos), con multitud de ayudas y todos muy pendientes, aunque puede ser ya producto del cansancio que lleva encima, y fue David Logan su casi único baluarte ofensivo con 20 puntos; y por otro, el éxito defensivo que se está teniendo en la línea exterior, a sabiendas que se está jugando con tres bajos todo el tiempo (base y dos escoltas o dos bases y escolta), que ha dado un plus de agresividad al quinteto en el parquet. Claro, se consigue a base de una estimulación extra y que los jugadores físicamente se encuentran bastante mejor.
Hay que echarle mucho arrojo y mucha voluntad de sacrificio para defender así, destacando fuertemente Rudy Fernández, y que tácticamente el equipo no salga herido en otras posiciones. Aquí también los interiores se han aplicado el cuento e intentan tapar penetraciones de los pequeños, porque nuestra línea de fuera arriesga mucho más. Y he de reconocer que ese es el principal defecto defensivo que debemos mejorar: entradas a canastas de hombres bajos. En ciertos minutos se ha parado, pero hay que pensar los virtuosos en tal faceta que tiene nuestro próximo rival, Francia. En la actualidad, jugar con base y dos escoltas que superan con poco el 1.90 es una tarea francamente difícil, que con tesón, mucho empeño y buena orientación táctica emanada del cuerpo técnico, está saliendo a pedir de boca. Muchísimo mejor de lo que hubiésemos imaginado sin nos dicen, que por imposiciones en forma de lesiones, tendríamos que jugar así. Pero me da miedo un Boris Diaw, por ejemplo.
En fin, que los jugadores hoy han viajado a las nueve de la noche hacia Katowice, ese sitio donde es imposible encontrar un hotel. Juegan a las 21:00 y espero y deseo que con tan poco tiempo, se mantengan estas sensaciones tan positivas y sobre todo, la cohesión ya adquirida entre ellos. Que no es una cuestión que la atmósfera sea más agradable a causa de las victorias, sino que el bloque está mucho más fuerte y compacto. Que siga cristalizando en victoria. Ya estamos en Katowice y parece que pasamos lo peor. No. Ahora viene lo que requiere máxima concentración sin errores.