Muy pocos dudan de que los Clippers de Los Ángeles eligieron al mejor jugador disponible en el draft de la NBA recientemente concluido. O por lo menos, los Clips eligieron al jugador que, se supone, será más decisivo para reconstruir una franquicia que está siempre en permanente reconstrucción: como si de una condena se tratara.

Y, sin embargo, todos los analistas consideran que el equipo que mejor ha elegido en este draft ha sido uno que no tenía opciones de elección en la primera ronda; aunque sí tenía tres selecciones en la segunda, eso es verdad. Pero tal y como están los tiempos, tampoco es que contar con tres segundas rondas garantice nada.

Más aún: sobre el papel, ese equipo ha usado esas opciones de segunda ronda para elegir a un reboteador cuyas rodillas le hicieron caer precisamente hasta la segunda rueda, a un tirador exterior a quien muchos consideran demasiado pequeño para jugar en la NBA, y a un jugador extranjero que probablemente se pasará unos cuantos años en Europa antes de aterrizar en la Liga.

Sin embargo, ningún analista ha bajado de la calificación de sobresaliente (una A, en términos estadounidenses) para evaluar lo que los Spurs de San Antonio han conseguido hacer en este draft de novatos de 2009. DeJuan Blair, procedente de la Universidad de Pittsburgh, Jack McClinton, jugador salido de la Universidad de Miami, y Nando de Colo, un jugador francés que fue MVP de la LNB gala con tan sólo 20 añitos: que, aseguran, va a jugar en la ACB, en el Pamesa Valencia concretamente; si es que Álvaro Martínez no dice lo contrario y suprime esta referencia.

He visto y vivido ya suficientes drafts como para estar en condiciones de asegurar que me resulta muy difícil recordar una franquicia haya usado mejor sus tres oportunidades en la segunda ronda de un draft de la NBA: y no precisamente muy fértil de talento a esas alturas de la película, por cierto. Es verdad que, unos cuantos años atrás, los Spurs eligieron con el número 58, casi en el furgón de cola del proceso de selección, a un jugador argentino llamado Emmanuel Ginobili. El resto es historia, como se suele decir.

Pero, aunque no tan lejanos, aquellos eran otros tiempos. Hoy, con el talento medio cada vez más diluido es casi una imposibilidad metafísica que a un equipo le caiga en sus manos un pedazo de jugador como DeJuan Blair: mucho más en la segunda ronda.

Así que propongo que los aficionados de los Spurs vayan recaudando dinero para erigir una estatua conmemorativa en honor al entrenador, Mr. Gregg Popovich y al avispado general manager, Mr. R. C. Buford. Parafraseando lo que dice la estatua del gran Michael en Chicago, grabado en esa estatua se leería: “los mejores que hubo y los mejores que habrá… robando cracks en el draft de la NBA”. No se merecen menos.

Veamos lo que han hecho –lo que han vuelto a hacer, mejor dicho- los Spurs:

DeJuan Blair: A mi modesto juicio, DeJuan es el mejor jugador interior del draft de 2009: con permiso de Blake Griffin, claro. En condiciones normales, sobre todo con un expediente médico distinto, me caben pocas dudas de que este muchacho hubiera sido una “lottery pick”, un jugador elegido en los puestos iniciales del draft. Blair posee un instinto reboteador inusual -particularmente para el rebote ofensivo- pero ha tenido la desgracia de padecer dos lesiones graves en sus rodillas. Ambas están reconstruidas a causa de sendas lesiones; de esas que suenan siempre a muy, muy graves: LCA, ACL en inglés; es decir, ligamento cruzado anterior. Y no en una rodilla, sino en las dos.

No le he podido preguntar a mi hijo estudiante de medicina –así que puede que esté muy equivocado- pero alguien en los Estados Unidos me dijo que el chaval tiene una rodilla con un ligamento de un donante, y la otra simplemente no tiene ligamento cruzado. Suena fuerte. En cualquier caso, esas rodillas maltrechas de Blair encendieron todas las alarmas de los equipos que elegían pronto en el draft. Así que el papel del chaval fue cayendo a plomo: hasta llegar a posarse, suavemente, en los brazos del San Antonio. Precisamente.

En el “war room” de los Spurs -qué poco me gusta que se use esa expresión para describir la habitación en la que los equipos mascullan sus opciones durante la ceremonia del draft- la espera fue tensa. Y cuando los ejecutivos del club vieron que, en el número 37, estaba todavía disponible DeJuan Blair, tardaron muy pocos segundos en elegirle. De un plumazo, los Spurs empezaban así a cubrir las necesidades de un equipo que precisa ayuda en el juego interior tras la marcha de Kurt Thomas y de Fabricio Oberto a Milwaukee como parte del traspaso que ha traído a Richard Jefferson al San Antonio.

Si no hay contratiempos con su salud, me parece que Blair tiene muchas papeletas para triunfar rotundamente en la Liga NBA. Seguramente, su impacto en el equipo no será inmediato. Y viendo como el Coach Popovich administra, pausadamente, el crecimiento de los jugadores jóvenes de su plantilla, el chaval será suplente de Timmy Duncan casi con total seguridad. Pero será un lujo para los Spurs tener un hombre de semejante calidad en el banquillo. Ciertamente, a los Spurs, y a DeJuan, les valió la pena esperar hasta ese lugar 37.

Jack McClinton: McClinton es un novato atípico: tiene 24 años de edad. Es un jugador muy madurado, por lo tanto. Empezó en el equipo de Siena (University) antes de transferirse a Miami, para jugar, durante tres temporadas más, con los Huracanes de la Universidad de la ciudad donde reina supremo mi colega –y sin embargo amigo- José Antonio Ponsetti. [Como sé que me lees, te mando un beso, hermano].

El chaval McClinton es un tirador excelente: ostenta el record porcentual de tiros de 3 puntos en la siempre dura y difícil Conferencia de la Costa Atlántica, la ACC. Pero es que, además, y esto es un hecho bastante inusual en los tiradores de gran puntería como él, el muchacho defiende extremadamente bien. Así que, o mucho me equivoco, o McClinton va a ser un jugador con un protagonismo importante en los Spurs desde el primer día de la Temporada Regular.

Mucha gente consideraba a este jugador un fijo en la parte final de la primera ronda: entre los puestos 20 y 30, concretamente. Pero, mire usted por donde, el chaval cayó hasta el lugar 51: en brazos de los Spurs otra vez, claro. Los ejecutivos del club, según cuentan, entraron ya en un estado de euforia general con este segundo robo de la noche. Hubo muchos “high fives” y un regocijo total en su cuarto de operaciones: no era para menos.

Nando de Colo: Dos elecciones después, en el puesto 53, los Spurs eligieron a de Colo, un joven jugador francés con futuro destino en Valencia, según los mentideros. Otro hallazgo. Nando, lo hemos visto ya en el Cholet, es un jugador con muy buena mano, ciertamente brillante en el uso y en el manejo del “pick and roll” y es, desde luego, un importante futurible para los Spurs. Sin duda, dos o tres temporadas en una competición europea fuerte le pueden venir muy bien a Nando para crecer como jugador y recalar en la NBA ya más maduro y más hecho.

En resumen, que unos cuantos años después de aquel “en el puesto 58, los Spurs eligen a Manu Ginobili procedente de Argentina”, los Spurs de San Antonio lo han vuelto a hacer. Y, ahora, me dicen mis amigos y colegas tejanos, quieren fichar también a Rasheed Wallace en le mercado de agentes libres. Los Spurs están de vuelta otra vez. Y lo dicho: estatua a la puerta del AT & T Center para “Pop” y R. C.