La RAE, en su tercera acepción de esperpento, define la palabra como: “dicho especialmente de una escena, una imagen o una situación: Que causa espanto”. Hoy, tras lo visto en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena, urge añadir una nueva acepción: lo ofrecido por Unicaja ante Panathinaikos. Los de Joan Plaza no jugaron porque no quisieron jugar, no rindieron porque no quisieron rendir. Salieron a la pista a verlas venir y Panathinaikos aprovechó la tesitura para sumar una nueva victoria. Los de Djordjevic vencieron 58 a 76, un marcador que debió ser más abultado para evidenciar el nivel ofrecido por los de Plaza, que salieron bien airados viendo lo ofrecido.
El encuentro comenzaría con ambos equipos fríos ofensivamente, siendo Elliot Williams el primero que lograba anotar. Unicaja arrastraba los mismos problemas que en anteriores encuentros, muy espesos a la hora de generar juego, con un aumento de uso del bloqueo y continuación pero sin éxito. El mal inicio malagueño lo aprovecharía Panathinaikos, que se colocaba con seis puntos de ventaja, 2-8, en los primeros cuatro minutos de juego.
El peor signo en los primeros minutos era el silencio del Carpena, donde destacaba un reducido grupo de aficionados griegos que acompañaron a su equipo. Mediado el primer cuarto, la diferencia ya era de ocho puntos, con Pavlovic y Calathes destacados, ambos con cuatro puntos, y Joan Plaza solicitaba tiempo muerto. Por si fuera poco, la grada volcaba su enfado con un Edwin Jackson que protagonizaba una actuación bochornosa en los primeros minutos, con indecisión hasta en el bote.
Pronto rompería Panathinaikos la barrera de los diez puntos, mientras que Unicaja seguía acumulando errores, esta vez desde el tiro libre. A falta de dos minutos y medio, el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena dictaba sentencia: pitada al equipo, que perdía ya por 4 a 20, tras un robo de Calathes. Kuzminskas, hasta ese instante muy errático, anotaría un triple desde la esquina que arrancaría algunos aplausos, pero la sensación era de entrega de las armas.
Dos triples consecutivos de Panathinaikos hacían presagiar una paliza histórica, con 7 a 26 en el marcador, con el que se llegaría al electrónico. De nuevo, el público se haría notar, pero la frase más oída en el primer cuarto relacionaba “camas” con Joan Plaza.
Edwin Jackson era el primero en anotar en el segundo período, reduciendo la ventaja a “sólo” 16 puntos. El mítico “Horto Magiko” de los ultras de Panathinaikos sonaba en el pabellón, poniendo banda sonora al esperpento que ofrecía Unicaja sobre la pista. Panathinaikos ganaba porque Unicaja quería perder, porque uno de los equipos había salido a competir y el otro a verlas venir.

Kuzminskas, en un alarde de entrega, consiguió recortar la diferencia hasta los 14 puntos, a lo que respondería Djordjevic solicitando tiempo muerto. Sin más historia en el encuentro que esperar a que el tiempo pasara, una canasta de Diamantidis devolvía los 16 de diferencia, a lo que respondería Unicaja con otra tímida remontada, acallada por un dos más uno de Sasha Pavlovic. Kuzminskas era la respuesta de Unicaja, alcanzando los 10 puntos gracias a otro triple, aunque de nada servía si el rendimiento en defensa de los de Plaza no era digno de la competición.
Panathinaikos se contagió de la desgana malagueña y cometió varios errores que permitieron a Unicaja acercarse a 11 puntos (25-36, a falta de 2:51), provocando otro tiempo muerto de Djordjevic. Tras el tiempo muerto, otro pequeño arranque de Panathinaikos volvía a distanciar a los griegos a 15 puntos, aprovechando otro momento de desastre malagueño, donde Fran Vázquez erraría dos tiros idénticos, uno de ellos sin tocar aro. Al descanso, el marcador sería de 27 a 42, con Calathes como hombre destacado, gracias a sus ocho puntos y cinco asistencias.
La primera acción tras el descanso no haría presagiar un cambio de actitud por parte de Unicaja , permitiendo que Calathes anotara con facilidad. El desastre en ambos lados de la cancha se evidenciaba cada vez que caía un balón en manos de Raduljica, que hacía lo que quería con un Fran Vázquez horrible. El parcial en los primeros cinco minutos era de 11 a 6, gracias a dos triples que anotaron Nelson y Kuzminskas, pues Unicaja seguía sin realizar nada significativo en ataque, más allá de lanzar desde detrás de la línea.
A falta de cinco minutos, la diferencia ya era de 20 puntos, y si Jackson anotaba para reducir, Diamantidis respondía. Por suerte para los asistentes, James Gist ponía el espectáculo al realizar un tremendo mate a dos manos sobre Richard Hendrix, que arrancaba tímidos aplausos. El encuentro pasó a ser una sucesión de errores, obvios ante la falta de intensidad de ambos equipos, y Panathinaikos sólo necesitaba anotar de vez en cuando para seguir manteniendo su ventaja.
Con 46 a 64 al final del tercer cuarto, empezaron a verse las primeras bajas. En la grada. La gente comenzó a abandonar el pabellón con un cuarto por jugarse, ante el desastre de los locales. No cambiaría nada al inicio del último período, con Williams anotando y DeMarcus Nelson desesperando a todos los presentes. El base americano realizó un encuentro desastroso, con errores constantes en ataque.

Elliot Williams, flamante refuerzo para este Top 16 por parte de Panathinaikos, se colocaba como máximo anotador con 16 puntos, aprovechando los minutos de la basura. No había más que contar, mediado el último cuarto, más allá de intentar salvar de la quema a un entregado Jack Cooley, que recibía los aplausos del Carpena. El pívot americano se convirtió en la referencia del equipo de Plaza, lo que resume a la perfección el estado de Unicaja.
A falta de 3:20, un triple de Dani Díez colocaba a Unicaja a 16 puntos en un intento de maquillar el resultado, que merecía ser mucho más abultado. Lo mejor que podía pasar era el fin del encuentro, y así fue, con un marcador de 58 a 76 y una sonora pitada dirigida a Unicaja, tras el bochornoso espectáculo ofrecido, indigno de un club de primera categoría. Elliot Williams, con 16 puntos, fue el máximo anotador del encuentro, y junto a Calathes, (doble doble, 10 puntos y 10 asistencias) fueron lo más destacado, junto a los mates de James Gist.