Existen apotegmas en el baloncesto que perduran temporada tras temporada. Proverbios que son repetidos hasta la saciedad como aquellos padrenuestros que se memorizan bien temprano por la mañana en los colegios católicos o como esa lección de historia que olvidaste al día siguiente del examen, pero que la repetición continuada de fragmentos hacen que algunos pasajes perduren en tu memoria para siempre. Uno de ellos, que no por reiterado o vetusto deja de ser aceptado, es el que relaciona al jugador blanco con el fundamento del tiro de larga distancia. Eso tan manido de “raza blanca, tirador”. ¿Quién no ha escuchado esta máxima en el mundo de la canasta alguna vez?
Aaron Doornekamp, el alero canadiense de Iberostar Tenerife, encajaría, sin duda, en esa categorización. Un alero alto o un ala-pívot bajito (2,01 es su estatura oficial) que se maneja como un bailarín de claqué por entre la línea de tres puntos y que ha irrumpido con la misma fuerza y determinación en la Liga Endesa que su equipo, un Iberostar Tenerife al que todos califican ya de equipo revelación. Pues este alero blanco, aguerrido y fornido, al que Txus Vidorreta hace jugar mucho en la posición de 3 y menos en la de 4, es su máximo anotador en Liga Endesa, con unos promedios nunca antes vistos en su carrera europea.
Y es que, con sus 31 años de edad (03/12/85 es su fecha de nacimiento) este norteamericano con pasaporte holandés no es un recién llegado al baloncesto FIBA europeo. Al contrario, esta que transcurre es la séptima experiencia en nuestro continente de este jugador procedente de los Ravens de la Universidad de Carleton. Originario de una familia de baloncestistas, (su hermano jugó también en la liga alemana y otros dos, en la misma universidad de Ontario, de la que su tío era entrenador), acumuló galardones individuales y entorchados con su selección por partes iguales. Con 25 años, da el salto al Pallacanestro italiano, para enrolarse en las filas de todo un clásico como la Juve Caserta, donde permaneció tres años, combinados también la disputa de la Eurocup. Tras la experiencia transalpina llegó la oportunidad desde la Bundesliga alemana, primero con los New Yorker Phantoms Braunschweig y posteriormente, durante dos años, con los Skyliners de Frankfurt, con quienes se proclamó campeón de la FIBA Europe Cup la temporada pasada.
Fue en este último ejercicio en el que sus promedios sobrepasaron los dobles dígitos en puntuación por partido (11.3) y llamaron la atención de los directivos aurinegros para incorporar a un 3-4 versátil, descrito allá por el mes de junio de 2016 como “buen tirador y notable defensor, que nos podrá ayudar en dos posiciones”, cuando se hizo oficial su contratación.
Después de 20 partidos en ACB y 14 en la BCL, Aaron Doornekamp no ha dejado mal del todo a aquellos que se fijaron en él y lidera en anotación a su equipo con casi 13 puntos por partido en Liga Endesa. A día de hoy, es el segundo en promedio de triples por partido y el 13º en porcentaje, aunque nadie de los 15 primeros de la lista tira más que él. Sus rachas ya han sido noticia en santuarios como el de Badalona, donde llegó a anotar la friolera de 6 triples sin fallo en un cuarto. O en Sevilla, con una redonda actuación que le permitió ser designado como Jugador de la Jornada, en su visita al Real Betis Energía Plus.
Pero además de su idilio con la línea de tres, este aguerrido canadiense ha demostrado que no es el típico blandito que vive y muere desde el exterior. Al contrario, a Doornekamp le gusta también fajarse. A veces, hasta demasiado, cometiendo faltas eludibles por su exceso de agresividad. En cambio, sus movimientos en el poste, con los que le gusta a Vidorreta iniciar sus partidos, suelen crear ventajas para su equipo. No en vano, su estatura y envergadura le permiten generar desde el poste bajo ante aleros menos físicos que él. A su vez, las lesiones que ha sufrido el equipo en estos meses de campaña, le han dado más minutos seguramente de los previstos en la posición de 4, a partir de la cual ha podido también levantar tiros desde el pick&pop.

Y es que esa magnífica rotación de balón de la que hacen gala los laguneros y que tanta admiración provoca allá donde juega, ha sido, sin duda, una de los mayores responsables de la irrupción tan notable de Doornekamp en nuestra liga. No es que sea el canadiense un jugador de crearse sus propios tiros, pero allá de aquel defensor que le deje un mínimo de espacio, finte una ayuda o no levante la mano para puntear. Se comerá seguro tres puntos más en contra y, a estas alturas de la película, la bronca de su entrenador.
En definitiva, parece que Aaron Doornekamp ha venido para asentarse definitivamente en esta nuestra Liga ACB, a partir de una pócima exitosa que combina el acierto exterior con la agresividad de su juego, un passing game a su medida, la competitividad congénita de un jugador de basket canadiense y la madurez de un proceso de formación que tiene la pinta de haber explotado en Tenerife. Ahora que ya es conocida su fama, veremos que nos depara de aquí a final de temporada el aguerrido tirador blanco de Ontario.