La 4ª mejor marca en anotación (16 puntos por partido), 3ª en rebotes (7.87 por partido), mejor promedio en tiros de 2 (141/252, un 55.95%) y 3º en tiros libres, 2ª mejor marca en valoración (18.3 por partido). Son los números del center de Michigan, el pívot del Banca Cívica, que a estas alturas ha demostrado ser un titán, un gigante que ha terminado por convertirse en el principal referente del equipo sevillano. Una codiciada pieza para cualquier equipo de Euroliga y con la mirada puesta todavía en la NBA. Y más ahora que ha entrado en la lucha directa e individual por alzarse como MVP de la liga, compitiendo con estrellas como Joel Freeland, Sergio Llull, Erazem Lorbek o Mirza Teletovic.

Es indudable que Davis tiene talla de gigante. Imparable desde que llegó a nuestra liga, su 2.11 de altura puede hacer auténticos estragos en las zonas rivales, atraído además como un imán hacia el aro. No en vano, tras 26 jornadas disputadas es el 9º jugador que más mata de la competición, y a este talento se le suma su buen tiro de lejos, curiosamente uno de sus principales recursos en las dos campañas que lleva en Sevilla.  Sus virtudes ofensivas son indiscutibles.

La otra cara de la moneda ejerce el contrapeso. Es indiscutible que Davis no es el mejor defensor de la ACB, algo que se confirma a medida que lo aprovechan los interiores rivales del Banca Cívica partido a partido. Es algo totalmente asimiliado en Sevilla, que complica los "momentos calientes" (la necesidad de mantener en pista a los mejores jugadores y ofrecer sólidas defensas) y a lo que Joan Plaza se ha referido varias veces, señalando desde el principio el carácter de foward ("atacante") con que llegó el jugador. Si sus capacidades en ataque lo avalarían para cualquier proyecto de equipo, el problema aquí está en el tipo de juego que requiere el entrenador catalán desde hace con éste tres años, por el que, ante todo, todos tienen que defender, y ha traído también sus complicaciones con otro talento ofensivo como es el de Carl English.

Sin embargo, su auténtico punto débil, cada vez más expuesto, está en las faltas. A estas alturas de competición, el americano es el jugador que más faltas comete, con una media de 3.75 por partido, un total de 90 (tras 26 jornadas). La temporada pasada fueron 113 faltas para 6 expulsiones, y ésta ya ha sido eliminado 8 veces. Y sin embargo, el problema no está tanto en las expulsiones como en la participación: aún siendo el máximo anotador y mejor valorado del equipo sevillano, uno de los jugadores más determinantes de la liga, tiene una media de 23 minutos en pista, teniendo en cuenta el reparto más o menos equilibrado de minutos por el que apuesta su banquillo, superado por Txemi Urtasun (24) y Luka Bogdanovic (26). Por contra, sus principales competidores en otros equipos pasan los 30, como son Teletovic en Caja Laboral (32), Ivanov en Lucentum Alicante (30.5) o Hettsheimeir en CAI Zaragoza (30.29).

Esta participación se puede entender con la necesidad de mejorar la defensa interior de Banca Cívica a medida que se desarrollan los partidos, pero también de proteger al jugador (de nuevas personales, pero también de sí mismo) como ocurrió por ejemplo , donde se cargó rápidamente y fue la buena labor de equipo la que terminó llevándose el partido (terminaría con 17 minutos y 9 puntos). 

Sobre esta situación, Joan Plaza declararía tras jugar en Fuenlabrada: "Hay cuestiones que a todos nos marcan. Que sea el jugador que más faltas comete genera a veces estereotipos y una inestabilidad con la que te pitan faltas con una facilidad que no corresponde a lo que has hecho, pero llevas una historia detrás que dice que eres el jugador más guarro del campeonato. Hay que mejorar eso". Los técnicos del conjunto sevillano intentan paliar estos problemas, y ya en defensas se ha podido ver a Davis más centrado. Tal vez la mejora está en el aspecto psicológico, que le permite evitar la ansiedad, caer de inmediato, aunque sigan las carencias. 

La pasada jornada ante el Gescrap Bizkaia volvió a pasar, y Davis no pudo terminar de entrar en el partido. A este respecto, Plaza pareció mandarle un mensaje en la rueda de prensa posterior mientras hacía autocrítica: "hemos de tener el mayor número posible de minutos a nuestros mejores jugadores en la cancha". Contundente llamada de atención que se salía del guión habitual: el trabajo que se lleva a cabo con el jugador y (aquí el debate) la consideración del arbitraje hacia el jugador por la que cabría preguntarse si, teniendo claro el origen, actualmente se trata del huevo o la gallina.

En cualquier caso, se trata de un detalle que no pasa desapercibido en la Liga Endesa y pone un pero al gigante, ese mítico talón que limita el enorme talento que tiene para morder. Capacidades incendiarias que pueden quedar en nada a través de un marcaje con cabeza. El trabajo que queda por delante, del cuerpo técnico pero ante todo del propio jugador, podría determinar su carrera a la hora de afrontar nuevos retos, pero ante todo impulsarlo como algo más que un hombre de ataque: la diferencia entre el pívot y el gigante.