No ha sido, ni mucho menos, tan mediática como el lockout de propietarios y franquicias que retrasó varios meses el inicio de la temporada 1998-99, pero sin duda la "huelga" de los árbitros de la NBA ha dado más de un quebradero de cabeza a David Stern. Por suerte para todas las partes, la solución a este conflicto laboral parece estar prácticamente cerrada a falta tan solo de la votación de los 57 miembros que componen la NBRA, máximo organismo de representación de los colegiados de la Liga.
Pongámonos en antecedentes. El pasado 1 de septiembre finalizaba el convenio colectivo que había dictado la situación laboral y salarial de los árbitros en los últimos cinco años. Tocaba negociar un nuevo convenio, esta vez en el marco de la crisis económica que nos afecta a todos, incluida la aparentemente todopoderosa NBA, que lleva varias temporadas sufriendo pérdidas económicas millonarias. El comisionado David Stern sabía que la negociación con el comité arbitral iba a ser dura, y las posturas estuvieron distantes desde el inicio. Los árbitros (conscientes de la situación financiera de la Liga) aceptaron en principio que se les congelara su salario de cara a la temporada que viene, pero no transigieron con algunas de las otras propuestas de la NBA, que pasaban por eliminar ciertas dietas de viaje y por reducir las pensiones de los colegiados con menos de diez años de experiencia una vez retirados; así como con la idea de la Liga de utilizar en algunos partidos oficiales a colegiados de la D-League y la WNBA.
El propio Stern y el portavoz de la NBRA Lamell McMorris hicieron público su desencuentro a mediados de septiembre, acusándose mutuamente de mala fe en las negociaciones y de ocultar a la prensa algunas de sus exigencias para hacer quedar mal a la parte contraria. Con las negociaciones rotas, la NBA optó por presionar de la mejor manera que podía: utilizando a árbitros "de reemplazo" (la mayoría reclutados de la Liga de Desarrollo) para dirigir los partidos de pretemporada, e incluso amenazando con seguir contando con ellos en los encuentros de la Regular Season si no se llegaba a un acuerdo.
Así, los partidos de la pretemporada han sido arbitrados por colegiados con poca experiencia en el más alto nivel. Aunque no ha habido incidentes destacables (si exceptuamos el espectáculo de Pini Gershon en el Madison hace unos días), sí es cierto que se ha notado que se señalaban más faltas personales y que se dejaba jugar menos de lo habitual. Es más, tres entrenadores de la NBA (Lionel Hollins, Larry Brown y Stan Van Gundy) han sido multados por criticar públicamente a estos árbitros de reemplazo.
Sin embargo, con la Regular Season a la vuelta de la esquina (la acción empieza el martes 27), parece que las posturas se han acercado lo suficiente como para hablar del fin del conflicto. El New York Times fue el primero en hacerse eco de que la NBA y la NBRA estaban a punto de firmar un nuevo convenio colectivo. A falta de saber los pormenores de ese convenio (y de saber en qué puntos han acabado cediendo los árbitros), sí ha trascendido que el convenio será por dos años y no por cinco, con la esperanza de renegociarlo cuando la situación económica global sea más favorable.
Este viernes se harán públicos los detalles del acuerdo, pero todo parece indicar que la temporada 2009-10 dará comienzo con los árbitros habituales y no con los de reemplazo. Una noticia que celebran todos los jugadores y entrenadores de la NBA y que de nuevo deja patente la capacidad negociadora del Sr. Stern.