La próxima hornada de novatos centra básicamente su atención en lo que pueden hacer dos hombres. De Blake Griffin, número 1 elegido por Los Angeles Clippers, no se duda en absoluto y todo apunta a que acabará como ganador del ROY a poco que su adaptación a los pross resulte exitosa. Todas las dudas habidas y por haber se centran en la figura del número 2 del pasado draft, el tanzano Hasheem Thabeet, la última gran esperanza africana. El affaire Rubio colocó al jugador formado en UConn en una posición envidiable dentro del draft pese a que esta apuesta es la que más connotaciones futuras acarrea de entre todos los compañeros de promoción.
Sus 2.22 metros de altura, 120 kilos y excelentes cualidades defensivas no son, sin embargo, un aval de triunfo. Iniciado en el baloncesto a la edad de 15 años, Thabeet fue descubierto en unos juegos africanos lo que le llevó en su año sénior a cursar estudios en la Christian High School de Houston. Jim Calhoun lo reclutó para los Huskies de la Universidad de Connecticut, donde ha permanecido tres años llevando a su universidad a su primera Final Four desde el 2004. Sus números han ido mejorando temporada a temporada y al término de su relación con los Huskies promedió 13.5 puntos, 10.7 rebotes, 4.2 tapones y un 64% en tiros de campo. Ese nivel de mejora es lo que le genera un optimismo que, por el contrario, se ve rodeado por un alto grado de escepticismo por todo lo que se espera de él. Durante todo el verano ha estado trabajando duro; tanto a nivel físico –mejorando su masa muscular- como ampliando su reducido abanico de movimientos ofensivos.
Thabeet y los valedores de esta gran apuesta de futuro, los Grizzlies, no quieren que el gran proyecto africano se diluya en un par de temporadas. El sucesor de Olajuwon y Mutombo sigue sin consolidarse pese a que son muchos los que lo han intentado, sin suerte. Es el caso, por ejemplo, de DeSagana Diop (número 8 del drat del 2001 por los Cavs) o Mouhamed Sear Sene (número 10 por los Sonics en el 2006).
De comerse la NBA a Francia
Mientras el primero sigue sobreviviendo en la NBA pese a estar muy lejos de lo que demostró en Oak Hill, el segundo ha decidido tirar la toalla y emprende una nueva andadura en la Pro A francesa comprometiéndose con el Hyères Toulon Var Basket, donde coincidirá con el ex LEB, Thomas Terrell y el reboteador francés Vincent Masingue.
La historia de Sene sigue los mismos derroteros iniciales que la de la mayoría de big man africanos. Empieza a jugar a los 16 años en Senegal hasta que es descubierto por el agente Bouna N’Diyae que lo recluta para la SEED Academy de Thies, en Senegal, localidad natal de Sene, fundada por el director de scouting para Africa de los Dallas Mavericks, Amadou Fall. A diferencia de Thabeet, la carrera del senegalés se enfocó en Europa, concretamente en el baloncesto belga donde empezó a despuntar en la segunda división lo que le llevó a fichar por el Charleroi y, posteriormente, el Verviers Pepinster, donde hizo un par de buenas actuaciones que permitían seguir confiando en él como un proyecto de futuro siendo sus promedios de 4 puntos, 5.2 rebtes y un tapón en 12 minutos por partido. Pívot ágil, gran envergadura, facilidad para el rebote y el tapón pero con escasa capacidad ofensiva. Ese fue, en resumen, el informe de su participación en el Eurocamp de Treviso pero sus 15 puntos, 6 rebotes y 9 tapones (igualando el récord de Garnett) en el Nike Hoop Summer de Memphis le catapultaron a la décima posición del draft del 2006.
Los Seattle Supersonics -un equipo con urgencias en el puesto de cinco pero con un historial nefasto a la hora de encontrarlo- era el encargado de introducirle en el gran circo. En la NBA no tuvo tiempo para seguir aprendiendo y, por ende, progresar. ¿Su aportación a la gran liga? 2.2 puntos, 1.6 rebotes, 0.4 tapones y cinco minutos de media en tres temporadas repartidas entre Seattle, Oklahoma y New York. Eso sí, disfrutó de 10 buenos partidos la pasada temporada en el limbo de la D-League con 10 puntos, 10.4 rebotes y más de 3 tapones de promedio pero que no le sirvieron nada más que para jugar 6 minutos con los Knicks. En las dos anteriores también jugó para los Idaho Stampede con buenos guarismos aunque no tan determinantes. También le sirvieron poco.
Olajuwon, ¿garantía de éxito?
Thabeet tiene a su favor el haberse formado tres años en una de las universidades más prestigiosas, como en su día hicieron Mutombo (Georgetown) y Olajuwon (Houston). Precisamente el mítico jugador nigeriano se ha convertido en estos días en el mentor de Hasheem. The Dream le está impartiendo un curso acelerado de movimientos ofensivos que tan buen resultado tuvieron la temporada pasada en Yao Ming. El tanzano pasó de 10.5 puntos en su temporada sophomore a 13.6 puntos en su año junior pero las estadísticas indican que en torno a un 70 % de sus puntos fueron conseguidos en situaciones muy ventajosas con respecto a su defensor siendo el mate el principal arma utilizada. El precedente de saltarines africanos con gran envergadura pero nulo ataque hace que las franquicias se fíen cada vez más de este tipo de jugadores aunque la apuesta por Thabeet es más fiable que la que se haya podido hacer po los atléticos africanos y , porqué no, también de los franceses (Petro, Mahinmi, Ajinca). La elección de Olajuwon como compañero de baile permitirá a Thabeet alimentar un raquítico arsenal ofensivo. Las clases magistrales impartidas por Pat Ewing sobre Dwight Howard, Abdul-Jabbar sobre Pau Gasol o el propio Hakeem con Yao Ming han obtenido un resultado positivo. ¿Pueden empezar a soñar los Grizzlies con la dupla Gasol-Thabeet en un par de años?