Elaborar una lista con los mejores jugadores de la historia es tarea ardua y, probablemente, muy polémica. Es muy complicado contar al 100% con una objetividad estricta, y nuestro subconsciente siempre hará que nuestros gustos guíen nuestras elecciones, aunque tratemos de evitarlo. Pero como con todo, cuanto más se reduce el campo a estudiar más se simplifica la hipótesis y la posterior ejecución de la demostración, lo que nos ha llevado a analizar cada franquicia de manera individualizada, creando un serial con los 30 mejores jugadores de la historia… contando con un individuo por franquicia. Hoy llega el turno de los Brooklyn Nets y su pasado en Nueva Jersey, una franquicia de tradición perdedora que ha tenido en su mejor hombre a Jason Kidd.

EL RESUMEN DE SU CARRERA

Nueva Jersey nunca fue un lugar demasiado apreciado por las estrellas de la NBA. En el área metropolitana de Nueva York, el estado que vive a la sombra del skyline de la Gran Manzana vivió su mejor época bajo la batuta de Jason Kidd. Nacido en San Francisco, ya destacaba desde el instituto, a pesar de lo cual decidió quedarse en una universidad de gran prestigio académico, pero escaso a nivel deportivo, los Golden Bears de la Universidad de California en Berkeley, a pocos kilómetros de la ciudad en la que creció, la problemática Oakland. Allí lideró a su equipo durante dos años, al término de los cuales decidió presentarse al draft.

En 1994 llegó a la NBA para destacar desde el primer día. Los Dallas Mavericks fueron su primer equipo, donde hizo grandes números y dejó muy buenas sensaciones individuales, pero no consiguió llevar al equipo a grandes cotas. Contra todo pronóstico, la gerencia de Dallas no tuvo paciencia con su joven promesa (y su errático tiro) y traspasó al joven Kidd a Phoenix, donde comenzó a ser considerado uno de los mejores bases del país, opinión que muchos tenían incluso por delante de grandes directores de juego como Gary Payton y Tim Hardaway.

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Pero en Phoenix tampoco tuvo a los compañeros indicados para el asalto al anillo. Kidd llegó en la temporada posterior al traspaso de Charles Barkley y, aunque individualmente su rendimiento fue impecable, no logró en ningún momento situar a los Suns en la candidatura al título. Tras varios años de escasos progresos, Kidd fue finalmente traspasado a Nueva Jersey en el verano de 2001, a cambio de la estrella del equipo, un Stephon Marbury que no había llevado a los playoffs a los Nets en las últimas tres temporadas.

Y Kidd cambió la historia. Con un equipo en el que destacaban Kenyon Martin, Kerry Kittles y Keith Van Horn, pero carentes de un líder en pista, consiguieron mejorar en 26 victorias su registro del año anterior. Tras unos playoffs en los que aprovecharon la carencia de una referencia en el Este tras el bajón de los Sixers, los Nets se metieron en sus primeras Finales de la NBA, en las que fueron barridos por los Lakers de Shaq y Kobe.

El año siguiente se repitió la historia. La temporada regular fue un poco peor, pero los Nets arrasaron en los playoffs del Este. En las finales esperaba San Antonio, que sufrió para derrotar a los Nets en seis partidos. Mucho se especuló toda esa temporada sobre una salida de Kidd a los propios Spurs, pero finalmente acabó renovando por el equipo al que llevó a dos finales seguidas.

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Pero en las siguientes temporadas el éxito no se repitió. Cuatro apariciones consecutivas más en playoffs en las que no llegaron ni a las Finales de Conferencia acabaron hartando a Kidd, que pidió el traspaso y fue enviado a Dallas.

En Texas , con un rol menos estelar, se acabó convirtiendo en el perfecto complemento de Nowitzki. Con un mejorado tiro y una menor incidencia en la toma de decisiones, Kidd aportó su granito de arena al anillo de 2011, el único que luce. Tras una temporada de despedida en los Knicks, dejó la NBA uno de los mejores bases de las dos últimas décadas.

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¿POR QUÉ ES EL MEJOR JUGADOR DE LA HISTORIA DE LA FRANQUICIA?

En el caso de los Nets, la elección es sencilla. Kidd es el líder en asistencias (4620), robos (950) y triples (813), pero además, en sus seis temporadas y media en la franquicia, esta consiguió salir de la mediocridad que tradicionalmente le ha acompañado. Kidd puso a los Nets en el mapa y lo hizo con un equipo muy similar al que tenían en años anteriores, lo que habla de la tremenda repercusión que tenía en la cancha. Tras la marcha del base, los Nets volvieron a encadenar varias temporadas sin playoffs, exactamente igual que en los años anteriores a su llegada.

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COMPLETAMOS EL PODIO DE LEYENDAS DEL EQUIPO

Durante nueve temporadas, Brook Lopez fue la estrella interior de los Nets. Un gran anotador que ha ido cambiando su juego, ya que pasó de ser un interior de movimientos al poste al moderno pívot que tira más triples que lanzamientos de dos. Es el máximo anotador de la historia de la franquicia (10444) y la referencia anotadora incluso en los años de Pierce y Garnett.

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Para el tercer puesto dudé entra varios jugadores. Vince Carter tuvo muy buenos años en Nueva Jersey y Buck Williams es histórico por sus estadísticas, pero por la relevancia en los resultados colectivos me quedo con Richard Jefferson. Un alero multiusos que llegó como un especialista defensivo, pero con el paso de los años fue ampliando su rango de tiro hasta convertirse en una importante amenaza, tanto que llegó a promediar más de 20 puntos por partido en dos temporadas. Un jugador infravalorado, de los que todo entrenador quiere para su equipo.

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