Una de las situaciones más extrañas de la liga ha sido la vivida por Jahlil Okafor en las últimas temporadas. Tras tres temporadas en la NBA con muchas más sombras que luces, el pívot de 22 años no encontraba equipo hasta que finalmente fichó por los New Orleans Pelicans con un contrato mínimo parcialmente garantizado de dos años. Tendrá difícil hacerse un hueco, puesto que a pesar de perder a DeMarcus Cousins, los de Lousiana han incorporado a Julius Randle y también cuentan en su juego interior con Anthony Davis y Nikola Mirotic.
El pívot de origen nigeriano era uno de los mejores prospects de todo Estados Unidos en su época de instituto, que año a año iba cumpliendo etapas en las que no dejaba de mostrar un talento inigualable al poste bajo y unas condiciones anotadoras como no las había en el baloncesto de hoy en día, tan basado en la anotación desde el juego exterior. Reclutado por la prestigiosa Universidad de Duke, su año escolar fue muy destacado. Siempre en las quinielas para ser el número 1 del draft de 2015, acabó conquistando el título y promediando 17,3 puntos y 8,5 rebotes. Finalmente, fue seleccionado por los Sixers en el número 3, equipo que parecía ideal para él. Si bien los de Pennsylvania se hallaban en el pozo de la NBA, era un lugar en el que se confiaba en los jóvenes y se les permitía mucho margen de error, puesto que El Proceso no buscaba victorias inmediatas, sino la maduración de los jóvenes talentos elegidos en el draft. Además, la gran esperanza de los Sixers, Joel Embiid, elegido un año antes que Okafor, se iba a perder otra temporada entera por culpa de las lesiones.
Okafor tuvo una buena temporada rookie, en la que promedió 17,5 puntos y 7 rebotes. Sin embargo, ya dejaba ver los primeros síntomas que le iban a pasar factura en años posteriores. En primer lugar, su endeblez defensiva era exagerada. Los Sixers eran más vulnerables con Okafor en pista (108,7 de ratio defensivo) que sin él (105,4 de ratio defensivo) y se circulaba menos el balón con su presencia en pista (19 asistencias por cada 100 posesiones con él y 22,9 sin él). Además, los problemas de lesiones empezaron (jugó 53 partidos) y los Sixers solo consiguieron ganar 10 partidos, en una temporada en la que las críticas por el tanking que practicaban fueron más duras que nunca.
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En su segunda temporada, la situación de Okafor empeoró gravemente debido a la explosión de Joel Embiid, quien acaparó todos los titulares en Philadelphia. Sin embargo, debemos recordar que en aquel curso el camerunés solo pudo disputar 31 partidos y Okafor no supo aprovechar su oportunidad. En la pasada temporada, la definitiva explosión de Embiid arrinconó a un Okafor que solo fue alineado en 2 partidos. Con 21 años y absolutamente estancado, el pívot fue finalmente traspasado a los Brooklyn Nets, donde parecía que tendría una oportunidad debido a la mala situación del equipo. Sin embargo, las sensaciones volvieron a ser las mismas y Okafor solo pisó el parqué en 26 partidos, en los que promedió 12,6 minutos y 6,4 puntos. Por el camino fue dejando las habituales sensaciones, un ratio defensivo altísimo con él en pista (115,9) y el ritmo más bajo de todo el equipo (96,17 posesiones por partido)
— Alex Mon (@AlejandroMon1) 10 de agosto de 2018
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A pesar de estas sensaciones, parecía que Okafor tendría varias ofertas sobre la mesa en esta agencia libre. Sigue siendo un jugador muy joven con gran margen de mejora (cumple 23 años en diciembre) y su talento al poste bajo está fuera de toda duda, lo que le hace ser una fuente de puntos solo con meterle balones al poste. Pero el cambio de juego que está experimentando la NBA ha perjudicado enormemente a un jugador que le ha tocado vivir en una época que no es propicia para jugadores como él. Las estadísticas avanzadas no favorecen a los posteadores, puesto que los porcentajes de tiro no suelen superar el 50% en las situaciones de posteo, lo que hace que sean ataques menos eficientes que el triple o el corte. Así, la principal virtud de Okafor no es del gusto de los entrenadores de hoy en día, que prefieren que sus pívots se abran para el tiro de tres y generen espacios para sus compañeros.
La evolución de la NBA ha hecho que jugadores del talento de Okafor no tengan sitio en ella. En esta pretemporada hemos podido ver al pívot entrenando sus tiros de media distancia, aspecto en el que un pívot debe ser una amenaza si quiere sobrevivir en la NBA de hoy en día. Veremos el sitio que ocupa Jahlil Okafor en la rotación de los Pelicans, pero si le respetan las lesiones, logra ampliar su rango de tiro, cuida los despistes defensivos y aprovecha las situaciones de poste bajo es muy probable que su estrella vuelva a brillar y tenga una carrera respetable en la NBA.