Corría el año de 1988 cuando el nombre de Mayce Edward Chistopher III, más conocido como Chris Webber comenzó a sonar en los mentideros de los servicios de reclutaje del baloncesto universitario americano.
Durante el verano, un chaval de 15 años y apenas dos metros, procedente de un instituto privado situado en las afueras de Detroit, un manchild disciplinado, físicamente imponente y dotado de una agilidad asombrosa había dominado en los campeonatos nacionales sub 15 de la AAU, erigiéndose en el mejor jugador de su añada, claramente por encima de los demás.
Ya se hablaba por entonces del mejor jugador salido del estado de Michigan desde que en 1977 un chaval llamado Earvin Johnson llegara de Lansing Everett a los Spartans de Michigan State, por encima de vacas sagradas de la High School del estado como Derrick Coleman o Terry Mills.
La universidad de Michigan, finalmente se hizo con los servicios de Webber tras una dura batalla con Michigan State, que parecía llevar ventaja al inicio, Duke, North Carolina y un innumerable grupo de universidades de primer nivel, y con ello el término Fabulous Five ingresó en el particular vocabulario del mundo de baloncesto, para hacer mención a la mejor recruiting class jamás captada por un programa universitario.
Junto al propio Webber, el pívot Juwan Howard y el swingman Jalen Rose eran unánimemente reconocidos como miembros del mejor quinteto nacional de la High School en ese año, y los exteriores Jimmy King, un top 15, y Ray Jackson , top 50, ambos procedentes de Texas, completaban un quinteto de ensueño.
Al frente del grupo, Webber, que ya andaba por los 6-9 ½, venía de firmar un año esplendoroso, con actuaciones estelares en el Dapper Dan Roundball Classic de Pittsburgh, donde anotó 22 puntos y fue nominado MVP del Este, la victoria del Michigan AAU contra el combinado junior de la Unión Soviética, el campeonato sub 19 de AAU celebrado en Tallahasee, donde anotó 38 puntos para liderar al equipo de Detroit en su triunfo en el partido final, y, sobre todo, el McDonald,s All America, en el que con una impresionante actuación, 28 puntos y 12 rebotes, con 14-19 en tiros de campo, fue nominado MVP, anotando la canasta decisiva a 16 segundos del final.
No solo destacaba en la cancha el chaval, sino que era un aplicado estudiante, miembro del equipo de ajedrez y de diferentes asociaciones estudiantiles, con una declarada vocación por ser escritor.
El equipo blue and maize, era el lugar perfecto para alojar al quinteto de freshman, pues con la marcha de Demetrius Calip, los líderes eran dos jugadores mediocres como el base Michael Talley y el pívot de 7 pies Eric Riley, un jugador blando que apenas superaba los 10 puntos por partido.
Desde el principio Steve Fisher apostó por los novatos, y los wolverines fueron creciendo hasta llegar, contra todo pronóstico mostrando un aplomo impropio de su condición y edad, a la Final Four de Minneapolis, después de superar cuatro partidos muy ajustados y sorprender en las finales regionales al favorito de su zona, Ohio State, uno de los rivales más encarnizados en la Big Ten Conference.
Ya en Minnesota, Michigan supera a la correosa Cincinnati de Nick Van Exel y Herb Jones, con actuación estelar de Webber (16 puntos y 11 rebotes) para jugarse el título ante los campeones vigentes, los Blue Devils de Duke.
Michigan plantó batalla hasta bien entrado el segundo tiempo, pero al final, la calidad y veteranía de los Bobby Hurley, Christian Laettner, Grant Hill y cía fue demasiado para unos chavales de apenas 19 años, y el título marchó para Durham.
Webber y sus compañeros de promoción decidieron quedarse en Ann Arbor con una misión clara: alcanzar el anillo colegial, sólo ese objetivo colmaría sus aspiraciones.
El camino a la Final Tour de New Orleans fue más o menos sencillo para Michigan, con excepción del partidazo en segunda ronda ante UCLA, que acabarían venciendo en la prórroga por 86 a 84, amparados en los 27 puntos y 14 rebotes del astro de Detroit, y en semifinales nacionales Webber 27 y 13- y su equipo superan a los Wildcats de Jamaal Mashburn, 26 y 6, por un ajustadísimo 81 a 78..
La final con North Carlolina, el que debía ser momento cumbre de su carrera colegial, sin embargo representa uno de sus más amargos recuerdos, acaso una de las claves para comprender el porqué de la carrera frustrada de este hombre predestinado a la más alta gloria.
El partido llega igualado a los momentos decisivos, gracias al increíble acierto del escolta de los Tar Heels Donald Williams, quien se va a los 25 puntos, con 8 de 12 en tiros de campo y 5 triples.
Un tiempo muerto, que Michigan no tenía, pedido por Webber a falta de escasos segundos del final, priva a los Wolverines del ansiado cetro universitario, y la infausta decisión ya quedará como una de esas jugadas tontas que periódicamente se airean cuando las cadenas de televisión preparan especiales de la historia del March Madness.
Un baldón que no nos puede nublar el juicio sobre la más que brillante carrera universitaria del ala pívot de Detroit, dos finales en dos años, con cifras deslumbrantes y una capacidad de liderazgo encomiable.
Con apenas 20 años, Webber es elegido nº 1 del draft de 1993 por Orlando Magic, que lo traspasaría a Golden State Warriors, comenzando de esta manera su aventura profesional.
La carrera de Chris Webber (III): Sacramento, la etapa de oro