Por tercera ocasión en los últimos cuatro años los Spurs han derrotado a los Suns. En el 2005 fue en las finales del oeste, el año pasado en la segunda ronda, y este curso en la primera, necesitando únicamente cinco partidos para ganar 4-1. Nuestros colaboradores nos dan sus apuntes sobre lo sucedido en la eliminatoria

Xesús Serrano

“This is the end, beautiful friend / This is the end, my only friend, the end / It hurts […]”
Parece que se acaba un ciclo, y veremos quiénes salen con más heridas en los próximos días, semanas o meses. No deja de ser curioso que un equipo que ni siquiera ha llegado a las finales haya cambiado tanto el baloncesto que se practica, como sucede hoy en día con los Suns.
Creo que, más allá de las habilidades de Parker y Manu para romper la defensa a través de un aclarado y un bloqueo en el tiro libre, de la calidad de Duncan y su acierto en el triple milagroso, del robo increíble de Bowen en el último encuentro, o del Hack a Shaq, la clave ha sido la confianza. Hemos visto a un equipo tensionado y angustiado en los momentos finales frente a otro con las ideas muy claras. Y eso creo que es, en gran parte, responsabilidad del entrenador, y el principal error de Mike en los últimos años, presionando quizás en exceso a sus jugadores.
A pesar de lo que se dirá estos días, sí creo que acertaron los Suns con la incorporación de O´Neal, y se ha visto perfectamente cuál era su cometido, que pienso ha cumplido con dignidad, pese a ser perfectamente castigado en las penetraciones por los Spurs aprovechando su lentitud. Más duro se hace hablar de un Nash que ha desaparecido pese a un inicio de serie al nivel de años anteriores, de un Amare que ha vuelto a dejar muestras de un enorme desconocimiento del juego y de una torpeza gigantesca, de un Hill que casi no ha podido disputar la serie, de un Barbosa con un rendimiento muy por debajo de lo esperado, de un Bell excesivamente estático y apático en los primeros partidos,…, y pocas son las buenas noticias en Arizona. Quizás la recuperación de un Boris Diaw que parecía perdido para la causa desde el 2006, y sobre el que D´Antoni hizo girar el equipo en la parte final de la eliminatoria, con muy buen rendimiento. Por cierto, es difícil que algún equipo consiga jugar en las próximas semanas al nivel de los Spurs en el tercero de la serie, menuda exhibición. Aunque todos recordaremos durante años el primero.

Andrés Monje

Decía Steve Kerr que al término de esta Serie de PO podría decirse si realmente es un genio o un imbécil, por todo lo relacionado con el traspaso de Shaquille. No creo que llegue a ninguno de los dos extremos, pero la apuesta definitiva por el “ahora o nunca” de los Suns parece haber llegado a su fin incluso antes de partir. La eliminatoria más atractiva de toda la Primera Ronda ha acabado de forma mucho más rotunda de lo que todos esperábamos. El ‘efecto Shaquille’ no ha sido tal, y los Spurs han vuelto a demostrar que en los momentos de la verdad hay –y ha habido- pocos equipos como ellos.
San Antonio ha sido demasiado equipo para unos Suns previsibles, donde Nash ha sido menos Nash de lo que acostumbraba –por supuesto influenciado por la constante actividad de Bowen-, y donde se vio que no existe una fórmula eterna y eficaz contra Duncan, por mucho que uno la pueda buscar. No sabemos cuántos y qué tipo de cambios habrá en Arizona en los próximos meses, pero el proyecto de D’Antoni, impotente durante toda la Serie, corre un serio peligro.
En San Antonio, lo de siempre. Para qué cambiar si algo funciona tan bien. Su trío estelar cumple cómo y cuándo debe, y la escuadra de guerreros que cubren sus espaldas se presenta siempre efectiva. Los de Popovich siempre llegan como deben al momento preciso, y uno no sabe cómo lo logran, pero siempre lo hacen acaparando menos favoritismo del que debieran. La realidad es que, un año más, los Spurs vuelven a estar ahí. ¿Serán capaces los ‘imberbes’ Hornets de hacer temblar los cimientos del gigante?

Meej

Es triste ver a un buen equipo pegar el gatillazo. Pasó con los Blazers, pasó con los Kings y ahora pasa con los Suns. Hubo un tiempo en el que hubiera parecido una locura predecir que un día veríamos a Mike D’Antoni cuestionado, a Steve Nash desvencijado a Amare Stoudemire intrascendente y a la hinchada sin una conspiranoia que llevarse a los blogs. Pero hoy a eso se suman un Shaquille O’Neal lejos de su antiguo nivel y un Grant Hill al que se le han ido a caer las ruedas en el peor momento, más la ya clásica cortedad del banquillo de Phoenix. No los recordéis así, por favor. Enfrente, unos Spurs menos elegantes y menos ajustados que en otras épocas, con Bowen y Ginóbili al trantrán, pero propulsados por Tim Duncan y un Tony Parker inconmensurable han pasado por encima de los impotentes Suns, que sólo lograron la honrilla de evitar la barrida. Ha sido una serie bonita, sobre todo el primer partido, pero no ha bastado para borrar la duda sobre los Spurs. Bueno, un poco sí.

Gabriel Muela

Phoenix tenía ganada su serie particular con San Antonio en temporada regular, a esto había que sumar la llegada de Shaq, que últimamente estaba más adaptado a su rol. Posiblemente fuera la última oportunidad de un equipo y un entrenador con una forma muy especial de ver el baloncesto, y les volvió a salir cruz contra los Spurs. Al igual q Dallas y Denver, Phoenix debe plantearse bastante cosas este verano, pero todo indica que se ha acabado un ciclo. ¿San Antonio? Bien, gracias. Ellos a lo suyo, 4-1 y que pase el siguiente. Manu enchufadísimo, Parker igual, Duncan en su línea… Vamos, lo habitual a estas alturas de temporada en los últimos años.