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Hay ciertos equipos que, al no tener la suerte de contar con una superestrella que marque diferencias, consiguen formar un bloque sólido en base a una o dos “cuasi-estrellas” y un buen puñado de jugadores de rol. Los Miami Heat pasaron de disfrutar de la omnipresente influencia de LeBron James, uno de los mejores jugadores de la historia y en permanente prime, a abrazar la definición de ese tipo de equipo arriba mencionado. Tras la marcha de James, el progresivo apagón de Wade y los devastadores problemas físicos de Chris Bosh, la franquicia optó por operar despacio y escribir con buena letra.
El panorama en Florida ha cambiado mucho desde los años del Big Three. No hay individualidades, sino un sentimiento colectivo: la calidad incisiva de Goran Dragic, la intermitente presencia de Hassan Whiteside, la brega de James Johnson, la efervescencia de Dion Waters y la irrupción de los más jóvenes. Elementos que por separado serían insuficientes para cualquier aspiración, pero que juntos congenian y se convierten en indivisibles. Todo vigilado por la voz de la experiencia, la de Dwyane Wade, el hijo pródigo de la ciudad que regresó a mitad de la temporada pasada.
El verano en Miami
Tras acabar en sexta posición del Este la pasada temporada y no poder con Philadelphia en primera ronda, los Heat han optado por mantener apenas intacta la plantilla. El culebrón Butler, aún en desarrollo, ha estado a punto de alterar este equilibrio (Miami ha sido uno de los equipos que más ha sonado para hacerse con el jugador), pero todo apunta a que el equipo está cerrado. No encontramos jugadores nuevos en la plantilla, y los que la han abandonado, como Jordan Mickey o Luke Babbit, no son bajas demasiado sensibles. Bajo el sol de Florida se sigue apostando por la continuidad.
Estrella
A todos nos gustaría que aquí apareciera Hassan Whiteside. Eso significaría que su progresión no se habría cortado. Lamentablemente, eso es lo que ocurrió la pasada temporada: el pívot, que sigue sin controlar su carácter y sus problemas de actitud, firmó 14 puntos y 11.4 rebotes por partido esta última campaña, por los 17 y 14.1, respectivamente, de la 16/17. Además, el equipo ha mostrado frecuentemente signos de jugar mejor sin él en pista. De momento se ha quedado en un pívot solvente, pero reacio a recorrer el margen de mejora que aún tiene por delante.
El puesto de estrella corresponde a Goran Dragic. El esloveno es uno de los veteranos de la plantilla y ha encontrado la estabilidad después de cuatro temporadas en Miami. También ha rebajado su producción ofensiva respecto a hace dos temporadas (17.3 puntos y 4.8 asistencias este último año), pero de él dependen en gran parte las aspiraciones de la franquicia. Cuando se muestra incisivo y acertado de cara al aro, los Heat sonríen y pueden presumir de contar con uno de los mejores bases de la Conferencia Este.
Puntos fuertes de los Miami Heat
- Identidad defensiva. Los Heat llevan tres temporadas consecutivas entre los siete equipos con mejor defensa de la liga. Este último año registraron un defensive rating de 104.0, además de ser el sexto equipo que más tapones colocó -5.3 por encuentro-. La franquicia tiene todos los mimbres para ser élite en el costado defensivo: Erik Spoelstra, uno de los mejores entrenadores de la liga y con experiencia en todo tipo de situaciones; defensores de garantías en todas las líneas (Richardson, Winslow, James Johnson, Whiteside); y una cultura autoimpuesta basada en la lucha y la constante entrega. Los Heat no ganarán partidos cuando la calidad de sus jugadores fluya, sino cuando el esfuerzo de todos atrape al rival en una telaraña defensiva.
- Confluencia entre jóvenes y veteranos. Los menos experimentados de la plantilla tienen varios espejos en los que mirarse, pues jugadores como Dragic, Haslem o Wade son fuentes de conocimiento sobre el juego andantes. Haslem tiene un papel residual en lo deportivo y limitado al campo motivacional, pero la influencia de Wade es manifiesta en todos los aspectos: la mejor prueba de esto es que cualquier balón en el clutch pasará por sus manos. El grupo conformado por Winslow, Richardson, Tyler Johnson y Bam Adebayo tiene futuro y está en la franquicia adecuada para seguir creciendo al tiempo que se hace fundamental en el presente.
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Puntos débiles de los Miami Heat
- Falta de desequilibrio ofensivo. Más allá de la figura de Goran Dragic como catalizador del equipo, las efímeras pinceladas de Wade en su último año como profesional y los intermitentes destellos de Dion Waters, Miami muestra claras carencias en su juego ofensivo. La plantilla está repleta de jugadores solventes de “clase media”: Tyler Johnson, Richardson, Winslow, Ellington y James Johnson son complementos perfectos a jugadores de élite, y Kelly Olynyk ofrece un perfil diferente de jugador interior, pero su falta de desequilibrio individual les lastra en un equipo que frecuentemente necesita encontrar nuevas vías de anotación. Whiteside, por su parte, aún está lejos de desprenderse de la etiqueta de jugador solo apto para rematar alley-oops y acciones de otros. Además, Miami juega al cuarto pace más lento de la liga -96.18- y es el quinto equipo que menos anota al contraataque con 9.6 puntos por partido (ambos datos de la última temporada). En un sistema ofensivo tan horizontal, la falta de calidad individual limita mucho las variantes del ataque de los de Florida.
- Propensión a las lesiones. Entre las dos últimas temporadas, Dion Waiters se ha perdido 88 partidos de 164 posibles; Josh Richardson, 30; Hassan Whiteside, 32; y Justise Winslow, 78. Las lesiones diezmaron al equipo en la primera mitad de la temporada 2016/17; en la segunda mitad, con la plantilla al completo, estuvieron a punto de vestirse de héroes y entrar en PlayOffs. Este último año no han podido contar durante largas fases de la regular season con Whiteside o Dion Waiters (baja especialmente sensible al ser uno de los jugadores más desequilibrantes de la franquicia). Si el fantasma de las lesiones se muestra benévolo esta temporada, no sabemos hasta dónde pueden llegar los Heat, pero sí que podrán desplegar su propia idea de baloncesto para seguir siendo el bloque de hormigón más aguerrido del Este.
Salarios más elevados
- Hassan Whiteside: $ 25.434.262 (dos años de contrato).
- Tyler Johnson: $ 19.245.370 (dos años de contrato).
- Goran Dragic: $ 18.109.175 (dos años de contrato).
Plantilla

Aspiraciones y pronóstico
Miami es un equipo con unas virtudes y carencias muy marcadas. La fuerza que les impulsa es la defensa y en ataque despliegan un baloncesto decididamente colectivo en el que, sin embargo, se echa en falta destellos de calidad algo más recurrentes. El espíritu de lucha, el sentimiento de grupo y la apuesta por la continuidad son sus armas para esta nueva temporada. Las mismas de siempre, pero expectantes de seguir siendo pulidas.
A priori, Miami está encuadrado en el segundo pelotón de la Conferencia Este (por detrás de Boston, Toronto y Philadelphia): el grupo conformado por Indiana, Milwaukee y Washington debería ser su competencia. Los PlayOffs son una meta asequible y a partir de la cuarta posición pueden encajar en cualquier puesto. Una vez acabada la regular season quién sabe si el baile de Wade, oscilando entre lo sempiterno y lo fugaz, se prolongará más allá de abril.